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Dos tediosas semanas habían pasado desde aquella noche tan... delirante me atrevía a decir no obstante, quizás imaginan que lo que me descolocó de aquella noche fue haber tenido sexo con Amelia pero no, era algo natural y me lo veía venir pero no tan rápido.
Lo que hacía que mi mente retumbara cuando lo recordaba era... quien era? Quien podía ser? La perra de Veni me confundía, me descolocaba y hacia que mis pensamientos se desviaran a los lugares más inimaginables.
Ella tenía un evidente problema conmigo y mis provocaciones tampoco ayudaban mucho a la situación pero, que me pasaba en realidad? Cosa que me cuestiono por lo escalofríos que esa mujer me causaban. Si bien siempre fui una chica tímida, algo que aprendí a la fuerza es que no había que tenerle miedo a la gente. Quizás miedo a las enfermedades, a las catástrofes naturales pero a la gente jamás, pero Venable era toda una déspota despiadada y sombría. Sombría Sonaba como el adjetivo perfecto para semejante persona. Si bien era una mujer intimidante e imponente, el misterio hacia que todo ese miedo que le tenía de transformara en mi mayor cualidad, curiosidad.
El no saber casi nada de su vida personal me quitaba el sueño y hacía mis dedos inquietar no obstante, el hecho de que ella y su hermano fueran los socios de Luke me daba la máxima oportunidad de aclarar las tantas dudas que tenía porque creía que si descubría el otro lado de la montaña iba a perder de modo automático el interés en la pelirroja, ojalá hubiese sido así

-Fue una locura. Ella se enojó tanto que los ojos le brillaban de la furia.- Comentaba Mark durante el almuerzo. Las caras de horror entre Liv y yo daban a entender una sola cosa "NUNCA INSULTES A LA SEÑORITA VENABLE".

-Es una demente. Pobre de tu primo.- Dijo Liv mirándome y haciendo que casi escupa por toda la mesa del patio el jugo de naranja que bebía, de la risa
-Deberías decirle que contrate un seguro de salud psiquiatrica para sus empleados.- Agregó, guiñiandole un ojo a Mark para que yo termine soltando una gran carcajada.

Luego de almorzar, las clases continuaron con normalidad y tranquilidad salvo por la entrega del maravilloso examen de Historia de la filosofía.

-Como crees que te fue?- Preguntó Amy urgando su cartuchera en busca de una lapicera.
Nuestra interacción desde aquella gran noche había sido normal, inclusive más cercana.

-Prefiero no sacar conclusiones para no sorprenderme.- Dije a la par que luchaba con los nervios que me invadían cada vez sabía que estaba por ver a la Señorita Bitch.
-Y tu?-

-Dos, tres, cuatro... quien sabe? Es apenas el primer examen.- Aclaró relajada. Amelia parecía ser el tipo de persona perfecta para adjetivar como "fumada" dicho vulgarmente y se que no tengo que aclarar que significa.

Segundos después Venable entró al auditorio. Todos se callaron automáticamente y el ambiente se puso tenso como cada vez que ella entraba.

Saludó secamente y comenzó a entregar los exámenes por orden de lista. Algunos sonreían derrotados y otros temblaban de la furia.
Cuando llegó a mi nombre, dirigió su mirada hacia mí para mostrar una sonrisa burlona. Perra, perra.

Llegué a su escritorio y como si no fuera para menos, durante todo el trayecto desde mi banca hasta su escritorio nuestras miradas no se habían despegado en ningún momento, haciendo sienta el corazón en la garganta.

Tomé el estúpido examen y casi lo destrozo desde que vi mi nota. Cinco... cinco. Una chica que tenía uno de los mejores promedios desde la primaria hasta la secundaria había sacado una nota que consideraba yo patética.
La ira me invadió por lo tanto también la oportuna impulsividad.

-Perra.- Susurré, susurré con convicción y me escuchó. La miré y creí que iba a vomitar.
Su sonrisa se borró de su rostro y sus ojos brillaban de la furia.

Renacer de la decadenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora