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OLIVIA



El restaurante era bastante grande y de estilo rústico, por lo tanto tuvimos que cruzar todo el salón hasta la parte de la cocina. Yo iba detrás de Licha que me tenia agarrada por la muñeca y me guiaba para donde sea que me estuviese llevando. Tenía el presentimiento de que no iríamos a la bodega y confirmé mi teoría cuando entramos al sector de la cocina, ignorando las miradas de algunas personas presentes. Nos miraban raro pero después seguían con sus respectivas tareas sin darnos mucha pelota. De vez en cuando Licha volteaba para lanzarme una mirada cómplice y yo solo negaba con una sonrisa con el corazón a mil de solo pensar qué tenía en mente él. Llegamos casi al final de la cocina del restaurante y miramos a nuestro al rededor antes de meternos en el depósito.

Solo entrar y ya me inundaba el olor a especias y cajas nuevas empaquetadas. Estaba todo oscuro y solo se escuchan nuestras respiraciones agitadas, el bullicio de afuera amortiguado por el encierro. Lisandro no tarda mucho en acercarse, empujándome hacia atrás hasta que mi espalda chocó contra la puerta y me faltó el aire por un microsegundo al darme cuenta de la situación en la que estábamos. Si nos descubrían podría armarse un lío terrible, pero esa era la mejor parte. Me toma por la nuca y me besa sin rodeos, deslizando su mano libre por mi muslo hasta meterse debajo de mi falta para apretarme el culo. Me encierra entre su cuerpo y la puerta, besándome con intensidad y le correspondo mientras deslizo mis manos por debajo del buzo que trae puesto, sintiendo su abdomen trabajado y su piel caliente bajo mi tacto.

Su lengua se abre baso en mi boca intensificando el beso y sus manos en tocan por todos lados. Desliza una desde mi nuca hasta por debajo de mi blusa apretándome una teta y jugando con mi pezón entre sus dedos logrando que me caliente más de lo que ya estaba.

— ¿Ahora te dejas coger en cualquier lado también? —susurra contra mi boca al separarse y me pega una nalgada que me hace sobresaltarme. No lo puedo ver pero estoy segura de que me esta sonriendo—, que bronca que no voy a poder ver la cara de trola que vas a poner ahora cuando te coja.

Suelto una risita inocente ante lo que me dice y recibo otra nalgada más fuerte. Me da vuelta estampándome nuevamente contra la puerta y me hace separar las piernas mientras me baja la tanga hasta la mitad de los muslos. Apoyo mis manos sobre la madera y sonrío escuchando como se desabrocha el jean y como escupe antes de acomodarse el glande en mi entrada. A diferencia de otras veces, ahora era distinto porque todo es más rápido y desesperado, y me encanta por el contexto de donde estamos y la adrenalina. Pone sus manos en mi ingle y empuja sus caderas hacia adelante embistiéndome de una sola estocada provocando que un grito de sorpresa y dolor se me escape inevitablemente a pesar de lo mojada que estoy.

Me tapa la boca enseguida, abarcando casi toda la mitad de mi cara, y permanece quieto unos segundos mientras me acostumbro al grosor. Cuando el dolor desvaneció empecé a sentir ese cosquilleo placentero al tenerlo dentro y mejoró todavía más cuando se empezó a mover lentamente, dándome la oportunidad de sentir bien como estira mi interior con su miembro. Adentro y afuera, hasta el fondo, hasta me llegaba al limita y volvía a sacarlo por completo antes de meterlo entero nuevamente. Mis gemidos siento amortiguados por su mano, lo único que se escuchaba en el diminuto depósito eran los sonidos de su pija entrar y salir de mi interior que no hacía más que humedecerse con cada embestida.

— No grites mucho —advierte en voz baja destapandome la boca para agarrarme bien por la cintura.

Me muerdo el labio inferior con fuerza y pego mi mejilla a la puerta cuando empieza a aumentar el ritmo de las embestidas. Sacudiendo mi interior con un vaivén delicioso, haciendo que mis paredes se encierren a su alrededor cada vez más.  Se me hacía imposible no gemir y más cuando empezó a ser más brusco, hundiendo sus dedos en mis caderas, cogiéndome bien pegada a la puerta y con su boca bien cerca de mi oído. Podía escuchar su respiración agitada y los jadeos que me hacen estremecer.

— Como gusta tenerla adentro, ¿no? —me dice al oído deslizando una de sus manos hasta mi bajo abdomen, justo donde me llegaba su pija por dentro y me aprieta hacia el haciendo que chille encantada—,  te encanta putita hermosa.

Asiento con la cabeza aunque no me puede ver, pero es que lo único que me sale es gemir bajito y morderme el labio inferior para no empezar a gritar como loca. Que me diga así, que me coja así donde quiere y como quiere solo hace todo más caliente. Pongo mi mano sobre la suya y la guío hacia abajo para que me toque, él lo entiende enseguida y me empieza a estimular el clítoris con sus dedos sin dejar de cogerme. Me besa el cuello paseando su lengua y sonríe sobre mi piel caliente.

— Sí, así... así —jadeo al sentir mi cuerpo vibrando por tanto placer.

— Acábame en toda la pija, dale  —dice ronco cerca de mi oreja moviendo más rápido sus dedos sobre mi clítoris y fue suficiente para sentir mi orgasmo liberándose alrededor de él—, Ahora escuchá —pide. Me agarra las caderas y reduce el ritmo. Lento, entrando y saliendo, se escucha perfectamente el choque mojado que hacen nuestros cuerpos al unirse  y no puedo evitar tener otra oleada de calor.

Vuelva retomar el ritmo rápido, deslizándose fácilmente por la lubricación, buscando su propia liberación. Mis piernas ya están flaqueando, pero por suerte Licha me tiene bien agarrada. Unas embestidas más y siento como se derrama en mi interior manteniéndose quieto unos segundos para luego salir provocando que su semen junto con mis flujos se deslicen lentamente por el interior de mis muslos.

Apoya su frente en mi hombro mientras los dos tratamos de recuperar la respiración y bajar un poco la adrenalina.

— ¿Estás bien? —me pregunta después de unos minutos acariciándome la cintura con su pulgar, sin soltarme el agarre de la cadera.

— Ujum —afirmo acomodándome la pollera cuando me suelta, sintiendo mi entrepierna pegajosa.

Nos arreglamos la ropa y después de unos minutos salgo yo primero mirando para todos lados asegurándome de que nadie me había visto y después Lisandro sale también. Nos miramos y nos sonreímos cómplices.

— ¿Que hacían ahí adentro? —nos pregunta un mozo apareciendo al microsegundo que salimos del depósito. Nos inspecciona de pies a cabeza.

Abro la boca sin saber que decir y con el calor empezando a instalarse en mis mejillas mientras miro a Lisandro que está mas que tranquilo.

— Buscamos la bodega, nos dijeron que estaba ahí adentro pero me parece que no —dice sin titubear y me sorprende lo rápido que fue para formular esa mentira sin siquiera parpadear.

— Oh, no, no, déjenme los llevo, disculpen el inconveniente, vengan por aquí. —indica empezando a caminar para que lo sigamos.

Lisandro me guiña el ojo y me hace unas señas para que vaya adelante de él.

— Las princesitas primero —murmura con un tono de burla. Entiendo perfectamente la referencia.

— Ay cállate —sonrío volteando los ojos con una pequeña sonrisa asomando en mi boca.

No podía creer lo que habíamos hecho.

[•••]

CARNICEROOOO 🥵

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CARNICEROOOO 🥵

Vieron que Licha se lesionó? 🥲🫠, me puse re triste. Igual me viene bárbaro para la trama 🥵, pero esperemos que se recupere pronto.

Las amo, gracias por leer

MVP | Lisandro Martínez, Cuti Romero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora