La ceremonia funeraria fue tres días después, cuando estaba programada la quema de los vestigios irrecuperables del Muelle del Loto. Resultó ser más multitudinaria de lo que al propio WanYin le habría gustado. Algunos altos cargos del Ayuntamiento estuvieron presentes, y parte de la ceremonia se grabó desde lejos por varios medios locales y regionales. Solo los familiares allí presentes, y un par de Lan que habían decidido acudir por voluntad propia, eran conscientes de que entre aquellos restos de madera a medio calcinar, rastrojos de la cosecha anterior perdida y algún que otro resto combustible más, estaban los huesos de los antiguos habitantes del lugar.
La quema se llevó a cabo en silencio, con una dotación del cuerpo de emergencias que vigilaba que el fuego no se descontrolase y los maestros artesanos que habían acudido para recuperar los edificios bajo los planes de WanYin, respetando el método tradicional. Estos ofrecieron sus ofrendas y oraciones al fuego, dando gracias por el papel que habían cumplido durante su tiempo de vida, y buscando su aprobación para la reconstrucción. Una mera formalidad para el consistorio, que había acudido allí para colocar la primera piedra del nuevo edificio, hacerse unas cuantas fotos y limpiar su imagen ante aquel caso de corrupción flagrante.
Estaban transmitiendo en pleno directo cuando los maestros artesanos le negaron al alcalde la colocación de la primera piedra para pedirle a Jiang WanYin que clavase el primer pilar de madera en el suelo. Ante las incrédulas y ofendidas miradas del alcalde, el joven simplemente se quitó la chaqueta que llevaba para coger un mazo de madera y proceder bajo las indicaciones de los maestros constructores. Ni si quiera vacilaron al explicar ante las cámaras que se había decidido respetar la tradición inmaterial del proceso constructivo tradicional para honrar al antiguo Muelle del Loto y poder considerar al nuevo un patrimonio real de la ciudad, tanto como el anterior lo había sido, y alegar que la tradición dictaba que la familia que habitaría los nuevos muros era quien tenía el honor de proceder con la primera colocación.
Poco les faltó a los ancianos para soltar ante las cámaras que el alcalde podía quejarse cuanto quisiese, pero ni tenía la fuerza juvenil necesaria para llevar a cabo la tarea, ni se le consideraba puro, ni mucho menos adecuado para el papel cuando la destrucción de los edificios anteriores se había llevado a cabo bajo sus narices y sin detener ni un segundo su derribo hasta que el proceso judicial por la recuperación de la herencia de los Jiang comenzó. Si no fuese porque el escandalo hubiese sido mayor, y porque en el fondo sabían que había una parte de modernidad contra la que no podían luchar, habrían expulsado a las cámaras, al alcalde y a toda su comitiva de chupópteros del lugar sin vacilar lo más mínimo.
Cuando el circo mediático abandonó el lugar, los maestros constructores se sentaron frente al fuego con los familiares y esperaron a que las antiguas ruinas fuesen consumidas y las llamas se redujesen a rescoldos para hablar con ellos. Solo tras lo que consideraron el luto adecuado hablaron con los que suponían que serían sus ayudantes en las próximas semanas. No se equivocaban. La mayoría de los familiares presentes estaban dispuestos a coger las herramientas y seguir las instrucciones de aquellos hombres para levantar de nuevo el lugar que ya se había convertido en un emblema, incluso mientras todavía no había sido construido.
Jiang WanYin se mantuvo ligeramente alejado de la interacción durante algunos minutos. necesitaba su propio tiempo para digerir la tristeza que no podía expresar ante desconocidos. Su propio momento para llevar el luto y respirar profundamente, de centrar el sonido únicamente en el crepitar del fuego y el recuerdo de todos aquellos que se habían fundido con las cenizas de aquel que fue su hogar. Ya tenía la lista escrita y preparada para hacer la tablilla conmemorativa que merecían. Tal vez una de las cosas más absurdas era que, precisamente ninguno de sus dos líderes, se encontraba en ella. Las cenizas de su padre seguían en el clan Lan, y jamás había llegado a encontrar el cuerpo de su madre.
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Al otro lado del vínculo.
Fiksi PenggemarLan XiChen no podía imaginar, pese a toda la magia del mundo, que algún día acabaría viviendo algo así. A veces, la vida da vueltas inesperadas, requiebros y en ocasiones encuentros que la cambian por completo. Y todo empezó con un día tranquilo y a...