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Kikyo acababa de llegar al departamento, había conseguido el empleo por lo que estaba cansada y feliz. Debía empezar de nuevo ya que no contaba con la referencia de su trabajo anterior aunque su nuevo jefe se mostró muy interesado en contratar a la chica de recursos humanos que destruyó a una gran compañía, las noticias comenzaban a correr y él parecía querer saber la verdad de primera fuente.

Vió el auto de Sesshomaru estacionado lo que la hizo suponer estaba en el despacho así que fué primero a su habitación, aún recordaba el beso intenso de esa mañana, el mejor beso de toda la relación, la había hecho estremecer, recordar aquellas noches apasionadas de los primeros meses, sentía que él la seguía queriendo tras esa cortina de orgullo, después de todo ella lo había lastimado, tal vez él si se había enterado de la primera vez que le fué infiel y por eso había cambiado.

Se preparó para darse un baño, quería hacer un último intento con el peliplata, cuando él terminó la relación estaban muy recientes los problemas que tuvieron en cambio ahora lo sentía más relajado, incluso en la oficina cuando le contó de su intento de nueva relación lo sintió... dispuesto a luchar por lo que quería, por quien quería.

Usó esencias florales en el agua de la bañera, esta vez no usó vainilla, quería que su piel se sintiera igual que cuando se conocieron, igual que cuando estuvieron juntos la primera vez. Flores silvestre, recordaba cuando vivía con Rin, usaban los mismos productos, no podían costear mucha variedad que digamos, ahora ella compraba solo lo mejor de lo mejor, Sesshomaru siempre la había acompañado para que fuera así, él era muy detallista con esas cosas. Sintió el agua tibia cubrir su cuerpo al entrar a la bañera y suspiró al sentir cada músculo relajándose, nuevamente pensó en aquel beso, sí, debía reconquistar a su ex novio, tenía la ventaja de que vivían juntos y que durante dos años de relación ella conocía sus gustos.

Luego de media hora salió del baño, ahora se preparó para vestirse, solo necesitaba una bata corta de seda, después de todo si tenía éxito con su reconciliación no necesitaría nada más. Dejó su cabello suelto y salió de la habitación.

Caminó despacio al despacho, no quería parecer desesperada, tocó un par de veces pero no recibió respuesta, abrió para encontrarse con la sorpresa de que estaba vacío entonces se dirigió a la habitación que él usaba, tocó y tampoco recibió respuesta, al entrar lo vió dormir. Estaba recostado en la cama cubierto solo con una toalla, recordaba que él había pasado la noche trabajando. Se acercó a él y se inclinó para besar sus labios, apenas fué un roce pero quería más así que volvió a unir sus labios, esta vez él correspondió, cada segundo aumentaba la intensidad, él la sujetó de la nuca para besarla con libertad, con un giro rápido la recostó en la cama y se puso sobre ella.

-¿Que haces?-preguntó él aún adormilado.

-Quiero resolver nuestras diferencias, empezar de nuevo.

-¿Empezar?-él olió su cuello, su hombro, ese aroma floral lo enloquecía, los de flores y frutas eran su debilidad.

-Sí, dejar todo atrás.

-¿Y que si hay otra? No haz sido ni serás la única mujer en mi vida Kikyo.

-Sería mi culpa, yo fallé primero pero prometo no volverá a ser así-tomó su rostro y lo besó, sentía cierto rechazo a sus besos pero comprendía que una o varias infidelidades habían herido su orgullo, pero no la rechazaba del todo así que se atrevió a más, se quitó aquella bata dejando su cuerpo expuesto a él-¿Aún te parezco hermosa?

-Siempre has sido hermosa, pero...

-Solo una oportunidad es lo que te pido-deslizó su mano hasta la toalla y él no hizo ningún gesto para evitarlo así que la retiró dejándola a un lado-Sessh...-él la silencio uniendo sus labios, aún se sentía adormilado por las pastillas para dormir que había tomado, la imagen de Rin acostándose con Kirinmaru no lo dejaba en paz así que se había obligado a dormir, ahora comprendía que la que estaba bajo él era Kikyo pero ese aroma era parecido a una de las fragancias que usaba Rin así que el efecto de las pastillas le hacía una mala jugada, de momentos a la que veía bajo él era a aquella chiquilla y su cuerpo reaccionaba a eso, cerró los ojos y se dejó llevar por aquella escencia más el recuerdo de Rin en sus brazos.

Destinos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora