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Era una mañana ajetreada y tensa en la Universidad, una brutal época de exámenes y todos nos encontrábamos con esa incertidumbre y angustia en cada momento del día.

-Entonces, solo nos queda estudiar las teorías de Tales de Mileto y de René Descartes, verdad?- Preguntó Liv con una sonrisa cansada en su rostro. Estaba junto con Liv, Mark y Amelia estudiando en la repleta biblioteca sin embargo, por fortuna habíamos encontrado una mesa disponible en la abarrotadisima biblioteca.

-Eso espero.- Dije con esperanza. -No creo que pueda soportar otras 5 horas más de esto.- Confesé haciendo a los chicos reír.

-Tu Mark? Cuanto te falta?- Preguntó Amelia antes de darle un mordisco a la galleta de FRUTOS SECOS. Casi la ahorco cuando la escuché decir que eran sus galletas favoritas.

-Me queda... Ciclo de vida y neurobiología. Al idiota del profesor Lestrange se le ocurrió la maravillosa idea de agregar otros dos temas a la lista.- Comentó con odio.

-Usa tus herramienta querido.- Agregó su prima burlonamente.

Pasadas dos horas, nos fuimos ya que la institución estaba por cerrar y eran alrededor de las siete y queríamos irnos a dormir temprano para que el día de mañana nuestras mentes funcionaran con decencia.

...

-Lo se ma. No tienes que preocuparte.- Le dije a mi madre quien llevaba toda la llamada diciendo que si fallaba en algo no tenía que angustiarme.

-Se que lo sabes... pero quiero asegurarte que ninguna nota podrá definir tu personalidad, tu inteligencia ni nada.-

-Tranquila... y gracias... siempre me hace bien hablar contigo.- Agregué.

Luego de hablar una hora con mi madre sobre mi nueva vida y su gran grupo de amigas de Artes plásticas, charle por mensaje con Amy quien no dejaba de hablar de una película estaba viendo... Diango sin cadenas, peliculón.
Una gran cosa que compartía con ella era nuestro amor descomunal por las películas de Quentin Tarantino... que mejor director de películas que él?

...

-Buenos días, chicos.- Dijo Venable al entrar al aula. Absolutamente todos allí estábamos con el corazón en la boca. Asustados por cualquier cosa que nos pudiéramos encontrar allí y más los nervios que nos abarcan a todos sin embargo, la señorita Venable se veía diferente esta vez. Sus bellas orbes marrones se veían cansadas, estaba pálida y las ojeras eran fáciles de distinguir, que le pasaba?

Por algún motivo, me preocupé. Ella siempre  altiva y firme me confundía al verse tan débil.

Luego de anotar el tiempo que teníamos para hacer el examen (1 hora y cuarenta minutos) en el pizarrón, repartió las hojas de examen y al entregarla sus ojos se clavaron sobre mi, pude ver que estos brillaban como faroles. Me angustié y me enoje por hacerlo.
Logré eliminar todo pensamiento de distracción de mi mente y comencé el "maravilloso examen"

En el primer punto solo había que marcar la opción correcta sobre que trataban las teorías de Aristóteles, Episteme, Confusio y Cicerón cosa que no resultó difícil en absoluto.

Las demás eran preguntas sobre teorías y razonamiento social.
Con cero ego, no fue complicado, pero si largo y estresante debido al tiempo que jamás sería suficiente.

Entregué el examen tercera y me volví a sentar en mi pupitre, guiñiandolé un ojo a Liv quien escribía a la velocidad de la luz.
En un momento, Venable se levantó y luego de decir que si alguien se llegaba a copiar ella lo sabría de inmediato y sin dudar, se fue y el impulso de ir a ver que sucedía me llevó a levantarme unos minutos después, decirle a Liv que iba al baño e irme. Maldita curiosidad.

Caminé rápidamente hasta que escuché un sollozo en el baño de profesores.

"Que haces Paula? Eres una demente". Me repetía constantemente.

Abrí muy lento la puerta y la ví. Sus manos apoyadas en el lavabo y lágrimas empapaban su rostro junto con su agitada respiración.
Lloraba desconsoladamente y yo estaba en shock. Venable llorando? Venable con emociones?

No lo dudé y me acerqué a ella quien era ajena a mi presencia.

-Señorita Venable?- Al escuchar mi voz, giró su cabeza de inmediato y su expresión cambió por completo.
Silencio. Ninguna emitía ni una sola palabra.
-Quiere un... un vaso de agua?-

-Que hace aquí?- Su voz temblorosa y fría a la vez.
Limpió sus lágrimas y el rimel corrido de su rostro.
-Vuelva al aula señorita Dupont.- Tan dura y tan rota a la vez. Me dí la vuelta para irme pero antes de abrir la puerta tuve el impulso de volver, ella creía que me había ido y lágrimas silenciosas salían de sus ojos.

Me acerqué a pasos lentos y al llegar puse mi mano temblorosa sobre la suya. Tenía miedo, ambas teníamos miedo.

-Respire.- Susurré al ver que casi le era imposible hacerlo.
-Inhale y exahale despacio.- Para mi sorpresa hizo caso y ayudó.
La situación era muy extraña, mi corazón latía a una velocidad desmedida y temblaba como un flan.

De un momento al otro, separó su mano de la mía, pasó sus mano por su rostro y volvió a ser Venable, la perra de Venable.

-Esto no pasó jamás. Si alguien se entera... se acabó todo para usted.-  Se fue y el aire se ablando.

"Si sabes que no podrás escapar de esto, verdad?"  Me dijo la tortuosa voz en mi cabeza y lo peor era que tenía razón.

Renacer de la decadenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora