Un Amor Verdadero 🤍

Capítulo 16.Buscando Perdón

Una noche negra, llena de lágrimas, de mucho dolor se vivía en ambos lados.

Sarita, la acompañaron sus hermanas, solo lloraba por aquel error tan grave que habría cometido, sentía que Franco no la perdonaría nunca y eso hacía que su mundo se derrumbara, no consevia su vida sin él, miraba en todo momento su teléfono pera ver si había respuesta de Franco y no, eso no sucedía; sus hermanas sólo la abrazaban para que se sintiera apoyada, más allá de que sabían que ella había cometido un error, ellas estaban para apoyarla y ayudarla.

Franco por otro lado paso tomando hasta pasadas las 4 de la mañana, un jardín en completo desastre, dos botellas de Whisky vacías, todo tirado en el suelo, un vaso roto que del mismo dolor al leer el mensaje que Sarita le había enviado lo tiro contra una mesa, hasta que ya no pudo más y se durmió, Quintina lo habría llevado a su habitación.

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En la hacienda Elizondo, muy temprano en la mañana, Sara ya se había levantado, cuando se quedó dormida sus hermanas se retiraron a sus habitaciones. Rápidamente tomó el teléfono, tenia una ligera esperanza que Franco contestara, pero no. Lo llamo de igual forma no obtuvo respuesta.
Pensó y pensó hasta que decidió irlo a buscar, no despertó ni a sus Hermanas era muy temprano en la mañana nadie aún estaba despierto, solo Dominga que cuando Sara bajo se percato que iba a salir y la detuvo.

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- Señorita Sara Buenos días. ¿piensa salir?.
- Si, pero por favor no digas nada, más tarde llamo a mis hermanas. Buenos días.
- Pero después de todo lo de ayer debería quedarse descansando señorita.
- Ya se Dominga, pero si sigo encerrada aquí me voy a sentir peor solo daré una vuelta, miente ella.
- Esta bien señorita, cuídese mucho por favor.

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Sara sale rumbo a la casa en las afueras de San Marco, a la velocidad que iba llegaría en menos tiempo del estimado, ella no pensaba más que en ver a Franco, como estaría, que habría pasado, tantos pensamientos la estaban matando por dentro.

Llega al lugar y Franco aún estaba dormido, la recibe Quintina.

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- Señorita Sara, buenos días. Por Dios ¿que hace aquí?
- Buenos días Quintina ¿Donde está él? Pregunta rápidamente.
- En su cuarto. Pero está segura que quiere pasar.
- Claro que sí Quintina, si no lo veo en este momento me voy a morir, pero de angustia.

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Va entrando y ve un desastre en el patio, el vaso roto junto al celular de Franco fue lo que más le llamó la atención, y le pregunta Quintina que había pasado con ese vaso, a lo que ella le respondió que en un momento vio algo en el teléfono y tiro el vaso y se hecho a llorar aún más como un niño chiquito. Al escuchar esas palabras Sara no quiso imaginar que era simplemente tomó el celular de él y al desbloquearlo estaba en el mensaje que ella había enviado la noche anterior, en sus mejillas empezaron a rodar pequeñas gotas de lagrimas, mientras se decía así misma "cuanto daño te he hecho amor".

- Voy a buscarlo Quintina, Preparale un café bien cargado por favor. Voy a entrar a la habitación.
- Esta bien señorita.

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Sara empieza a entrar a la casa y todo ya estaba más acomodado porque Quintina estaba recogiendo, pero todo se veía aún en desorden, todo tirado.

Cuando entro a la habitación, allí estaba él, dormido tirado en la cama, aún con la ropa del día anterior, pues pelio con Quintina que lo dejara así, que el quería estar solo. En la habitación todo era igual que en la casa, un desastre mil cosas por el suelo, lo único que tenía entre sus manos era una foto de su Sarita pegada al pecho, al ver esto Sara no pudo contener las lágrimas, el dolor de su Franco le causaba aún más dolor a ella, acomodo todo en la habitación y Franco aún no se levantaba, una vez recogió todo se sentó a un lado de él, moría por darle un beso en la comisura de los labios pero sabía que no debía hacerlo. Optó por darle una pequeña caricia en la cara, él solo se movió un poco y siguió dormido, Sara repitió la acción al cual Franco respondió "déjame Quintina quiero dormir si es posible por el resto de mi vida".