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OLIVIA

Deslizo mi boca por el abdomen del cordobés a la par de mis manos, sin perderme la oportunidad de acariciar sus músculos definidos y su piel quemando bajo mi tacto. Ni bien entramos al departamento me comió la boca y no tardamos nada en despojarnos de nuestras prendas, dejando un camino desde la entrada hasta el cuarto que era donde estábamos ahora. Yo de rodillas frente a él, únicamente en tanga, bajo esa mirada dominante que tanto me estaba calentando. Juraba que me comía con la mirada.

Me mira desde arriba apartándome el pelo de la cara cuando me acerco para dejarle besos sobre el bóxer, justo encima de su bulto. Tentándolo. Cristian hunde sus dedos en mi pelo y yo me muerdo el labio inferior acalorada mientras engancho mis dedos en el borde de su bóxer empezando a bajarlo hasta que su pija sale disparada frente a mi.

No puedo evitar entreabrir mi boca. Ya me imaginaba que la tenia grande pero era mejor de lo que había pensado.

Realmente no quería ni pensar qué pasaría si mi papá se enteraba de algo de esto, me mataba seguro. Y a él no quiero ni saber. Incluso así era más excitante todo.

Sin esperar más paseo mi lengua desde la base hasta el glande rodeando este con mi boca. Metiéndolo hasta donde me cabía y lubricando todo lo que podía con mi saliva para que fuera más fácil tomarlo cuando empiezo a mover mi cabeza. Se escucha su respiración pesada y algún que otro jadeo mientras me agarra bien del pelo para asistirme mientras se la chupo. Cierro los ojos cuando me animo a tomar un poquito más hasta que el glande me toca la campanilla provocándome leves arcadas. No pensaba apartarme aún, aunque las lágrimas ya se estaban empezando a acumular a los costados de mis ojos

Siento mi centro húmedo ante la imagen que tengo cuando alzo mi vista y tengo un panorama perfecto de él prestando total atención al placer que le estoy dando con mi boca. Me agarra fuerte y tira mi cabeza hacia atrás provocando que su pija salga de mi boca.

Un hilo de saliva cae sobre mi mandíbula y lo recojo con mi lengua rápidamente.

— Mírala a la princesa de papá —dice con una sonrisa burlona cuando se la agarro y golpeo provocativamente el glande contra mi lengua, mirándolo. Ese acento cordobés suyo me prendía demasiado. Me aprieta con fuerza el pelo y de un solo tirón hace que me levante—, Quién iba a decir que con esa carita de ángel ibas a chupar tan bien la pija. —halaga acercándome a él, pegando nuestros cuerpos mientras me agarra el culo con su mano libre.

— Pero yo quería seguir hasta que me acabes en la boca —finjo un puchero y después sonrío con cierta malicia. Se moja el labio inferior con la lengua cuando escucha lo que digo y me devuelve la sonrisa. Seguido a eso levanta su mano y la deja caer con fuerza sobre mi culo haciendo que pegue un leve salto por el dolorcito que me generó.

— Que pendeja atrevida —niega con la cabeza sonriendo y agarrándome por el brazo para darnos la vuelta. Me empuja con cierta brusquedad hacia la cama haciendo que caiga sobre esta. —, Ponete boca abajo —demanda ronco y apenas lo hago siento sus manos agárrame las caderas arrastrándome sobre la cama hasta el borde de para ponerme en cuatro.

Me vuelve a azotar fuerte y yo chillo sorprendida. Ya podía imaginar las marcas que me iba a dejar después. Sus enormes manos me aprietan las nalgas con fuerza mientras deja besos por estas hasta mi centro, en donde deja besos sobre la tela húmeda de mi tanga. Queriendo tentarme, y lo estaba logrando. Sentía mi interior deseoso de su atención, lo suficientemente palpitante por él y eso que todavía no me había hecho nada.

MVP | Lisandro Martínez, Cuti Romero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora