14- Nico

249 21 0
                                    

—¿Debes estar jugando?

—No, está es la ventaja de tener a un dios de tu lado —dijo el Dios Apolo.

Frente a nosotros había un avión privado que nos llevaría directo a Turquía. Sí iríamos hasta ahí para visitar el Efeso, donde se encontraba el laberinto.

—Aún no sabemos qué hace usted aquí —cuestionó Luke.

—Llamenme Apolo, si no estoy tan viejo —exclamó, eso era extraño de oír con su apariencia de chico de 17—. Y creo que simplemente los dioses decidieron castigarme.

—¿Ayudando a semidioses en una profecía? —cuestionó Annabeth.

—Una tortura primor, ¿No lo crees?

Al abordar el avión, cada uno se hundió en sus propios pensamientos intentando descifrar qué era lo que nos esperaba o eso creo. Mis pensamientos seguían en esos ojos verdes que habían inundando mis sueños como tales olas.

Saqué el mapa de mi mochila observando todos los puntos rojos que ya había buscado a Percy y Andy.

Se me acababan las opciones y mi desesperación aumentaba más. Luke al otro lado del pasillo a mi derecha observo el mapa y su rostro reflejaba la angustia y dolor que yo no me permitía demostrar.

—Los vamos a encontrar —aseguró el chico.

—Eso espero —yo no era tan positivo. Luke se quitó el cinturón y se sentó a mi lado.

—Puedes contarme otra vez esa historia —pidió y yo sabía que el chico lo hacía para poder sentir que tiene una parte de Andy cerca, por eso amaba que me lo pidiera, así yo tenía una parte de Percy aún viva.

—En la primera misión de Andy fue ir a conseguir un par de espejos mágicos que estaban causando un disturbio en un pueblo cerca de Nueva Jersey. Pasamos varios días para llegar y cuando al fin lo hicimos, el pueblo estaba alabando a una mujer que había usado el espejo. Andy cuando consiguió quitarle el espejo, se vio reflejada sin querer y tenías a un pueblo entero yendo y trayendo obsequios de todo tipo. Andy se volvió loca e hizo que Percy se reflejé, él está más acostumbrado a ser centro de atención. Luego llevamos el espejo al Olimpo con la diosa Afrodita.

—Puedo preguntar algo muy privado y no tienes que contestar, solo es curiosidad —dijo Luke y yo asentí—. Todo este año te he conocido más y hemos compartido muchos momentos para no olvidar a ese par y cuando hablas de Jackson sonríes al igual que cuando hablo de Andy.

Sabía a dónde iba con eso, pero se detuvo intentando encontrar palabras correctas. Luke se había convertido en un apoyo increíble y era consciente de su atracción por Andy, conectaron muy bien. Y él chico le tenía un cariño muy grande, se preocupaba y hasta cierto punto me recordaba los primeros años que conocí a Percy.

—Sí —dije y él me miró confundido—. Estoy enamorado de Percy.

—Gracias por la confianza —dijo jugando con su anillo entre sus dedos.

—Si descubro que abriste la boca, te mataré —exclamé y él soltó una carcajada, me permití reír.

—Creeme que lo sé.

—¿Tú y tu enamoramiento por Andy?

—Oh, si yo soy muy obvio. Es una chica muy wow, es increíble y me encantaría conocerla más, no puedo decirte que estoy enamorado cómo tú —bromeó—. Pero no me molestaría estarlo.

—Hey  —llamó Apolo—. ¿Quién tiene los dibujos de la profecía?

—Yo —dijo Annabeth dándole los dibujos.

—Vaya sin duda no es nada fácil esto —dijo observando las hojas—. ¿Alguien tiene una cuenta pendiente con Eros?

Nos mostró el dibujo del Dios dónde estrechaba una mano. Miré a Luke y él a mí, nadie dijo nada así que el dios siguió observando las hojas.

—Iremos al santuario de Nyx sin duda ahí está el laberinto, prepárense porque es muy probable que más dioses estén involucrados y no será fácil atravesar el laberinto.

—¿Para qué iremos ahí exactamente?

—Aún no lo has notado porque sigue de día, pero cuando caiga la noche no regresará el sol. Capturaron a la diosa y la encadenaron ahí al parecer, es lo único que sé. Los dioses no hablan mucho —confesó.

—Así que está misión es para rescatar a la diosa de la noche —exclamé incrédulo.

—Es todo lo que sé, niño —repitió.

—Tengo mejores cosas que hacer, ustedes pueden encargarse de eso.

—Igual tengo mejores cosas que hacer, pero la vida no es justa —exclamó y miró a Bianca y Annabeth.

—¿Qué saben de Andrómeda? Son sus amigas ¿no?

—Yo no soy su persona favorita —dijo Annabeth con una risilla.

—¿Qué quiere saber exactamente?

—¿Algo que la involucre con ese dios? —preguntó con un cierto aire de angustia.

—Andrómeda se ha negado a hablar de sentimientos, pero según yo no gusta de nadie si a eso se refiere —dijo Bianca y me miró para confirmar la información.

—Así es.

—¿Y Jackson?

—Son el mismo par de tontos que aman surfear, la playa, la comida de colores y oír música estúpidamente romántica cuando están tristes. Sin duda no piensan en esas cosas —dije y él asintio satisfecho.

—De acuerdo, les recomiendo descansar, no habrá mucho de eso al llegar al laberinto —dijo regresando a la cabina.

—¿Qué crees que haya hecho para que lo castiguen y lo manden aquí?

—No lo sé, pero no debe ser algo ligero.

La caza de ErosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora