12 Una declaración política

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Jueves 8 de diciembre

Las clases habían terminado. Ya no pasaban prácticamente todo el día en la universidad, sólo asistían algunos días por un corto tiempo a rendir sus exámenes finales o presentar proyectos de cierre. La facultad se veía vacía y el correr de los días demostraba que era prácticamente imposible que volvieran a encontrarse de manera fortuita.

Hyunjin debía cumplir con las fotos que habían prometido a los chicos de diseño de vestuario. Sana le confirmó que irían de a uno, no tenía sentido acumularlos a todos para sacar fotos que luego podían recortar y unir editando. Un encuentro casual se veía mucho más que improbable.

Una gran sonrisa se posó en sus labios cuando vio a Felix caminar en su dirección cargando unas bolsas de papel. En el momento en que el rubio lo vió, corrió hasta donde él, golpeándolo con las bolsas al abrazarlo fuertemente.

—Perdón —se disculpó entre risas, mientras acariciaba la espalda de Hyunjin que se retorcía de dolor—. ¿Qué haces? ¿Has estado muy ocupado? ¿Qué harás luego? —lo interrogó sin pensar, una parte inconsciente de sí mismo extrañaba esos tres de días en que pasaron las horas juntos.

—Voy a ver las fotos con Sana. Después no sé, preparar mi examen de mañana supongo.— Eran demasiadas preguntas, se preguntó si Felix estaría drogado o qué podría estar ocurriendo para que repentinamente buscara saber tanto de él. Sobretodo después de pasar más de diez días sin ningún tipo de interacción.

—Vengo de donde Sana —mencionó entusiasmado Felix—. ¡Me regaló todo esto! —señaló levantando las bolsas—. Te acompaño —determinó tomando del brazo de Hyunjin.

Estar en compañía de Felix hacía todo más alegre y sencillo, le asombraba lo fácil que resultaba estar cerca de él. Finalmente, era el rubio quien siempre lo abrazaba y buscaba de que hablar, eso simplificaba todo.

Si hubiese imaginado que relacionarse con él fluiría de esa manera, quizás se habrían conocido mejor hace mucho tiempo y no justo antes de que volviera a su ciudad natal por vacaciones.

Además, posar para las fotos había resultado mucho más agradable que grabar con Chris y Changbin. Sana tenía una forma de dirigir lo que deseaba transmitir bastante más amable. Ofreció enviárselas después de editarlas, finalmente entendía un poco más de dónde venía la cantidad de ropa y fotos profesionales que tenía Felix.

—¿Te gustaría un helado? —preguntó Hyunjin, saliendo del atelier.

—¿No tienes que ir a preparar tu examen?

—Puedo sacrificar algunas horas de sueño.

Compraron un par de helados y se tendieron boca abajo en el césped, bajo la sombra de un árbol. La universidad parecía realmente vacía. Felix sacó un espejo y revisó que los adornos bajo sus ojos siguieran en su lugar.

—Uno, dos, tres. Uno, dos, tres. Pensé que había perdido uno —sonrió, tomando de su helado.

—Te quedan muy bien los... —Hyunjin apuntó a los pequeños triángulos brillantes junto a sus ojos—. ¿Cristales? Se ven bien.

—¿Te gusta mi maquillaje? —preguntó Felix sorprendido—. No pensé que fueras del tipo de hombre al que le gustaba el maquillaje.

—¿Por qué no?

—Porque no usas.

—No me gusta llamar la atención, me incomoda cuando tengo muchas miradas encima —reflexionó por un momento. No le gustaban las miradas de la gente, sólo al bailar era capaz de ignorarlas. Sólo al sentirse totalmente conectado con su cuerpo.

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