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Era algo que no se veía, pero Elliot lo percibía. Sentía como cada día atravesaba ese velo que ocultaba un lugar al que nadie debería de acceder.

Algo dentro de él estaba cambiando irremediablemente. Los sueños horribles eran más que simples pesadillas, él podía sentirlas como si en verdad estuvieran pasando.

Se levantó para su primer día de clases en su nuevo hogar, pero le dolía tanto la cabeza, que tuvo que ir al menos dos veces a vomitar. Se sentía mareado, sediento y nauseabundo.

— ¿Fue algo que comió? —cuestionó su leal amigo y sirviente—. Será mejor que le diga a la Señora Georgina... —se preparaba para salir de la habitación, sin embargo, Elliot lo detuvo de inmediato.

— Sólo... —tomó asiento en su cama—, sólo deja que se me pase. No he dormido bien, he tenido... un sueño horrible y extraño que se repite como si estuviera en bucle.

Pierre toma asiento al lado de Elliot, con evidente preocupación. En otra ocasión, habría hecho una broma al respecto, pero Elliot jamás fue un niño que admitiera que se sentía mal y si lo hacía, fingía perfectamente que no lo estaba. Hoy, Elliot estaba tan vulnerable como jamás se había mostrado y eso alarmaba enormemente al chico.

— ¿Qué clase de sueño?

Elliot pensó unos segundos antes de hablar.

— Estoy en un lugar completamente en negro. No puedo sentir otra cosa más que un inmenso vacío, soledad y frío. De repente, me encuentro saliendo de un lugar que parecía un bosque y entonces, puedo ver mi propio cuerpo, acostado en mi cama y pareciendo el recipiente vacío de una muñeca de porcelana. Así que, por algún motivo, me miro en el espejo y veo algo que no puedo describir, es algo horrible, oscuro... pero soy yo. Después de eso, entro al cuerpo hueco que yacía en mi cama. Y despierto.

Su amigo enarcó una ceja, totalmente confundido por lo extraño que eran los sueños de su joven amo.

— Por cierto, ¿quién es esa persona que nos ha estado escuchando afuera de la habitación? —ante esa cuestión, Pierre giró inmediatamente hacia la puerta y la abrió con espanto, pues aunque no había escuchado a nadie por algún motivo le creía a Elliot.

Ahí no había nada más que un cuervo que había entrado por la ventana, misma por la cual, salió volando a toda velocidad apenas miró al chico.

Un escalofrío recorrió a Pierre cuando su amo empezó a hablar desde atrás de su espalda.

— Que interesante —dijo entre risas juguetonas, que no hicieron más que aumentar el mal presentimiento de Pierre hacia el chico—. No era una persona. Al menos no una normal —sentenció finalmente, levantándose de su cama y caminando hacia la salida, totalmente recompuesto. El pobre Pierre seguía sin entender las palabras de Elliot, mucho menos esa última frase, que fue la que derramó el vaso de agua en la búsqueda de Pierre por encontrarle algún sentido a la situación—. Vamos a la escuela. No debemos llegar tarde.

La sonrisa vacía de Elliot heló la sangre de Pierre, pero no pudo hacer más que fingir que nada malo ocurría. Sonrió también, como un rehén al que se le amenazaba con un arma.

¿Quién era el sujeto que sostenía la daga que apuntaba al cuello de Pierre?

Hellnao:

Hi. El capítulo de hoy ha estado algo intenso, ¿qué opinan?🌼

Más allá de su jardínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora