8: Construir un hogar

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En los siguientes días, WanYin apenas podía moverse. XiChen cargaba su cesta a todos lados, negándose a perderlo de vista. Cuando se despertaba, se encargaba de que se alimentase y después volvía dejarlo dormir a su lado, o en su regazo. Durante estos días el felino no se resistió lo más mínimo a los cuidados y las caricias. En su estado convaleciente, concentraba sus fuerzas en sanarse a sí mismo y devolverle las energías a su mago. 

Eso no evitaba que XiChen no tratase de mantener algunas conversaciones con él. El mago parecía querer conocerlo y eso no le molestaba lo más mínimo. Siempre encontraban un huequecito para charlar de cualquier cosa al final del día, cuando ambos curaban sus heridas. Tan pronto como consiguió encontrar fuerzas para hablar, dejó de usar el vínculo para comunicarse la mayoría del tiempo. Mantenerse en silencio cuando los niños todavía no se dormían era una buena excusa para seguir usando el vínculo, igual que cuando le quería comentar algo sin que nadie más fuese partícipe.

Ambos lo notaron, como aquello que al principio había sido algo forzado, empezaba a asentarse, y día tras día se sentían más a gusto con el otro. Había una sensación de complicidad no forzada entre ellos. Un sentimiento de conexión agradable, que se hacía presente en sus mentes de vez en cuando. Conforme el familiar recuperó fuerzas, también les fue más fácil disociar sus pensamientos y emociones. Moldear la fina línea que separaba sus mentes para que los pensamientos del otro no tomasen el primer plano, y al mismo tiempo, reblandecerla para establecer una comunicación cuando era necesario. Ambos sabían que necesitarían entrenamiento con aquello, y que podrían controlarlo mejor con el tiempo.

Durante los siguientes cuatro días, la rutina fue la misma. Levantarse, llevar a los niños al comedor común, desayunar, ocupar el despacho de Lan QiRen para trabajar, para el almuerzo, tomarse una siesta forzada con los niños, curar sus heridas, volver al trabajo, cenar y pasar el tiempo en familia antes de acostarse. QiRen y WangJi se unían de vez en cuando. Sobre todo cuando algo había ocurrido durante el día que había alterado a los niños demasiado. Aunque XiChen todavía no podía unirse a los recitales de música con su energía, tocaba para ellos su flauta de vez en cuando. 

A los niños le encantaba que se uniese a los dos guqins, y desde luego el felino, no iba a ser quien se quejase de aquello. Solía hacerlo sólo durante las primeras canciones, ya que al final, tarde o temprano todos necesitaban ser llevados a la cama. Los más mayores se unieron algunas veces con las tonadas más sencillas. WangJi era un profesor serio, pero paciente y los niños comenzaron a perderle un poco el miedo, para seguir ganándole respeto. Y aquellas lecciones parecían sentarle bien al frágil corazón de WangJi. Tanto XiChen como QiRen se sintieron realmente aliviados por ello.

Cuando ambos se iban, WanYin y XiChen tenían su pequeño momento de intimidad diario. Hablaban de sus experiencias y sus planes de vida. De las cosas que ambos consideraban importantes. De la preocupación que a ambos les generaban sus hermanos y de como querían tratar de afrontar el futuro. WanYin ya se había hecho a la idea que que oficialmente era parte del clan Lan ahora. La decisión del Consejo de que se quedase bajo la tutela de su vínculo, y la negación de la pertenencia a su propio clan le dejaban muy clara la opinión de los magos. Ahora era un familiar vinculado, y sólo a su mago le debía lealtad y obediencia. 

De haber sido otro mago, WanYin hubiese buscado un método para romper el vínculo por cualquier medio. XiChen le agradaba. Le trataba como a un igual, a veces también un poco como una mascota, aunque su forma de ahorro de energía no ayudaba con eso. Pero le tenía en cuenta en sus decisiones, y buscaba su bienestar. Había notado muchas veces a través del vínculo su preocupación por su salud mientras lo acariciaba. XiChen no buscaba aprovecharse de su situación o usarlo en su favor. Y esa preocupación le hacía sentirse apreciado. Tanto que en ocasiones le costaba enfrentarse a la verdad, XiChen no lo consideraba un desconocido, sino un miembro más de su familia.

Al otro lado del vínculo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora