† Capitulo 54 †

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Tal como el agente y la peliblanca acordaron ambos se encontraban en un centro comercial, ¿Haciendo qué? Pues absolutamente nada, solo iban de un lado a otro mirando vidrieras y charlando. 

— Y bien, ¿Haremos algo interesante o nos quedaremos sin hacer nada como dos adolescentes tontos? — Pregunto la peliblanca algo aburrida por la situación. 

— ¿Qué es lo que quieres hacer? — Pregunto el agente sin darse cuenta de las claras intenciones de la peliblanca. 

— Me prometiste ser mi sugar daddy, así que vamos a esa tienda. — Dijo la peliblanca en lo que se ponía en marcha.

— Pero es una tienda de lencería... No puedo entrar ahí. — Dijo el agente algo avergonzado y ruborizado por la situación. 

— Pfff...  ¿Acaso te da miedo que no puedas tener suficiente autocontrol? — Pregunto la peliblanca en un tono burlón en lo que entraba a la tienda. 

El agente iba a reprochar, pero se dio cuenta de que la peliblanca tenía razón. A el realmente le aterraba no poder controlar sus intentos al ver a la peliblanca de esa forma, pero a la vez le excitaba la idea.

Narra T/N...

Leon y yo entramos a la tienda y nos dirigimos a la zona más oscura y apartada de la tienda. Tomé el primer conjunto de ropa y me metí a un probador, y wow para mi sorpresa no me veía nada mal a pesar de que el conjunto apenas tapaba mis vergüenzas. 

— Leon ¿Qué opinas? — Dije yo en lo que salía de probador. 

— T/N... Dios mío, las personas pueden verte. — Dijo Leon algo asustado en lo que trataba de tapar mi cuerpo. 

— No seas tonto, la única persona que hay aquí es la cajera y no creo que venga a molestarnos. — Dije yo en lo que empezaba a dejar suaves y húmedos besos en el cuello de Leon, este por mi tacto rápidamente tenso su cuerpo. — ¿Ves aquel conjunto de color negro? ¿Puedes traérmelo?

— ¿Por qué debo ir yo? — Pregunto Leon en tono de queja, sin embargo, fue a traer lo que le pedí. — Aquí tienes. 

 Tomé la prenda y volví a entrar al probador. — Hasta yo me daría a mí misma. — Dije yo en lo que salía del probador. — Leon ¿en dónde est...? 

 Antes de poder seguir hablando sentí como una fuertes mano se posaban en mi cintura obligándome a entrar de nuevo al probador. — ¿Te parece gracioso provocarme de esta manera? — Dijo Leon en un susurro haciendo que mi piel se erizara. — Mmgh... Realmente eres malvada. 

 El empezó a besar mi cuello y a acariciar con desesperación mis pechos haciendo que cada vez se me haga más complicado el poder contenerme. — Leon... de-tente. — Dije yo en lo que gemía levemente. 

𝘓𝘢 𝘩𝘪𝘫𝘢 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘤𝘢𝘴𝘪 𝘋𝘪𝘰𝘴 /𝘓𝘦𝘰𝘯 𝘚. 𝘒𝘦𝘯𝘯𝘦𝘥𝘺 𝘠 𝘛𝘶/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora