30
Después de unos minutos en la carretera me doy cuenta que por aquí no se va a mi casa, intentó saber dónde estamos pero no tengo ni idea.
– ¿Donde vamos? Mi madre... – James de interrumpe.
– Ya puedes ir mandándole un WhatsApp a tu madre porque no vas a ir a casa.
– ¿Estás intentando secuestrarme? – Le preguntó en tono irónico.
– No me des ideas, niña buena.
Reímos los dos.
Después de unos minutos entra en el parking de un edificio bastante grande y elegante. En todo centro de New York.
Cuando James aparca se baja y antes de que baje yo lo tengo abriéndome la puerta. Todo un caballero, caballero oscuro pero caballero.
Coge mi mano y tira de mi hacia un ascensor, cuando estamos dentro saca una llave del bolsillo de sus pantalones y lo mete por una cerradura que hay al lado de las teclas, sin más el ascensor se empieza a mover.
El silencio en el ascensor es algo incómodo pero ninguno de los dos hace ningún esfuerzo de romperlo. Solo se escucha los movimientos de James jugando con mi mano.
Las puertas del ascensor de abren y estamos en un apartamento bastante amplio y muy bien amueblado.
– Pues esta es mi humilde casa. – Dice dando unos pasos dentro.
¿Humilde? Yo no me quejo de casa pero todo lo que tengo es gracias a mis padres, esto supongo que se lo a pagado él.
– ¿Qué quieres hacer? – Me pregunta al ver que no contesto.
– Yo pensaba que tenías pensado algo.
Su mirada vieja por todo mi cuerpo.
– Yo se lo que quiero yo, quiero saber lo que quieres tú.
Noto la electricidad que siempre corre por mi cuerpo cuando me mira así, nadie había despertado estas cosas dentro de mí y todavía me sorprendo de ellas.
– ¿Tienes algo para comer?
– Oh claro, voy a hacer algo.
Frunzo el ceño. ¿Él cocinar? Desde luego que las apariencias engañan.
(...)
Después de unos minutos James pone delante de mí en la enorme barra del desayuno un plato de algo parecido a filetes con salsa, lo pruebo y la verdad es que me gusta. Mucho.
– No esperaba esto. – Digo.
– ¿Qué me gustara cocinar? –Asiento. – Es algo que poca gente sabe.
Y en ese mismo me siento afortunada de saberlo.
Cuando terminamos de comer nos sentamos en el enorme sofá que hay enfrente de una enorme televisión, en esta casa todo es enorme.
– ¿Que quieres ver? – Me pregunta.
– Me da igual, lo que tú quieras ver.
– Yo solo quiero acurrucarme contigo. – Dice con una pequeña sonrisa.
Otra vez esa electricidad, esos sentimientos.
Pone el primer canal que sale y coloca mis piernas encima de las suyas mientras las va acariciando poco a poco encima de la tela de los jeans.
No estoy atenta de la televisión, solo puedo pensar en su mano subiendo y bajando, en cómo sería piel con piel. Me quedo como una tonta mirando su mano y de repente mi cara es movida por su otra mano y antes de que me de cuenta tengo sus labios en los míos.
Nos besamos con ganas, como si fuera la última cosa que podríamos hacer antes de morir. Mis manos están en su pelo y lo revuelto mientras lo intentó tener todavía más cerca, cosa imposible.
Pego un pequeño grito cuando soy colocado encima de sus piernas, mis piernas a cada lado de él. Siento sus manos por dentro de mi blusa acariciando mi espalda, hasta que las noto bajando cada vez más hasta llegar a mi trasero.
Y con un fuerte movimiento pega su cuerpo al mío, por completo. Un gemido sale de mi boca y me separo de él.
– James, yo...
Él coloca un mechón de mi pelo detrás de mi oreja.
– No voy a hacer nada que no quieras, no tengo ninguna prisa. – Dice acariciando mi mejilla.
Y pega su cuerpo con el mío dejando mi cara encajada en el hueco de su cuello y me obligo a cerrar los ojos disfrutando del olor a agua fresca y a sus caricias.
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Shadow
RomanceEntras en la habitación tan perfecta pero inconsciente, me hiciste detenerme y mirar. Cada vez que escucho que él rompió tu corazón, puedo arreglarte, ¿chica? ¿Mostrate un mundo diferente? Te llevaré a cualquier lugar, te voy a poner en un trono. Te...