↦↦↦JustD333mon↤↤↤
Tal como el agente y la peliblanca acordaron ambos se encontraban en un centro comercial, ¿Haciendo qué? Pues absolutamente nada, solo iban de un lado a otro mirando vidrieras y charlando.
— Y bien, ¿Haremos algo interesante o nos quedaremos sin hacer nada como dos adolescentes tontos? — Pregunto la peliblanca algo aburrida por la situación.
— ¿Qué es lo que quieres hacer? — Pregunto el agente sin darse cuenta de las claras intenciones de la peliblanca.
— Me prometiste ser mi sugar daddy, así que vamos a esa tienda. — Dijo la peliblanca en lo que se ponía en marcha.
— Pero es una tienda de lencería... No puedo entrar ahí. — Dijo el agente algo avergonzado y ruborizado por la situación.
— Pfff... ¿Acaso te da miedo que no puedas tener suficiente autocontrol? — Pregunto la peliblanca en un tono burlón en lo que entraba a la tienda.
El agente iba a reprochar, pero se dio cuenta de que la peliblanca tenía razón. A el realmente le aterraba no poder controlar sus intentos al ver a la peliblanca de esa forma, pero a la vez le excitaba la idea.
Narra T/N...
Leon y yo entramos a la tienda y nos dirigimos a la zona más oscura y apartada de la tienda. Tomé el primer conjunto de ropa y me metí a un probador, y wow para mi sorpresa no me veía nada mal a pesar de que el conjunto apenas tapaba mis vergüenzas.
— Leon ¿Qué opinas? — Dije yo en lo que salía de probador.
— T/N... Dios mío, las personas pueden verte. — Dijo Leon algo asustado en lo que trataba de tapar mi cuerpo.
— No seas tonto, la única persona que hay aquí es la cajera y no creo que venga a molestarnos. — Dije yo en lo que empezaba a dejar suaves y húmedos besos en el cuello de Leon, este por mi tacto rápidamente tenso su cuerpo. — ¿Ves aquel conjunto de color negro? ¿Puedes traérmelo?
— ¿Por qué debo ir yo? — Pregunto Leon en tono de queja, sin embargo, fue a traer lo que le pedí. — Aquí tienes.
Tomé la prenda y volví a entrar al probador. — Hasta yo me daría a mí misma. — Dije yo en lo que salía del probador. — Leon ¿en dónde est...?
Antes de poder seguir hablando sentí como una fuertes mano se posaban en mi cintura obligándome a entrar de nuevo al probador. — ¿Te parece gracioso provocarme de esta manera? — Dijo Leon en un susurro haciendo que mi piel se erizara. — Mmgh... Realmente eres malvada.
El empezó a besar mi cuello y a acariciar con desesperación mis pechos haciendo que cada vez se me haga más complicado el poder contenerme. — Leon... de-tente. — Dije yo en lo que gemía levemente.
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𝘓𝘢 𝘩𝘪𝘫𝘢 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘤𝘢𝘴𝘪 𝘋𝘪𝘰𝘴 /𝘓𝘦𝘰𝘯 𝘚. 𝘒𝘦𝘯𝘯𝘦𝘥𝘺 𝘠 𝘛𝘶/
DiversosAlbert Wesker, un hombre que buscaba la perfección y el poder para si mismo. Haría lo que fuese con tal de lograrlo, pero todo cambiaria con la llegada de esa niña... Esa niña la cual tenía sus ojos. Unos ojos los cuales provocan miedo a cualquiera...