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OLIVIA

Londres, Inglaterra.
10:23



Lisandro ya se había vuelto a Manchester por la mañana, a eso de las seis. Me puse un poco triste porque pasamos un día hermoso ayer y ya hoy no estaba. Pero después saqué los pasajes para viajar para allá al finalizar la semana y asistir al partido. Me quedaría desde el viernes hasta el lunes a por la mañana.

Ahora me encuentro en una panadería eligiendo un par de donas y muffins que son los favoritos de papá, se los llevaría al predio de sorpresa. Aproveché que el día estaba lindo y salí a pasear después de acompañar a Lisandro al aeropuerto. Me anoté en ballet, saqué a pasear a Beto, además tenía que estar fuera de casa porque la señora que limpia estaba haciendo limpieza profunda y no quería estorbar.

Estuve pensativa después de ver a Lisandro irse. Nos despedimos con un abrazo y me quiso dar un beso en la boca pero yo obviamente puse el cachete. Entonces me puse a pensar como me estuvo tratando este último tiempo y terminé bastante confundida con respecto a todo. Encima estuvo toda la noche tirando palos sobre Cristian, incluyendo cuando salimos a la farmacia y me dijo "Pensando en el Cuti", me hice la boluda pero lo había escuchado clarísimo. Los celos, la manera en la que se pone si le cuento sobre otros chicos, como me trata tan cariñoso y también como me cogió.

Él nunca me cogía así de fuerte. En el momento me dejé llevar, pero después, ahora, pensando en frío, me doy cuenta que lo hizo con bronca y queriendo como 'demostrarme' que todo lo que le había contado que me había hecho Cris, él también lo podría hacer.

— Son 5 libras —me dice la señora del mostrador captando mi atención.

Le paso el dinero y agarro la caja de donuts y muffins que me está entregando. Me da el cambio, le agradezco y me despido con una sonrisa antes de salir. El predio estaba cerca así que iría caminando. Meto mis manos en los bolsillos de mi saquito de lana y resoplo por la ráfaga de viento que me pega de lleno en el cuerpo cuando me paro en una esquina, esperando el que el semáforo me dé el paso.

A mi no me gusta Lisandro y esperaba que yo a él tampoco. O quizás sí me gustaba un poco antes, cuando terminó con su ex y yo lo consolé, hasta ese entonces no pasó nada entre los dos. Pero no quería perder nuestra amistad y menos sabiendo lo mal que nos ha ido en el amor a los dos, sabiendo bien como es él. Yo por mi parte canalicé mi dolor estudiando y despejando mi cabeza con actividades como yoga y pilates, pero él siempre fue de refugiarse en el sexo y las fiestas. Y yo eso lo sé mejor que nadie.

Antes de empezar nuestra amistad con sexo de por medio salíamos todos los fines de semana y no había noche que no se fuera con una chica distinta. Y eso a mi me molestaba, obviamente, pero nunca le decía nada porque no iba al caso. Admitir que me gustaba no era una opción y él podría hacer con su vida lo que quisiera. Con el tiempo me dejó de gustar, o bueno yo acepté que es así y no lo iba a cambiar, decidí que lo mejor era borrar mis sentimientos y que él sea solo Lisandro, mi mejor amigo. Y punto. Eso pensaba yo hace un año. Después pasó ese descuido y bueno, ahora estamos en esta especie de amistad rara con sexo de por medio.

No podría estar con él en algo serio, no me lo podría tomar en serio. Sé que ahora que vuelve a Manchester va a estar con otras y se las va a coger, porque él es así. Y esa es una de las razones por la cual yo sé que no le gusto. No le podría llegar a gustar. Siento que lo nuestro es más tirando para el lado de que la pasamos demasiado bien cuando cogemos y en esas circunstancias se puede llegar a confundir el buen sexo con amor.

MVP | Lisandro Martínez, Cuti Romero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora