Capítulo 8 "Por tu bien"

190 23 5
                                    

-¿Qué haces aquí?- repetí.

Mi padre no había cambiado mucho. Llevaba un traje negro con corbata del mismo color y una camisa blanca. Su cabello era un poco más blanquecino de lo que recordaba, y u rostro estaba serio, ninguna muestra de cariño, ninguna muestra de culpabilidad. Ningún "Hola, hija. Bienvenida".

-¿Puedo pasar?

-No.

Cerró pesadamente los párpados y soltó un suspiro.

Realmente no quería dejarlo pasar, pero tenía más curiosidad por saber que estaba haciendo ahí.

Así que me hice a un lado dándole espacio para entrar.

Mi padre vio con desaprobación hacia todos lados y negó con la cabeza.

-¿Y bien?- insistí.

-Veo que volviste- contestó.

-¡Qué observador!- dije de la manera más seca posible.

-¿Hasta cuando vas a continuar con esa actitud?

-¿Hasta cuándo?- preguntó incrédula- ¿Qué esperabas? ¿Qué te perdonara?

-Esperaba que entendieras.

-¿Qué entendiera qué? ¿Qué arruinaste mi vida, sólo por qué yo intentaba ser feliz?

-Todo lo que hice fue por tu bien. Siempre ha sido así. Ese chico no era bueno para ti.

Solté una risa amarga, llena de rabia. Un nudo se formó en mi pecho.

-Tú no sabes lo que es bueno para mi. Si tan sólo... Me hubieras escuchado, si tan sólo una vez en tu vida, hubieras escuchado una voz que no fuera la tuya... Habrías sabido... Pero no fue así. Tuviste que hacer lo que tu querías, lo que para ti era más conveniente. Lo que necesitabas para conseguir lo que deseabas- solté, escupiendo las palabras.

-No te permito que me hables así...

-Tu ya no me permites nada, soy mayor de edad. Ya no eres nadie para decirme que puedo y que no puedo hacer.

-Sigo siendo tu padre...

-¿Qué? ¿Mi padre? No... ya no tienes que seguir fingiendo que alguna vez lo fuiste. Ya consiguió lo que quería, Señor Mondragón. Me separaste de Él.

-El sólo te quería por tu dinero. Quería estar ligado a la familia Mondragón, era su manera de subir a la fama...

Volví a reír. Eso realmente era gracioso.

-Crees que conoces a las personas, pero no todos son como tú.

Cerró fuertemente los puños, conteniéndose.

-Veo que sigues siendo igual de insolente y terca como siempre.

-Lo aprendí del mejor- contesté.

Me estaba pasando, lo sabía. Pero mi enojo era muy grande.

-6 años de mi vida desperdiciados- continúe- 6 años separada de mi hogar, mi familia, mis amigos... de... de...

-Jos- terminó el con una sonrisa formándose en su rostro- Sé que en algún momento lo entenderás, y te darás cuenta de que yo siempre tuve razón.

-Eso no pasará.

-En cualquier caso, no vine a discutir sobre ese inútil muchacho.

"Inútil muchacho... "

-¿Entonces?- dije intentando serenarme.

-Vine a hablar sobre la oficina.

-¿Qué? ¿Por qué conmigo?- pregunté extrañada.

-El lunes es tu primer día en la empresa.

-¿Qué?

-Lo que escuchaste- afirmó, serio.

-No, ni creas que trabajaré en ese lugar. No, no y no.

Me escuché muy infantil e inmadura, pero no tenía más que decir. No iba a trabajar con él. Ni loca.

-Vine a hablar contigo y ofrecerlo de la manera más pacífica posible. Pero al final sucederá, de una manera u otra.

-¿Eso es una amenaza?- pregunté.

-No. Es una advertencia. Te espero el lunes ahí. No quiero tener que repetirlo otra vez, porque si es así, habrá consecuencias.

-¿Qué significa eso?

Miró alrededor y se abrochó el último botón del saco.

Luego sin decir ni una palabra más, salió, cerrando la puerta detrás de él.

Por Él | JC | #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora