15- Luke

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Un día, no, tres, no ¿Una semana? No estaba seguro de cuánto tiempo habíamos estado caminando.

Esa mañana llegamos a Efeso, donde en el santuario encontramos la entrada al laberinto; paredes húmedas con verdín, telarañas, un aire frío y cortante, y sobre todo un silencio sepulcral que te ponía los pelos de punta.

—Es hora de hacer una siesta —dijo Annabeth y todos nos detuvimos concordando menos el Dios.

—¿De verdad? —nos miró y asintió—. Bien niñatos, descansen montare la primera guardia.

—¿Sabe a dónde vamos? —cuestionó Nico.

—Al corazón del laberinto, todos los laberintos son iguales, conozco como moverme —dijo Annabeth.

—La rubia sabe, es la brújula —dijo y todos lo miramos—. Los dioses hablan de está profecía y le pusieron nombre a todos ustedes.

—Excelente ahora igual somos parte de su entretenimiento —exclamó Nico entre dientes, este chico no le tenía miedo a nada.

—Annabeth es la brújula, Bianca es la balanza, Luke el roble, Nico el cuervo, Jackson es el lobo y Andrómeda es el reloj.

—¿Qué significa eso?

—Ya lo descubrirán.

—Tú igual estás en esta profecía ¿Qué eres? ¿El Sol? —cuestionó Nico.

—Gracioso —dijo sonriendo, pero pronto se borró—. El dragón.

Paramos en una esquina donde encontramos una fuente de agua dulce, agradecí en mis adentros a todos los dioses por eso. Cuando bebí un poco me acosté a lado de Nico quien tiró su mochila y una polera sucia para luego acostarse.  Pude ver que jugaba entre sus manos una foto de Percy y su madre; detalle que Sally le dio los últimos meses que los buscamos.

Me giré a mirarlo con mi propio objeto, una pulsera que Andy armó en la misión con varias conchas preciosas y una de ellas llevaba mi inicial.

—Seguimos resolviendo líos y misiones de los dioses Luke —me susurró—. Estoy hartó, mi otra mitad está en cualquier lugar corriendo peligro y yo estoy aquí buscando a una diosa.

—Supongo que es el precio que pagamos por ser semidioses —eso no tenía sentido ni para mí —. Igual quisiera estar buscándolos.

—Bianca se ha rendido, dice que ellos no quisieran vernos así —hizo una pausa pensando en las palabras de su hermana —. Pero sé que si fuera al revés, Percy o Andy nos buscarían sin descanso.

—Bianca intenta ayudar, creo que en parte quiere vernos bien y supongo que tiene esperanza —dije.

—Quisiera tener más de eso y pensar que ellos están bien.

—Lo entiendo.

Todo era oscuro luego escuché las olas del mar sacudirse con fuerza y visualice el mar oscuro.

Una chica nadaba confundida, su rostro lo reconocí en segundos, pero me alarmé cuando noté que sus fuerzas eran pocas ahora.

"Ya no puedo"
"Es tú única salida, de otra forma ríndete y ahogate"
"No puedo hacerlo, no me escucha"
"El tiempo se acaba linda"

Andy comenzó a hundirse y salir una y otra vez, comenzaba a ahogarse, intenté gritar para que siguiera luchando, pero mi voz no salía.

"Uno...Dos... Y tres"

Andrómeda se hundió tras el golpe de una fuerte ola y no la vi salir de nuevo. Mi corazón latía con fuerza mientras mi garganta ardía del esfuerzo de emitir ruido.

"Hay Castellan, el tiempo se ha acabado"

Me levanté tras la sacudida y miré a mi alrededor buscando a la chica de mis sueños.

—Vaya chico ¿Qué sucedió? —indagó el Dios.

—Nada, una pesadilla.

—¿Sobre Andrómeda y Jackson?

Se veía de verdad su interés, miré a mis compañeros durmiendo y me levanté para tomar agua.

—Sobre Andy. Ella se ahogaba y alguien le pedía algo, no pudo y solo se ahogó.... Esa persona me dijo que el tiempo se había acabado —hice una pausa para tranquilizarme un poco—. Andy está en peligro y creo que vamos contra reloj para encontrarlos.

—Ella va a aparecer... Igual Jackson, estarán bien. Ahora intenta volver a dormir —dijo, su postura era rígida, no bromista o liviana como antes.

Pero obedecí y volví a dormir. Por suerte está vez no vinieron más sueños o pesadillas, pude descansar y luego de unas horas seguimos nuestro camino, estábamos cansados y sedientos y solo me preguntaba cuanto pasaría para acabarnos los suministros.

—¡Corre! —gritó Bianca, escuché igual el sonido del hierro, gritos.

—No mencionaste los monstruos —se quejó Nico.

—Son semidioses, qué esperan. Cosas bonitas —gritó Apolo lanzándole una flecha a una de las harpías.

—Algo buscan —dijo Annabeth y una de las harpías cayó en picada directo a Nico intentando tomar su mochila, pero este lanzó una estocada volviendo polvo al monstruo.

—A bajo —Sentí el golpe directo contra el suelo cuando Apolo me empujó y vi como de las harpías forcejeaba con él.

Tomé mi daga rápidamente para clavarla en la espalda de la harpía y se hizo polvo y note un collar de estrella colgando del Dios, el hilo de cuero se había destrozado y él me miró, sus ojos mostraban frustración. Tomó el dije y lo guardo en sus bolsillos, luego se abrió paso. Su mirada mostraba que ocultaba algo, y estaba seguro que tenía que ver con el hecho de que estuviera aquí.

—Andando niñatos, aún estamos muy lejos —dijo Apolo y Annabeth lo confirmó.

—Si doblamos en el próximo pasillo a la izquierda, tomaremos el camino más rápido —dijo la chica viendo el mapa con acertijos y todo borroso.

—Como digas brújula —dijo Apolo. 

—¿Estas bien? —cuestioné al pelinegro que se veía inquieto.

—Acabamos de ser atacados por harpías, ¿qué esperas?

—¿Qué sucede? —indagué. 

—Tuve un sueño donde Percy estaba rodeado de más monstruos de los que podría contar —contestó y sus ojos mostraron por un segundo toda su tristeza,

—Por suerte tu novio es el héroe del Olimpo y puede con eso y más —dije y él soltó una leve risa.

—Eres un idiota, ya veo porque te gusta Andrómeda —dijo—. Sabes que no es mi novio.

—Lo sé, pero lo será.

—Pareces muy seguro de eso, recuerdas a la rubia que nos acompaña.

—Cuando estés casándote con él, yo lanzaré pétalos ya verás —dije y cumplí mi misión de hacerlo reír.

—Gracias.

—Ellos estarán bien Nico, los volveremos a ver —dije convencido, usaría toda mi esperanza posible este año. Ellos volverían a nosotros. 

La caza de ErosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora