11- Percy

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Vi como Andy corría a toda velocidad para brincar a la leana que la columpio hasta los brazos de Luke.

—Ahora —grité cuando la bestia cayó al hoyo.

Lanzamos las antorchas y el monstruo se prendió en llamas haciéndose polvo.

—¿Está bien? —cuestioné y Luke me alzó el pulgar.

—Vamos, tenemos que zarpar ya —dije.

Caminamos de regreso a la playa donde Annabeth ya tenía listos los botes de madera, era lo único que nos podía sacar de aquí.

—Ya saben las coordenadas, guíen —dijo Annie y nos distribuimos en dos equipos para poder pilotear.

—Parloteas mucho de Andy últimamente —comentó Nico y yo intenté no volverme loco con esa información.

—Es una buena amiga y una chica agradable —dijo el rubio como si nada.

Yo me detuve cuando ví el gran bote lleno de monstruos, pero igual habían semidioses. ¿Qué rayos?

—¿Hundimos el barco? —cuestionó Andy.

—Tenemos que llevar la sangre de medusa —dije.

—¡Ese imbécil! —exclamó Luke—. Es Ethan el del campamento.

—¿Qué hace ahí? —cuestionó Andy.

—No lo sé linda, pero voy a matarlo —exclamó Luke y yo evité lanzarlo del bote.

—Luke, Andy vendrán conmigo. Ustedes estén alerta cuando tengamos que escapar —dije y ambos brincaron al agua.

—Percy toma —dijo Annie dándome su gorra de los Yankees.

—Gracias —dije saltando al agua para comenzar a nadar con los tres.

Necesitábamos una distracción así que de las profundidades emergieron calamares que intentaban hundir el barco, lo que hizo que todos fueran a un lado del barco. Brincamos al bote y nos escabullimos por las escaleras que llevaban a una habitación debajo.

—Está cerrada —exclamé al toparme con la puerta.

—Nada está cerrado para un hijo de Hermes —dijo Luke maniobrando la cerradura hasta que se abrió.

—Revisen los cajones —dije y comenzamos a buscar de prisa.

La habitación era un camarote y Luke tomó una hoja y lápiz para comenzar a copiar su mapa.

—Lo encontré —dijo Andy mostrando un cofre que almacenaba el frasco.

—Vámonos —dije y escuchamos pasos.

—Deja el cofre —dijo Luke sacando el frasco y poniendo otro muy similar que encontró en los cajones.

—Ahí —les indique y yo me coloqué la gorra en una esquina mientras ellos corrían a esconderse en medio de varias cajas.

—Resucitar a Cronos no es algo que haces en un segundo, toma tiempo —exclamó Ethan.

—¿Y cuándo será eso? Estamos hartos de esperar —se quejó un monstruo.

—Al finalizar el mes, ahora largo —ordenó y lo vi salir con otros.

Ethan seguía ahí, lo vi caminar a una celda en el fondo, pero estaba oscura. No lograba ver que había dentro por la poca luz. Ethan golpeó los barrotes para despertar o llamar la atención de lo que estuviera adentro.

—Tu hermana no fue muy lista al rechazar mi propuesta, espero que pienses bien las cosas mi reina —exclamó Ethan.

—No aceptaré nada de ti —exclamó la chica y Ethan se fue.

La caza de ErosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora