Capítulo 8

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8

Quito a la morena de encima de mí y intento hacer el camino hacía el patio pero la morena me para.

- ¿Me vas a dejar aquí sola? - Me pregunta.

No parece enfadada, la verdad es que parece todo lo contrario. Está coqueteandome.

- Creo que eres bastante mayorcita como para saber cuidarte de ti misma y estar sola. - Le dije antes de irme.

Cuando llegué a la puerta del patio no salí ya que me quedé en la puerta escuchando la conversación que tenían las dos chicas.

- ¿No me jodas que estás así por él, Celina?

¿Por él? ¿Quién es él?

- ¿Cómo quieres que esté? Yo le quería. - La voz de Celina se escucha mucho más baja que la de su amiga. - Y le quiero.

No se porque pero me molestan esas palabras, no porque me importe ella si no porque no merece la cena que esté llorando por un chico.

- Se acabó Celina, tú deseabas que él fuera tu libro pero solo ha sido un penoso capítulo del libro. Olvidalo. - La castaña habla.

- Da igual, solo estoy así por el alcohol. - Dice Celina.

- Voy a por agua o algo que te quite esta borrachera.

La castaña choca contra mí cuando intenta ir a por agua a la cocina pero ni se molesta en ver con quien a chocado, simplemente sigue hacia delante.

Salgo al jardín y me siento en el banco donde está sentada Celina.

- ¿Va algo mal, niña buena? - Le pregunto.

Ella levanta su cabeza y dirije sus grandes ojos azules a mí. Me mira como si tuviera dos cabezas. No me deja observar sus preciosos ojos azules más de dos segundos ya que quita su mirada y mira a sus tacones negros.

- ¿Qué haces aquí? - Me pregunta.

Su voz es un hilo de voz, un susurro hermoso. Unas palabras duras que acaban de salir de su boca, pero con su hermosa voz dejan en ese instante de ser duras.

¿Qué dices James?

- Me apetecía tomar un rato el aire, no te pienses que estoy aquí por ti. - Le digo.

Ella hace una mueca con su boca y se mueve hacia el otro estremo del banco quedando a bastantes centímetros de mí.

De repente veo que agacha su cabeza y de su boca empieza a salir un liquido amarillento. Está vomitando.

Me acerco sin dudarlo y le agarro el pelo. Ella se queda durante unos segundos agachada hasta que de un bolsillo de mis jeans saco un pañuelo y se lo doy para que se limpie.

- Solo has vomitado alcohol, ¿has comido algo hoy? - Le pregunto.

He acabado vomitado miles de veces gracia a mis borracheras y nunca he vomitado solo líquido, cosa que ella acaba de hacer. Eso significa que su cuerpo solo tenía alcohol dentro.

- ¿A ti que te importa? No eres mi padre. - Dice separándose de mí.

Su pelo se suelta de mi mano y siento las ganas de volver a tocarla, pero las aguanto.

- ¿Qué haces esto por ese chico? ¿Merece la pena que no comas y que casi te de un coma etílico por un chico que no merece la pena?

Celina está apunto de gritarme cuando su amiga aparece en la escena con una botella de agua, parece que ha ido a China a por la botella por todo lo que ha tardado.

- Bebe. - Le da la botella a Celina.

Ella lo hace. La castaña me mira de mala gana.

- Vamos, que te llevo a casa. - Le dice.

- Yo la puedo llevar, tú te puedes quedar con Jack, es pronto todavía. - Hablo sin pensar.

La castaña me mira dudosa por un momento.

- No la voy a violar, ni a traficar con ninguno de sus órganos. - Le digo con una sonrisa.

Su cara sigue estando seria, mira a Celina por unos segundos y luego vuelve su mirada a mí.

- Juro que como le pase algo patearé todos y cada uno de tus huesos. - Me dice intentando intimidarme pero solo consigue que sonría más.

Tiendo mi mano hacia Celina y ella la mira extrañada.

- ¿Vienes? - Le pregunto.

Después de segundos que parecieron horas pone su mano encima de la mía temblando.

Me doy la vuelta y me dispongo a andar entre la multitud bailando. La mano de Celina tira de mí y me doy la vuelta con el ceño fruncido. Un chico rubio tiene agarrada a Celina por la cintura e intenta besarla. Me acerco a él y lo empujo lejos de ella. Es bastante más alto que Celina, pero no más que yo.

- ¿Pero tú quién te crees que eres para interrumpirnos? - Me dice el rubio intentado acercarse a ella otra vez.

Lo vuelvo a empujar y él me enfrenta acercándose a mí.

- ¿Y tú quien te crees que eres para ni siquiera tocarla? Vuelve a hacerlo y te quedarás sin huesos. - Digo.

Sin esperarmelo un puño viene hacia mi cara y hace que me tambaleé hacia atrás. En ese momento empiezan a volar puños por todos lados, el tipo pelea bien pero se le olvida que está peleando con el mejor boxeador de Nueva York. Estoy encima de él con mis puños golpeando su cara cuando una pequeña mano se pone en mi hombro y me intenta empujar hacia atrás, pero no tiene suficiente fuerza. Cuando veo una cabellera rubia al lado mío paro, ¿cómo he podido sacar lo peor de mí delante de ella? Ha empezado el inútil ese pero ahora ella pensará que soy un gilipollas que no sabe controlar su temperamento, que es justamente lo que soy.

Agarro a Celina y salgo de la casa. Caminamos por la calle hacia mi moto a paso rápido y sin separar mi mano de su brazo. Ella va detrás de mí sin poder alcanzarme el paso.

- ¿Puedes soltarme? Me lastimas. - Me dice tirando de su brazo fuera de mi mano.

- Lo siento. - Le digo y pocos segundos después llegamos a mi moto.

Cojo el único casco que tengo y se lo doy, Celina me mira con una ceja levantada.

- Ni de broma me voy a subir ahí. Y menos sabiendo que tengo que estar pegada a tu espalda. - Me dice mientras cruza sus brazos sobre su pecho.

Sonrío por su actitud de cría. Agarro su pequeña cintura y la levanto para sentarla en la moto. Antes de que pueda reaccionar me siento delante de ella con sus piernas a cada lado de mí para impedir que se vaya. Su jersey se levanta casi dejando ver todas sus piernas, puedo observar el precioso encaje del final de sus medias. Con mis dedos acaricio desde su rodillas hasta el final de las medias que queda por encima de la mitad de su muslo. Puedo notar sus brazos temblando por mis caricias mientras se pone el casco.

Se agarra al asiento de la moto para no abrazarme, para no pegar su pecho contra mi espalda. Arranco la moto bastante rápido para causarle miedo a Celina, y eso consigo cuando noto que sus brazos rápidamente me abrazan hasta juntar sus manos en mi vientre. Sonrío.

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