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OLIVIA

Londres, Inglaterra.
20:23


Luego de estar un par de horas afuera boludeando con Licha volvimos a casa porque la temperatura empezaba a bajar y ahora estábamos mirando vídeos random en YouTube en la tele de la sala. Sentados en el esquinero, yo con la espalda recostada en el pecho de él, entre sus piernas. Me hace mimos en el pelo y yo le hago en el muslo, hacia frío así que nos trajimos una mantita para compartir. Viendo un vídeo viejo de Auron reaccionando a tacaños extremos.

Mis papás habían salido a comer y volverían tarde. Eso me había dejado por mensaje mamá y sospechaba que era todo un complot para dejarnos la casa sola. No me quejaba, era mejor cuando mamá no estaba en el radar faneando la 'relación' que había idealizado de nosotros en su cabeza.

Recordé muy bien la charla que tuvimos con Lisandro un día después de coger por primera vez y ambos habíamos dejado muy en claro que no habían sentimientos de por medio. Y en eso concordamos los dos. Ni yo le gustaba a él, ni él a mi. Dijimos que esa iba a ser la primera y la última vez que cogeríamos.

Pero bueno, las otras veces no nos pudimos contener y terminamos decidiendo que nos podíamos sacar la calentura cuando quisiéramos pero que obviamente eso no afectaría la amistad. Ambos acordamos sexo sin mezclar las cosas. Para mi fue perfecto porque es tener un garche fijo con el que encima me llevo bien con el en todos los sentidos. Porque sacando lo sexual, con Licha hacíamos de todo juntos. Nos contamos todo, compartimos casi el mismo gusto, nos tenemos muchísima confianza. ¿Qué mejor que eso?

Mi mente se despeja de los pensamientos cuando siento una de las manos de Lisandro empiezan a vagar por mi abdomen, metiendose por debajo de mi remera, alertando todos mis sentidos. La tele seguía proyectando la video reacción, pero al parecer ninguno de nosotros le prestaba suficiente atención. Y lo confirmo cuando la boca de Lisandro empieza a hacer un recorrido de besos hasta mi oreja.

— Ya me aburrí —susurra adentrando su mano en mi pantalón de pijama.

Me veo obligada a bajar la mirada para ver el hueco que hace su mano en mi ropa y exhalo cuando empieza a masajear mi clítoris con sus dedos por encima de mi ropa interior. El solo contacto con ese punto tan sensible hace que me tense por completo e inconscientemente cierro mis muslos, pero Licha de inmediato me los vuelve a separar con su mano libre mientras sonríe sobre mi piel, afianzando el estímulo sobre mi clítoris.

Siento el calor dispararse directo desde mis mejillas hasta mi bajo abdomen al mismo tiempo que mi ropa interior se empieza a humedecer por el contacto tan intimo. Primero lo hace lento, tentándome y haciendo que mi respiración se vuelva pesada, y después sus dedos corren la tela de mi tanga hacia un costado y tantea sobre mi entrada directamente, esparciendo mis flujos por toda la zona antes de empezar a acariciar mi clítoris otra vez, ejerciendo más presión y moviéndolo a su antojo. Agitándolo de un lado a otro haciendo que fuera imposible no gemir.

Su mano libre se adentra a mi remera encontrando mi pezon, pellizcándolo suavemente mientras aprieta con su palma mi teta que le cabe perfectamente en la mano. Son muchas sensaciones al mismo tiempo así que tiro mi cabeza hacia atrás apoyándola en su hombro y flexiono mis rodillas abriendo más mis piernas para darle fácil acceso a mi centro. Quería sentir sus dedos y el no hace más que seguir jugando con mi clítoris impacientándome cada vez más. Típico de él tentarme así. Nunca me cogia sin antes hacerme acabar una o dos veces, y eso me encantaba. Aunque ahora mismo estaba sufriendo por no sentir nada en mi interior.

MVP | Lisandro Martínez, Cuti Romero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora