Capítulo 49

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Aparco en el garaje de mi apartamento y salto del coche todo lo rápido que puedo. Antes de que vaya a abrirle la puerta a Celina ya está fuera de camino a reunirse conmigo moviendo sus caderas de lado a lado. Me paro en el camino y observo ese bello espectáculo del movimiento de sus caderas. Cuando llega a mí se pega a mi cuerpo y su mano sube a mi mejilla, me acaricia antes de bajar por mi cuello hasta mi pecho. Siento que para más de lo normal en mi corazón notando como está latiendo como loco, ella sonríe pero baja por mis abdominales y sin previo aviso su mano está dentro de mi camiseta, sus uñas seguro que están dejando marcas en mi piel pero no me importa lo más mínimo.

De repente coge mi mano y tira de mi hacia el ascensor, literalmente ella ahora puede hacer lo que quiera conmigo, lo que quiera.

Llegamos al rellano de mi apartamento y saca las llaves de bolsillo trasero y abre la puerta con algo de dificultad. Tira de mi camiseta hacia dentro y en el momento que ponemos un pie dentro de la casa tengo su boca sobre la mía.

— Celina, tranquila. Piensa las cosas bien antes de hacerlas.

Separo su cuerpo del mío por sus hombros y la miro a sus ojos, están de un azul muy oscuro. Su pelo está ligeramente revuelto y sus labios hinchados de tanto besarme y mordérselos. Si no digo que la quiero ahora, aquí, sería una mentira muy grande pero quiero que mañana no se arrepienta de nada.

Tira de mi hacia mi habitación y me sigue besando, como si hubiera hablado con la pared. Sus manos suben mi camiseta y se separa de mí para quitármela por la cabeza. A la mierda. La cojo por ambos lados de la cara y junto nuestros labios de una manera brusca. Su lengua busca la mía y la encuentra bien rápido. Sin previo aviso Celina se separa de mí y está de rodillas ante mi intentando quitar el botón de mis pantalones. Creo que no he visto algo más sexy en mi vida, sus preciosos ojos mirando hacia mí, su labio inferior entre sus dientes y esos pequeños dedos en la zona donde le corresponde.

Cuando consigue bajar mis pantalones y quitármelos pienso que se va a levantar pero de un tirón baja mis bóxers negros y libera mi erección. Mis ojos están muy abiertos y los de ella también mirando mi polla. La agarra tímidamente con su suave mano y la mueve torpemente, pero eso no impide que de mis labios salga un gruñido. ¡Joder! Muevo mi mano encima de la suya y le enseño cómo se hace, ella aprende rápido y cuando menos me lo espero su lengua está en mi punta. Mis rodillas casi fallan y me tengo que agarrar a la pared. Miro hacia ella justo en el momento cuando se mete mi polla en la boca.

— ¡Dios! — Gruño con mis dientes apretados.

Ella se mueve lentamente y se la mete todo lo que puede. Mi mano va hacia su cabeza apartando mechones rubios dejándome admirar mejor lo que tengo delante. Solo por la imagen ya me estoy apunto de venir.

Levanto su cuerpo del suelo y la beso desesperadamente. Mis manos están en todo su cuerpo y busco el bajo de su jersey para quitárselo. Cuando lo hago voy a su diminuta falda y después de quitar su cinturón me agacho en ella y voy bajando poco a poco su falda, mis labios están en su vientre, en su cadera, en sus muslos. Cuando la prenda sale de su cuerpo le quito los zapatos y me levanto para admirar a mi chica en ropa interior.

Me quedo más tiempo de lo normal comiéndome con los ojos su cuerpo y ella se siente avergonzada e intenta cubrirse.

— No, no lo hagas. — Me acerco a ella y le quitó sus manos de su pecho. — Eres hermosa.

Miro hacia abajo y puedo ver una cicatriz debajo de una de sus clavículas, otras dos en su abdomen. Ella sabe que las estoy mirando por lo que la beso de nuevo moviendo su cuerpo hacia la cama.

Estoy encima de ella besando su boca y ella tiene sus manos moviéndose por toda mi espalda. Guío mis manos a su espalda y desabrocho su sujetador.

— ¡No! — Ella grita y se tapa rápido su pecho otra vez.

La miro con el ceño fruncido.

— ¿Qué pasa bebé?

Ella tarda en responder, tiene los ojos fuertemente cerrados y sus brazos no han dejado su pecho.

— Es horrible. — Dice en un susurro.

¿Horrible? ¿Sus pechos? Lo dudo. Los he visto con el sujetador puesto y son grandes y redondos. Son unos de los mejores pechos que he tenido a mi alcance.

— Nada de ti es horrible bebé. Nada.

Parece que se calma y deja de hacer presión en su pecho pero sus ojos siguen cerrados. Vuelvo a intentar a quitar su sujetador, ella se mueve inquieta pero me deja hacerlo. En el momento que puedo ver su pecho se a lo que se refiere.

Tiene una gran cicatriz en el medio de su pecho derecho, justo encima de su pezón. Cierro los ojos con fuerza cuando un sentimiento horrible recorre todo mi cuerpo.

— No ves, es horrible. — dice quitándome de encima de ella.

Ella se tapa y llora en el otro lado de la cama, llora tan fuerte que creo que la van a escuchar en su propia casa.

— No bebé, no he puesto esa cara porque me parezca horrible. — muevo su cuerpo y ahora estoy de lado a ella y ella boca arriba. Sus manos están tapando sus pechos. — Es porque quiero matar a quien te haya hecho esto. Eres hermosa, tengas lo que tengas.

Ella para de llorar y me mira con esos ojos azules. Quito sus manos de su pecho delicadamente y empiezo a besar su cuello, pequeños besos que van desde su cuello hasta la cicatriz que tiene en la clavícula. Me paro ahí un rato pero después me dirijo a su pecho derecho. Dejo un beso justo encima de su cicatriz, en su pezón.

— ¡James! — Grita.

La miro y ella está con sus ojos cerrados y la cabeza hacia atrás. Nadie le ha tocado de esta manera, no sabe de la manera en la que la puedo adorar, no sabe lo que le puedo hacer sentir. Abro mi boca y la envuelvo en su pecho. Lo chupo y tiro de él con mis dientes y ella no es capaz de quedarse quieta.

— Te quiero Celina, me da igual esta, - beso su cicatriz del pecho, - esta, - beso su cicatriz de la clavícula, - esta, - beso su cicatriz de encima de su ombligo, - y esta, - y por ultimo beso la que está al lado de su cadera. — Eres hermosa, no cambiaría nada en ti bebé.

Ella por fin ha abierto sus ojos y me mira fijamente, por su mejilla está cayendo una lágrima y la quito antes de volver a besar sus labios.

ShadowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora