17
Llegamos a la misma casa donde se celebró la fiesta el sábado. Esta casa me trae malos recuerdos, no solo por la borrachera, sino también porque la pisé por primera vez el día que me enteré del tipo de persona que era Taylor. Después de todos estos días no soy capaz de superarlo, no me cabe en la cabeza como alguien que parecía tan bueno ha sido capaz de estar engañándome por tanto tiempo. Ahora desearía estar en mi casa, bajo mis sabanas, y poder llorar todo lo que quisiera y no tener que estar aguantándome las lágrimas como estoy haciendo en este momento.
No me he dado cuenta que James ha cogido mi mano y tira de mí hacia la casa. Saluda a gente que está fuera de ésta. Siento un cosquilleo subir desde mi mano por todo mi brazo. ¿Cuándo dejaré de sentir esto cada vez que me toque James? Sacudió la cabeza y me repito a mi misma que es solo un amigo, así me ve él. Es una gilipollez que sienta este tipo de cosas, sobre todo cuando él ni siquiera se fijaría en alguien como yo.
Dentro de la casa el olor a alcohol de hace presente. Veo a parejas besándose por todos lados, a un grupo de chicas con faldas demasiado cortas bailando de una manera bastante provocadora, a algunos chicos comiéndose con la mirada a las chicas antes nombradas y a otros chicos fumando y drogándose. En cualquier otro caso estaría aterrada pero solo sentir el toque de James en mi mano hace que me sienta protegida, una protección que nunca he sentido por nadie, ni por Taylor, ni por nadie de mi familia, ni por Berta. Es algo especial que nadie seria capaz de igualar.
Llegamos a la cocina, en una gran mesa hay muchísimos vasos rojos con bebidas dentro. Algunas chicas cojen los vasos sin ni siquiera saber el contenido que tiene. Gracias a Dios veo como James echa una coca cola light en un vaso vacío y me lo acerca. Sonrío en forma de agradecimiento, pero la verdad es que por la única razón por la que sonrío es porque se ha acordado de que tipo de bebida me gusta.
— Podría ir a buscar a Berta y así tú... — Me interrumpe antes de que termine la frase.
— Creo que a Berta y a Jack no le gustará mucho que les molestes.
Frunzo el ceño. Se perfectamente que si voy a donde está Berta no me dirá nada para que me vaya, todo lo contrario, creo que preferiría que estuviera delante de ellos antes que con James.
— Y yo creo que a quien no tengo que molestar es a ti, así que hasta luego. — Digo.
Me doy la vuelta y intento andar entre la gente pero es algo difícil, ya que todo el mundo está bastante apretados y nadie hace el amago de apartarse para dejar pasar.
Ni siquera he dado dos pasos y ya tengo la mano de James alrededor de mi brazo y me obliga a darme la vuelta. Lo miro con mala cara pero eso solo hace que la sonrisa de su cara se haga más grande. Se acerca a mí, por un instante pienso que me va a besar, tiene su boca demasiado cerca de mis labios y puedo sentir el olor a agua fresca por encima de todo este olor a alcohol y a marihuana. Pero mueve su cabeza y se acerca a mi oreja.
— Tú nunca me vas a molestar. — Deja un suave beso en la piel de debajo de mi oreja. — Nunca.
Lo miro con los ojos bien abiertos, está serio y en sus ojos solo puedo ver sinceridad. Cualquier persona molestaría en algún momento, no puedes decir que no te puede molestar alguien porque eso es imposible.
— Venga, vamos a bailar. — Tira de mí sacándome de mis pensamientos.
Lo miro extrañada, pero él tiene su mirada hacia la pista de baile donde sobre todo chicas bailan al compás de la música. A él no le importa, se coloca en medio de todas ellas y me pega a su cuerpo. Mis piernas tiemblan cuando siento su pecho contra el mío, cuando sus manos se colocan alrededor de mi cintura y cuando hunde su cabeza en mi cuello.
La voz de una mujer empieza a soñar en una canción que no reconozco, pero parece que James si.
— Estamos hablando con el cuerpo, tú tienes uno perfecto así que ponlo sobre mí. Juro que no te tomará mucho tiempo si me amas de verdad, cogeremos por la vida una y otra vez.
James me canta al oído la canción y siento que si no estuviera agarrada a él caería al suelo en este mismo momento. James saca su cabeza de mi cuello y me mira a los ojos, azul contra azul. Sus ojos me hechizan de una manera que no se puede explicar con palabras, la manera con la que se humedece los labios con su lengua hace que desee con más ganas besarle. Se acerca demasiado lento a mí y yo solo cierro los ojos, pero antes de que sienta sus labios sobre los míos noto a alguien colgado a mi hombro tirando de mí. Abro mis ojos para encontrarme a Berta, me mira con cara de pocos amigos.
Cuando llegamos al patio se acerca a mí, si las miradas matasen a mí ya tendrían que estar cavándome la tumba.
— ¿Es que estás loca? ¿Eso es lo que quieres? ¿Qué juegue contigo como con todas? Creo que ya has tenido suficiente con un imbécil, creo que no necesitas a otro. Menos mal que he llegado a tiempo si no a saber lo que estarías haciendo en este momento. Seguro que ya serias menos virgen que yo.
Agacho la cabeza mientras me regaña como a una niña que a roto alguna cosa que a su madre le encantaba. ¿Seria menos virgen que ella? Se que casi cometo el error de besarle, pero se que no hubiera hecho con él lo que ella piensa. No hubiera perdido mi virginidad con él, con alguien que no le importa nadie, que no llegaría a amar a nadie, que se dedica a dar golpes y que tiene su ego por las nubes.
En este momento algo dentro de mí cambia, debo alejarme de él. Todo el deseo que siento por él debe acabar, se que no llegaría a estar enamorada de él nunca pero mis hormonas están descontroladas cuando está cerca. Y no quiero hacer una tontería para que a la mañana siguiente se avergüence de haber estado con una mojigata como yo.
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Shadow
RomanceEntras en la habitación tan perfecta pero inconsciente, me hiciste detenerme y mirar. Cada vez que escucho que él rompió tu corazón, puedo arreglarte, ¿chica? ¿Mostrate un mundo diferente? Te llevaré a cualquier lugar, te voy a poner en un trono. Te...