XiChen cerró la puerta colocando un talismán silenciador. Nada de lo que iban a hablar esa noche debía salir de la habitación. Iba a ser algo duro para ambos, pero necesario. Tenían cosas que necesitaban hablar. Se acercó a él por la espalda y lo abrazó por un momento. WanYin no se molestó por ello, simplemente siguió deshaciendo su tocado para dejar su apretado moño dispuesto para ser despeinado. XiChen le pidió permiso en un susurro para terminar de deshacerlo y peinarlo. WanYin se lo concedió con un seco asentimiento y recibió un beso en su nuca antes de que comenzase. XiChen siempre era delicado y atento con el procedimiento. Una especie de ritual íntimo cuya importancia WanYin no llegaba a comprender, pero que no necesitaba indagar en ello para saber que el Lan lo disfrutaba. Y eso era suficiente.
Dejó que su cabello cayese como una cortina y después deshizo una a una las trenzas. WanYin se sentó en la cama después. Sabía que el mago primero desharía su propio tocado y después le peinaría el cabello. Lo que no esperaba, era que XiChen se quitase su cinta de la frente y la depositase en su mano como quien le confiaba un tesoro. Tomó su mano derecha con cariño para dejarla sobre ella con mucho cuidado y después dobló sus dedos para cerrar su mano. WanYin lo miró desconcertado. No entendía que demonios pasaba por la mente de Lan XiChen en ese mismo momento.
- Deseo hablar de algo contigo, A-Cheng, y deseo hacerlo sin restricciones.
- Vale... - los interrogantes todavía sobrevolaban la cara del familiar, sin entender muy bien de qué iba aquello. - ¿Qué pasa? - XiChen se arrodilló frente a él, colocando ambas manos rodeando la suya. WanYin comenzó a ponerse nervioso. XiChen se estaba comportando un tanto... raro.
- A-Cheng, quiero que sepas que confío en ti. Sé que contigo no son necesarias las reglas, ni las restricciones, que el lazo entre nosotros es algo sagrado e irremplazable. - WanYin comenzó a ruborizarse - Que el uno forma parte del otro, y nos apoyamos y protegemos, porque esa es la base de nuestra convivencia. - WanYin asintió suavemente, escuchándolo atentamente. XiChen se aproximó para besar su mano, permaneciendo en silencio por un momento. WanYin lo observó atentamente. Era increíble que siempre le tratase de aquel modo, como a algo tan preciado que era invaluable. Se separó despacio, para dirigirle una mirada limpia y clara a los ojos. - Sin embargo, no siempre somos sinceros el uno con el otro, y hay cosas sobre las que tenemos que conversar. - WanYin se tensó de inmediato, como un resorte, crispando incluso el puño que todavía estaba entre las manos de XiChen. - Sé que tu sesión de hoy no fue bien. ¿No estabas a gusto con la persona que te asignaron o... ?
- XiChen. - le cortó antes de que continuase - Por si no te has dado cuenta, no soy persona de ir a un desconocido y contarle mi puta vida.
- ¿Te sentirías más cómodo con alguien conocido? Si es así sólo tienes que decirlo. - WanYin bufó.
- No voy a hacerlo XiChen. Ni con un conocido, ni con un desconocido. - masticó las palabras mientras las decía.
- Pero cariño, lo necesitas.
- ¡He dicho que no! - le gritó de repente. WanYin se levantó, dejó su cinta con cuidado sobre el tocador y se giró hacia él. - ¡No creo en esa basura! ¡Estoy bien! ¿¡Quién demonios necesita esa mierda!?
- Todos necesitamos hablar de las cosas que nos preocupan, o que nos afligen - WanYin maldijo - Yo también lo necesito para sanar algunas heridas, WanYin.
- ¿De qué demonios estás hablando? ¿Qué heridas, XiChen? - medio rugió enfadado. XiChen se sentó en la cama, recto, como solía hacerlo, apoyando las manos en sus piernas y manteniendo la mirada baja. WanYin se aproximó a él y le levantó el mentón para obligarlo a mirarle - ¿Qué heridas XiChen? - WanYin no gritaba, pero su tono era afilado y herido - ¿Qué me estás ocultando?
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Al otro lado del vínculo.
FanfictionLan XiChen no podía imaginar, pese a toda la magia del mundo, que algún día acabaría viviendo algo así. A veces, la vida da vueltas inesperadas, requiebros y en ocasiones encuentros que la cambian por completo. Y todo empezó con un día tranquilo y a...