Si, mi plan original era correr. Lamento decir que no lo hice.
Estaba como paralizada. Hipnotizada.
Sus ojos me tenían atrapada.
La lluvia continuaba cayendo afuera, haciendo casi imposible escuchar cualquier cosa.
Sentí una mano sobre el hombro.
-Mónica, ¿Estás bien?
Era Eduardo. De alguna manera había llegado a mi lado. Su voz pareció sacarme de mi ensoñación. Aparte la vista de Jos.
Eduardo estaba agachado y me miraba con el rostro lleno de preocupación.
-¿Estás bien?- volvió a preguntar.
Asentí lentamente.
-¿Puedes levantarte?
Volví a asentir. Parecía un robot.
El brazo me punzaba un poco, por aguantar la caída. Estaba algo despeinada y me había rasguñado las palmas con el suelo, pero en lo demás estaba bien. Eduardo me tendió una mano.
-Estoy bien- logré decir mientras aceptaba su ayuda y me levantaba- Tengo que irme a casa.
-¿Como fue que te caíste?
La sangre subió a mis mejillas a recordarme escondida detrás de la barra.
-Resbalé.
-¿Estas segura de que estás bien?
Aish, ese chico era peor que mi madre.
- Si, estoy segura- intenté no ser grosera, por que sabia que sus intenciones eran buenas. El solo quería ayudar.
Me dirigí hacia la puerta y en cuanto la abrí, un ráfaga de viento y lluvia atacó mi cara. Por suerte, había un pequeño saliente de lona frente a la cafetería que nos cubría un poco de la lluvia.
-Cielos, si que esta lloviendo...- dije.
-Más que lloviendo, el cielo se cae- agregó Eduardo.
-Es solo agua- susurró una tercera voz.
Fue apenas audible, pero al parecer, mi oído era bueno para las cosas que no debían ser escuchadas.
Jos estaba parado junto a la puerta.
-Tu eres el chico de la canción- dijo Eduardo, cuando lo vio ahí- ¿Como dijiste que te llamabas?
-No lo dije- respondió Él. Su tono fue monótono y cortante.
-Claro...- Eduardo parecía un poco avergonzado. Pero lo escondió con una sonrisa.
La lluvia continuaba cayendo frente nosotros. La calle ya estaba llena de charcos.
Y también estaba esa corriente. La que parecía unirme con Jos. Una parte de mi se sintió aliviada por ese sentir tan familiar. Pero al igual que todo lo relacionado con Él, algo estaba mal. Se sentía algo... muy tenso.
Tenia que concentrarme en otra cosa. O terminaría haciendo una tontería. Moví la cabeza para despejarme. Luego saqué el celular. Eran las 9:30. Tenia que concentrarme en lo siguiente más importante, dejando a un lado que Jos estaba a unos cuantos metros de mi.
¿Como iba a llegar a casa?
Llamé a Andrea. Cuatro veces. Y ni una sola vez contestó.
De reojo, vi a Jos alejarse caminando por la calle, bajo la lluvia, sin decir una sola palabra.
¿En serio?
-Creo que tendré que tomar el autobús- suspiré.
-La estación esta a seis cuadras- Eduardo me miró como si hubiera dicho que me iba a la luna- Terminarás echa una sopa.
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Por Él | JC | #2
Romance«A lo largo de nuestra vida nos encontramos con infinidad de personas. Algunas pasan de largo y son olvidadas entre el mar de rostros. Otras pueden marcarte en tu camino, y te acompañan por él, más tiempo del que te hubieras imaginado. Luego están...