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OLIVIA



Miro el enorme ventanal que da vistas a toda la ciudad de Londres. Alrededor tengo miles de cajas de mudanza y muebles envueltos con film. Me cruzo de brazos y sonrío. Empezar enero en las calles londinenses era algo lindo de ver, solo para los amantes del invierno y los días nublamos, pero por suerte para mí hoy era un día de esos que había sol en la ciudad. Dejo caer mi mirada en mi mano y el diamante que decora el anillo en mi dedo anular brilla. Todavía parecía irreal todo. Esas vacaciones en Bali fueron un antes y un después en mi vida.

—Perro culiado casi lo piso —escucho la voz de Cristian haciendo eco en el departamento que aún está semi-vacío y volteo a verlo, Beto sale corriendo lejos del morocho, viniendo hacia mí que me agacho para acariciarle la cabeza. Después lo mío a Cris nuevamente negando con la cabeza y sonriendo. Viene cargando dos cajas enormes que las deja arriba de la mesa de vidrio del comedor de concepto abierto y me mira con una sonrisa—, Esas eran las últimas —comenta acercándose.

—Por fin, no veo la hora de terminar con la mudanza —le rodeo el cuello con los brazos y él me sostiene de la cintura. Es tan alto que me tengo que poner de puntitas de pie para besarlo en la boca. Un beso corto que termina porque me llena las mejillas con aire haciendo que lo mire mal porque siempre me hacía eso. Se ríe y me da un beso bien.

—Que linda que sos hija de puta —me palmea el culo y antes de separarse me besa en la mejilla, sonrío embobada con ese acento cordobés que tiene—, ¿Vamos a comer algo?, después seguimos acá. —propone agachándose para agarrar al perro para darle un rato de mimos y besos.

—Por favor, me muero de hambre —asiento viendo como agarra las llaves después de dejar a Beto en el piso otra vez, me mira—, ¿vas bajando, amor?, tengo que hacer una llamada —aviso y el morocho accede sin problema mientras se va cerrando la puerta.

La sonrisa en mi rostro se desvanece por una mini mueca mientras saco el celular del bolsillo de mis jeans. Por la mañana recibí un mensaje de Lisandro que decía que estaba en la ciudad y que le gustaría arreglar las cosas conmigo. Casualidad que se le haya dado por retomar sus ganas de hablarme una semana después de que Cristian y yo volviéramos de nuestras vacaciones en Bali. Aún así accedí, la verdad es que después de un año finalmente me siento lista para arreglar las cosas con él y más ahora que tenía que contarle miles de cosas importantes que me pasaron durante este tiempo que estuvimos distanciados. A pesar de todo Licha es una persona súper importante para mí y sacando ese pequeño desliz en el que involucramos el sexo en nuestra amistad, todavía quería tenerlo presente en mi vida. Más en esta nueva etapa que se venía.

[FLASHBACK UNA SEMANA ATRÁS]

BALI, Indonesia

Deslizo mi dedo sobre la pantalla sonriendo al ver la primera publicación que aparece en mi inicio, una foto que Cuti había subido por la tarde de los dos. Estábamos en un restaurante en Bali, enero siempre era un buen momento para vacacionar ahi, además estábamos con toda mi familia y la familia de Cristian. Era el último día antes de volver a Inglaterra, habían sido dos semanas geniales. Estoy tan sumida en mi celular mientras espero lo que había pedido para almorzar que apenas escucho las expresiones de sorpresa y alegría levanto mi vista del celular mirando para todos lados qué era lo que estaba pasando. Parecía que algo especial estaba ocurriendo. Giro mi cabeza y veo a Cristian de rodillas con una cajita negra de terciopelo abierta. El anillo en el medio me deja paralizada por unos segundos mientras me tapo la boca con las cejas alzadas. La emoción empieza a subir por mi cuerpo a medida que me voy dando cuenta de lo que está pasando.

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⏰ Última actualización: May 13 ⏰

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MVP | Lisandro Martínez, Cuti Romero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora