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Omnisciente.


Capítulo cinco: "Descubrimiento agridulce".


Nuevamente, se vio incapaz de dormir; su mente no dejaba de formular ideas tontas y pensamientos fastidiosos. Se inclinó sobre su costado derecho y se dedicó a observar el reflejo de la luna colándose entre las cortinas; después de todo, aun estando en el suelo, la deslumbrante vista no perdía su hermosura.

Debido a que Luffy seguía bajo los efectos de la anestesia general, y recién operado, decidió dejarlo descansar sin ningún estorbo. Su consuelo fue ver al muchacho tendido sobre una cama mucho mejor a la que tenían en el orfanato, respirando la cálida esencia del incienso que aromatizaba la habitación. Antes de dormir, Chopper le comentó algunas aspectos que tratar sobre el menor. 


Anteriormente.


Para empezar, el chico tendría que quedarse en cama hasta que el dolor causado por la apuñalada y la intervención quirúrgica cesare; y, la razón por la que tuvieron que ejercer una intervención quirúrgica, fue debido a que dentro de la herida yacía un pedazo de cuchilla, siendo esto la razón de la fiebre. El médico supuso que probablemente, aquel objeto cortopunzante estaba desgastado y mellado, por lo que al ejercer fuerza sobre la piel, este se quebró.

Zoro se sintió nuevamente estúpido por su descuido, pidió una disculpa al castaño por darle más trabajo, el contrario solo negó.

Ya era muy tarde para sacar el tema, pero ahora, era justo contarle al castaño lo sucedido, así que buscaron la privacidad y se adentraron a la habitación donde yacía Luffy. Después de un resumen detallado sobre lo sucedido aquella noche, su camino hasta ese lugar, la madrugada que durmieron atrás de unas cajas y cuando se enteró de la lesión del pelinegro; el castaño quedó impactado, cuánto habían sufrido, dos jóvenes de casi su misma edad, sin hogar y con la tremenda suerte de haber encontrado un lugar para pasar una noche más, ése lugar donde se encontraban.

Por la mente de Chopper, pasó el fugaz recuerdo de lo acordado con Nami. Definitivamente, los dos jóvenes no podían partir. Aún no.

—Bien, ¿Zoro?, ¿no?— el espadachín asintió. —Tengo una propuesta para ti, necesito que la escuches.—

—Te estoy escuchando— respondió con simpleza.

Chopper fue directo, no reprimió ni una sola preocupación con respecto al pelinegro. Zoro escuchó la propuesta, trabajar ahí mientras Luffy se recuperaba, no sonaba tan mal. De hecho, sería más fácil y entretenido que pasar todo el día vigilando al otro, además, deseaba ponerse a prueba a sí mismo, nuevas actividades, nuevos retos.



De vuelta al presente.



Se halló con la sorpresa de que al final, sí pudo conciliar el sueño. Se revolvió un poco entre las sábanas, se estiró, e inmediatamente se levantó y dirigió a la ducha. Después de un baño rápido, abrió el gran armario del aposento, he ahí unas cuantas camisas, pantalones, zapatos y ropa interior. 

Se colocó una camisa de lino, azul marino y mangas largas con unos pantalones negros, junto con unas zapatillas formales. El joven doctor le solicitó presentarse formal, a lo que Zoro no contestó en el momento. Él no era una persona de moda, peor una persona formal.

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