-Llegamos- informó mi hermano.
Nos habíamos detenido en una bonita zona de departamentos blancos.
-¿Vives aquí?- dije mirando a Andrea.
-VIVIMOS aquí- me corrigió y guiñó un ojo.
Sacamos las maletas del auto y entramos.Era impresionante. El vestíbulo era acogedor y tranquilo. Una amable recepcionista nos sonrió mientras nos dirigimos al elevador.
-Woow... - repetí por quinta vez.
-Ya basta... - me dijo mi hermana y me dio un empujoncito juguetón en el hombro.
Nos dirigimos por el pasillo hasta la última puerta. Andrea sacó sus llaves y abrió.
Era tal como me lo imaginaba. No parecía el departamento de un adulto.
Las paredes estaban pintadas de blanco y azul, y por todas partes había fotografías pegadas. Del techo colgaban algunos pajaritos de papel y estrellas. Había extensiones llenas de pequeños focos y muchos dibujos.
Los muebles eran una mezcla de antiguos y nuevos. Ninguna de las cosas que había ahí era igual.
Lo adoré.
No pide evitar soltar un grito.
-¿Te gusta?
-¿Qué si me gusta? ¡Me encanta!
Mi hermana me dedico una enorme sonrisa.
-Ven, te enseñaré tu habitación...- me tomó de la mano y me guió por el pasillo. Sebastián se quedó en la sala.
-El departamento tiene dos habitaciones, un baño, cocina y comedor, así que no me hace falta nada. Espero que a ti tampoco.
-Está perfecto- contesté.
-Es aquí.
La puerta era blanca. Al igual que el resto de la habitación.
-Intenté dejarla lo más vacía posible para que tu puedas agregarle lo que quieras- me explicó.
La cama individual estaba cubierta de almohadas y sábanas blancas, tenia un escritorio y algunas repisas iluminadas por la luz que entraba desde la ventana. El closet estaba abierto y vacío.
-¿Este es mi cuarto?- pregunté, asombrada.
-Claro.Sonreí. Mi cuarto en casa de mis padres era muy bonito y grande, pero jamás lo había sentido completamente mío. Ahí sólo llevaba unos minutos y ya me sentía como en casa.
-Lo que no pude evitar decorar es el techo- agregó.
Miré hacia arriba y solté un gritito. El techo estaba hermosamente pintado con estrellas y nebulosas de colores sobre un espacio oscuro. Toques de lila, azul, verde y blanco, bailaban por toda la superficie.
-¿Te gusta?- me preguntó- mi habitación también la tiene. Tengo un amigo que es artista y el me ayudó a que se viera así.
Yo estaba a punto de llorar. Todo eso era realmente perfecto. Iba a vivir con mi hermana después de casi seis años separadas. Había terminado la escuela así que buscaría un empleo y podría buscar un curso de fotografía. Le preguntaría a Andrea por el suyo. Eso era algo que compartíamos. El amor hacia la fotografía.
-¿Te ayudó a desempacar y luego vamos a comer? Sebastián debe de estar desesprado.
-Por supuesto- dije sonriendo.
Mi vida parecía estar arreglada.
Pero hacia falta algo.En realidad, alguien.
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Por Él | JC | #2
Romance«A lo largo de nuestra vida nos encontramos con infinidad de personas. Algunas pasan de largo y son olvidadas entre el mar de rostros. Otras pueden marcarte en tu camino, y te acompañan por él, más tiempo del que te hubieras imaginado. Luego están...