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Omnisciente.

Capítulo siete: "Incomprensible".


Un poco empapado, con sus botas en mano y una expresión algo desconcertada, arribo a su habitación, de esta, nuevamente, se escuchaban voces discutiendo. Esta vez se dejó de rodeos. Abrió la puerta con brusquedad, arrugó el entrecejo y observó la situación.

—¡Ya lo dije muchas veces! ¿¡Cómo quieres que lo diga!?— Luffy exclamó hacia cierto tipo tatuado.

—¡Ya te lo repetí muchas veces!— frustrado, Law respondió al menor —Escucha bien. Es Trafalgar Law, ¡no Torao!— miró al otro quién le dedicó una mirada confusa.

—¿Trafalger Low? Traffy... Tralaw... ¡Torao!— divagó unos momentos meneando su cabeza un poco, hasta dar su última palabra.

—No, no es— no terminó la frase —Mejor olvídalo.— después de todo, no haría al chico cambiar de opinión.

—¡Toraaaaooo!— exclamó feliz mientras le sonreía al mayor.

Zoro no entendía en absoluto lo que estaba pasando, solo fijó su mirada en el pelinegro tatuado. Ese tipo tenía algo muy curioso en él, o así lo interpretaba Zoro. Pero definitivamente prefería el término 'curioso' antes que 'extraño' como lo hacía aquella mujer.

Ensimismados en su pequeño debate, los pelinegros, ni siquiera con el gran estruendo de la puerta, fueron conscientes de la presencia del peliverde. Hasta que Law sintió el olor del roble en la habitación. El médico solo volteó a verlo; Luffy al ver al contrario, también se giró.

—¡Zoro!— dijo al mayor.

Zoro se reincorporó, colocó sus botas a un lado y respiró hondo.

—Luffy— devolvió el saludo, asintiendo ligeramente.

El pelinegro mayor parecía un poco confuso ante algo; seguía discretamente con la mirada al recién llegado, y respiraba igual de hondo como antes lo hizo el menor. Tan concentrado estaba que no captó la curiosa mirada de Luffy hacia él. Disimuló un poco al sentirse descubierto, lo que no sabía es que el menor no entendía su accionar. 

Luffy se mecía en el borde de la cama, en posición mariposa mientras observaba al hombre con el que hablaba. Dedicó su mirada a los ojos del mayor, que bonito color tenían. Grises, un color que él consideraba aburrido, hasta ahora, esos ojos tan penetrantes, con unas ojeras marcadas bajo los surcos, y una expresión serena, pero que por un momento le dedicó una ligera sonrisa que apenas notó.

El espadachín se quedó quieto frente al armario, observó de reojo al mayor y habló.

—¿Te importaría darnos un poco de privacidad?— no era su intención decirlo molesto o con sarcasmo, pero así sonó. Law no se inmutó, tampoco se molestó, sólo se dirigió a la puerta, colocando su mano en el marco.

—Me gustaría hablar contigo, si me lo permites.— habló.

Zoro tenía una expresión tan seria como la de él. ¿Hablar? ¿Por qué razón? ¿Por qué él? Sin embargo; respondió.

—Lo haré. Déjame darme una ducha primero.—

El doctor asintió, salió de la habitación y cerró la puerta detrás suyo.

—¿Qué hacías hablando con ese tipo?— se dirigió a su compañero.

—Chopper tenía un papeleo que terminar, así que él vino a entregarme unos medicamentos y a revisar esto.—levantó su camisa mostrando la herida.—O eso fue lo que él me dijo—

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