XII

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XII

El nombre Génesis significa orígen o principio de todo. Claro está que debe ser más que el significado de un nombre, es el significado del inicio de una historia. Una que dejaba poco a poco a Georgina Goretti de lado, haciendo realidad sus más profundos temores.

———§———

La joven de cabellos largos y negros, exploraba de nuevo el bosque cercano de la ciudad. Estaba segura de haber visto una enorme mariposa azul, pero desde la última vez —y también la primera— que la vió, jamás apareció de nuevo ante sus ojos. Estaba casi obsesionada con encontrarla. Pero después de rato, se aburría y se metía en su escondite secreto; era una casa subterránea en el bosque, que seguramente en algún momento fue un refugio. Ahora, estaba vacía pero Génesis se había esforzado por decorarla con plantas que no necesitaban luz del sol y dibujaba bonitas flores porque no le gustaba arrancar flores reales sólo para la frivolidad de la decoración. El lugar tenía una pequeña ventana en la parte superior, que dejaba entrar a la perfeccionar la luz del sol, dándole así vida a todo el lugar. Por esa misma razón, es que Génesis sólo visitaba el lugar temprano por la tarde.

Abrió el enorme cuaderno dónde había estado escribiendo una de sus tantas historias y releyó para recordar dónde se había quedado para continuar la escritura.

— ...La guerrera sacó su espada y, furiosa, atravesó el corazón del hombre que había destrozado el suyo... —citó de su propio aún inconcluso libro—. Si tan sólo pudiera ser ella, la guerrera de mis historias —expresó con gran ilusión. El toque de la puerta de su guarida que se suponía era secreta, la espantó tanto, que terminó dejando caer el libro. Lo recogió de inmediato y lo puso a un lado, para avanzar con discreción y mirar de quién se trataba. Por la pequeña ventana, se asomaba Elliot y a su lado, el leal Pierre. Ya no servía de nada esconder su guarida, así que los dejó ingresar antes de que alguien más los viera afuera—. ¿Me siguieron? ¿Cómo vieron este lugar?

— Ah, no, no, malinterpretas la situación. Yo te seguí, Pierre me siguió a mí —le corrigió el chico, creyéndose lo suficientemente gracioso, pero sólo provocó la risa de Pierre y el disgusto de la chica.

— Escuchen, no pueden decirle a nadie de este lugar, ¿entienden? Este lugar es mi santuario, mi lugar secreto sólo para mí —imploró con impaciencia por oírlos decir que no le dirían a nadie, que se reservarían lo sucedido el día de hoy, pero parecía que Elliot tenía otros planes dentro de su mente maquiavélica.

— Sí, claro que lo haremos —enunció, causando una falsa ilusión de felicidad en la chica—. Sólo si nos dejas venir aquí contigo.

Una sonrisa extraña apareció en su rostro. Génesis lo había visto sonreírle así a otras personas, pero dentro de sí, sentía la piel helada al ver esa misma sonrisa dirigirse hacia ella. Era como si de alguna forma, él esperara que el mundo trabajase a su favor sin más. Y casi como si sus intenciones fueran tan perversas, que el pensarlas le provocaban en automático dicho gesto.

— No —se aferró, un poco temerosa.

— Sí —canturreó.

— ¡No!

— Sí.

Y así siguieron por un buen rato, de sí's y no's, hasta que por fin, Génesis cedió.

— ¡Está bien! —se enfureció—. Pero con una condición más.

— ¿Más? —fingió estar enojado, apoyándose en un árbol, completamente relajado.

— Sólo pueden venir aquí cuando yo venga. Esencialmente, este lugar es mío y es de mala educación entrar en la propiedad de alguien si no está la persona a la que le pertenece, ¿no?

— Me parece justo —alzó ambos hombros. Pierre se sentó en una banquita, observando el lugar con curiosidad.

— ¿Y ahora qué hacemos? —cuestionó el pequeño sirviente.

— Pues ya que están aquí, les leeré la historia que estoy escribiendo. Es sobre una guerrera con armadura y espada que se enamora del príncipe malvado del reino —empezó a contar emocionada.

Elliot inconscientemente apretó los labios.

— ¿Qué sucede? ¿No te gusta la historia?

— No es eso. A él no le gustan los libros de fantasía —explicó Pierre.

— Oh. ¿Y por qué debe ser una fantasía que una mujer sea una guerrera?

— Pues eso no es lo que sucede en la realidad. Al menos, jamás he leído ni siquiera en mitos sobre mujeres guerreras.

— ¿Qué? ¡Entonces no conoces a las valquirias!

— ¿Las... qué? —preguntaron ambos niños al mismo tiempo.

— ¡Las valquirias! ¡Ellas son mi inspiración para este relato! Son parte de la mitología nórdica. Eran mujeres con fuerza sobrehumana, gran velocidad y resistencia. Ellas escogían a los mejores guerreros caídos en batalla para convertirlos en héroes y guiarlos al Valhalla, que es la versión del más allá para los privilegiados en dicha cultura. Para nosotros es el cielo —agregó con emoción.

Les empezó contando una historia y luego otra, tras otra. Elliot estaba encantado de escucharla hablar y hablar y aunque Pierre no coincidía, se sentía feliz de ver tan alegre a su querido amigo. Presentía que era la primera vez que lo miraba lleno verdadera dicha, sin su escrupulosa máscara de siempre. En el fondo, Pierre sabía que esto que su amigo y amo sentía, en algún momento se convertiría en una obsesión peligrosa.

Y el riesgo no sería para Elliot.

Más allá de su jardínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora