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OLIVIA

Londres, Inglaterra.
00:12

Muerdo fuertemente mi labio inferior mirando a Cris con los ojos llorosos y el rímel todo corrido por mis mejillas mientras me embiste una y otra vez. Estaba por tener mi segundo orgasmo y el se estaba encargando de cogerme justo como él quería. Mis tobillos en sus hombros, completamente flexionada a su antojo. Sus manos a cada lado de mi cabeza apretando las sábanas y a su vez agarrándose de estas. Es brusco, bastante brusco. Pero me encanta. Lo único que se escuchan son mis gemidos y nuestras pieles chocando constantemente.

La posición facilita el constante roce a mi punto G. Estimulándolo y provocando que las embestidas sean cada vez más mojadas. Cris tiene el ceño fruncido, concentrado en lo que me hace y exhala cuando mis paredes se ciernen alrededor de su pija. Me mira. Una leve capa de sudor cubre su frente y los músculos tensos de todo su cuerpo. Y el mío también. El calor no hacía más que subir e incluso sofocaba en cierto punto. Haciendo todo más intenso.

— Cris... —lloriqueo entre gemidos.

— ¿Mmh? —arquea una ceja sonriendo de lado. Deleitándose de tenerme así.

— No puedo más —susurro sintiendo mi interior achicarse alrededor de él. Lo siento bien adentro, al punto en que incluso duele, pero es placentero.

Sí que podes, hermosa. Dale.

Me empiezan a temblar las piernas y él no parece tener intenciones de ir más lento. Es más, sigue con ese ritmo rápido. Adentro, afuera. Hasta que acabo envolviendo su miembro con mi orgasmo. Miro hacia abajo con la boca entreabierta. Viendo como entra y sale, bajando de a poco el ritmo hasta que sale por completo de mi interior y yo finalmente puedo tomar una buena bocanada de aire.

Se incorpora alejándose de mi, apartando mis piernas de sus hombros. Se saca el condón y lo ata mientras se levanta de la cama.

Yo sigo acostada tratando de asimilar todo lo que había pasado. Clavo mi vista en el techo tratando de regularizar mi respiración mientras escucho las pasos de Cristian alejándose antes de meterse al baño. Encerrándose.

Me dolía todo. El culo, las piernas, la espalda, la garganta. Sentía el cuerpo todo entumecido. Me envuelvo en las sábanas blancas de la enorme cama y giro sobre esta con una sonrisa. El reloj de la mesa de luz marcaba las doce y cuarenta pasadas. Casi dos horas cogiendo. Dios mío.

Volteo la cabeza cuando escucho la puerta del baño abrirse después de cinco minutos revelando a Cristian con el jogging puesto y con el celular en mano tecleando un par de cosas acercándose nuevamente a la cama. Yo me siento tapándome con las sábanas y le sonrío.

— ¿Te llevo a tu casa? —pregunta mirándome mientras deja el celular en la mesa de luz y se agacha para agarrar su remera y ponérsela.

La sonrisa se me borra de inmediato. ¿Había escuchado bien?

¿Qué? la confusión se adueña de mi expresión de repente y arqueo una ceja—, ¿No me puedo quedar?

Me mira y frunce las cejas soltando una risa nasal. Tatarea negando con la cabeza y se vuelve a agachar para agarrar mis prendas.

— Mañana entreno temprano, otro día te quedas. —sonríe sin mostrar los dientes y pone toda mi ropa sobre la cama. Todavía no me moví ni nada, estaba asimilando el cambio de actitud que está teniendo. Me mira y chasquea la lengua—, ¿Te querés bañar o algo? —pregunta con un tono que me hace sentir que me está apurando.

— No gracias, me baño en casa —murmuro desviando mi mirada mientras agarro bien las sábanas para levantarme. Sintiéndome un poco incómoda por la situación y con miles de preguntas empezando a surgir en mi cabeza.

— Te espero en la sala —avisa y no me da tiempo ni a decirle nada que ya está saliendo de la habitación cerrando la puerta.

Me quedo unos segundos parada al lado de la cama sosteniendo la sabana que cubre mi cuerpo. Anonadada. No entendía a que se debía ese repentino cambio de actitud, si cuando veníamos parecía súper interesado y ahora todo lo contrario. Puedo jurar que hasta me estaba tratando cortante.

Mientras me visto miro mi reflejo en el espejo del placard y antes de subirme los jeans analizo las marcas rojas en mi culo. Me había dejado muy marcada, se veía perfectamente los cinco dedos y la palma de su mano. Me termino de subir cuidadosamente el jean y me doy vuelta. Un rastro de chupones por mis senos y el cuello rojo, su mano levemente marcada también. Me había hecho mierda en serio. Tenía el rímel todo corrido y el labio inferior hinchado.

Me termino de vestir rápidamente y me quito el maquillaje corrido con la manga de mi blusa. Arreglo un poco mi pelo y salgo de la habitación. Miro el pasillo, recojo mi buzo del piso y sigo caminando hasta la sala. Cristian estaba sentado en el sofá mirando algo en su celular y al sentir mi presencia levanta la mirada.

— ¿Ya estás? —pregunta guardando su celular en el bolsillo de sus joggings.

— Sí, sí.


•••



El camino de regreso a casa fue incomodo. Los primeros Diez minutos estuve tratando de sacarle temas de conversación y preguntándole cosas. Me contestaba brevemente o asentía con la cabeza, ni siquiera me miraba mucho. Al final me quedé callada todo lo que restó del viaje. Moría de ganas de preguntarle qué le pasaba. De fondo de escuchaba un poco de música de la radio que él había puesto y aliviaba la tensión que había.

Me estaba arrepintiendo enormemente de haber sido tan accesible con él. Sentía que quizás esa era la razón por la que estaba así ahora mismo. Hubiésemos ido al restaurante. Pienso. Hago una mueca y miro por la ventana el camino. No quería pensar mucho la razón por la que me estaba tratando distinto ahora mismo, me ponía mal pensar que la posible razón era que, evidentemente, solo me quería coger y ya. O quizás estoy sobrepensando mucho todo.

Siento su mano sobre mi pierna, acariciando el interior de mi muslo con sus dedos y giro rápidamente mi cabeza para mirarlo. Hace que me tense por completo. No dice nada, de hecho, su mirada sigue fija en el camino. Me confunde. Vuelvo mi vista a la ventana en silencio. No quita su mano en ningún momento y eso me tiene bastante tensa.

Las preguntas me invaden. ¿Le habrá gustado?, a mi me gustó. La pasé de maravilla. Me inundan pequeños flashbacks de como me cogía y como me tocaba. La manera en la que me llenaba hasta el fondo. Todo. No lograba entender como después de todo eso estaba actuando así, tan distante y tosco.

Finalmente me deja en la puerta del country, le agradezco por traerme y antes de bajarme le doy un beso en la boca. Bastante breve. No me dice nada más, solo me dedica una sonrisa y minutos después de que cruzo el portón del country volteo a ver al escuchar como arranca con el auto para irse.

Ni un 'La pase bien', '¿nos vemos otro día?', nada, absolutamente nada. Se sentía feo. Como si me hubiese boludeado como la mejor. Como si me hubiese endulzado el oído solo para poder acostarse conmigo. No entendía nada.








[•••]

nota:

Hola reinas 😮‍💨, como ya saben, terminé de escribir SEX así que ya me voy a estar dedicando de lleno a esta novela que por alguna razón les gusta mucho 🐝.

Mamita, q opinan de la actitud del Cuti? AYAY.

Para que entren un poco en contexto, la relación de Cuti y Olivia es un enemies to lovers y la de Olivia con Licha un friends to lovers.

Cuando llegue a los 300 votos subo otra parte 🚬

Beso en la cotorra, gracias por leer. Las amo 🦜

MVP | Lisandro Martínez, Cuti Romero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora