Our Sun (Minsung)

7. El ángel y el príncipe.

Nota de autora : para una mejor lectura, cuando aparezca este símbolo 🎧✨
recomiendo reproducir la canción :
Storytime de Danny elfman.
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Así que a Jisung no le gustaban las mujeres. Minho no había dejado de pensar en ello hasta conciliar el sueño.

¿Qué tipo de relación había tenido entonces con la mamá de Yong-Sun?
¿por qué aguantó tantos golpes por parte del padre de Eunji?
El se refería a ella constantemente como "su mujer amada"¿se habían acostado solo por lo que relataba en el diario? ¿desearía entonces ser padre?

Su cabeza estaba ahora llena de preguntas complicadas, y no estaba seguro de querer saber las respuestas todavía.

Cuando despertó la mañana siguiente, su nariz fue apretada por una mano pequeñita. La quitó con delicadeza y la risa infantil lo hizo abrir los ojos de una vez.

--- Buenos días~

--- Buenos días, bebé ¿cómo amaneciste?

--- Bien, tuve un sueño muy bonito.

--- ¿En serio?

--- Siii, soñé con vacas y tomates. Fue muy divertido.

Minho rió ante la felicidad que el rostro de su hijo expresaba por algo tan sencillo. Lo jaló hacia su cuerpo y lo abrazó con fuerzas.

--- eres tan tierno, mejillitas. Nunca crezcas.

Lee Yong-Sun no era como la mayoría de los niños de su edad, que se alejaban en cuanto sus padres eran demasiado empalagosos. A Sun lo habían abandonado una vez, entonces él apreciaba cada mínima muestra de afecto. Viniera de quien viniera.
Aunque especialmente lo hacía feliz cuando los abrazos o las palabras lindas, venían desde su papá Min.

--- Bueno, papi. No creceré, pero tú tampoco te hagas viejito.

Alzó el cuerpo y le ofreció su pequeño meñique. Lee lo enlazó de inmediato.

--- Entendido, mi amor.

(...)

Era el último desayuno de los Lee con los simpáticos dueños del hostal. La señora Gaeul les había preparado incluso más comida que la de los días anteriores.
Minho no dejaba de agradecerles lo bien que los habían tratado, mientras Sun jugaba con el bigote de Don Vittorio.

Al ver a su hijo sentado en el regazo de aquel hombre. Minho no podía dejar de sentir una especie de melancolía.
Bromeaba con Sunnie como si se tratara de su nieto. A él le hubiese gustado que sus padres vivieran para que conocieran a su pequeño.

Unos golpes en la puerta del hostal lo sacaron de sus pensamientos. Continuó su desayuno mientras la señora Gaeul iba a atender, y se sorprendió totalmente cuando ella le indicó que allí afuera alguien esperaba por él.

Al salir se encontró con el simpático muchacho que los había introducido al trabajo el día anterior. ¿Cuál era su nombre?

¿Peniel?

--- Hey, Minho ¿cierto?

--- Sí, hola.

--- Perdón, no soy muy bueno con los nombres. Disculpa que venga de la nada pero el jefe me avisó que hoy te marchas.

--- ¿el jefe?

--- El señor Kim.

--- Oh, bueno pues sí. Nos iremos después del desayuno ¿Te puedo ayudar en algo?

--- La verdad es que sí. Voy camino a Busan y como supe que tu destino final es Sacheon, quería saber si puedes acercarme un poco.

--- ¿Ah?