Comprometidos

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Rin y Sesshomaru miraban la puesta de sol sentados en la arena, abrazados, él envolviéndola con sus brazos cuando llegó el auto por ellos.

—Debemos irnos—le susurró al oído.

—¿Seguro?—suspiró—aquí se siente tan bien.

—Otro día vendremos preparados para quedarnos, incluso podría mandar a construir aquí una casa para cada vez que vengamos.

—No necesito una casa—se acurrucó en sus brazos—así ya estoy bien.

—Podemos estar bien en cualquier parte, aquí, en Tokio, en Europa, en América, dónde desees.

—Eres un hombre curioso Sesshomaru.

—¿Xq lo dices?

—Tienes todo el dinero del mundo, podrías tener a la mujer que quisieras, hacer lo que quisieras ¿Xq me elegiste a mí?

—El tener dinero no es un indicativo de felicidad Rin, nunca había conocido la felicidad hasta que te conocí, tu eres la imagen de la felicidad y cada vez que estás cerca yo soy feliz.

—No sé si feliz sea la palabra con la que describiría mi vida, no antes de tí—se besaron una última vez antes de recoger todo y dirigirse al auto.

Las luces nocturnas de la ciudad se dejaban ver através de las ventanillas pero ellos solo se miraban a los ojos entre besos y caricias, calmando un poco la pasión que hervía en sus pieles y a la vez torturándose con las ganas de ir más lejos sin poder, sin deber liberarse como querían.

Ya en Tokio muchos que conocían el carácter estoico y la pulcritud de la apariencia de Sesshomaru se sorprendieron al verlo con la camisa arrugada y desabotonada, su expresión no solo era serena sino que parecía feliz, podían jurar que una sonrisa surcaba sus labios. La chica de su mano también era una novedad, con el cabello alborotado, una sonrisa radiante y parecía danzar al caminar, definitivamente se veían como una pareja feliz y enamorada, muy distante de la imagen que conocían de él.

Ya en el auto conducía nuevamente Sesshomaru, nuevamente estaban solos.

—¿Quieres ir a tu departamento o a mi casa?—le preguntó él al salir del aeropuerto.

—Para ser sincera no quiero ver a Kikyo y no sé si se pueda aparecer nuevamente—dijo con una expresión de tristeza, recordar todo lo sucedido entre ellas fue inevitable.

—Se que la consideras tu hermana pero no debes permitir que nadie te trate como ella lo ha hecho.

—Está molesta, solo es eso.

—Tal vez no sea el indicado para hablar sobre ser una buena persona pero definitivamente Kikyo no ha sido la mejor, ella…

—Sesshomaru—ella lo miró—no hablemos de otros, este día ha sido muy hermoso gracias a tí ya.

—Tienes razón—dijo, pero en realidad era un tema que quería tocar, notaba a Rin demasiado dependiente del afecto de Kikyo, ella hacía todo lo que la mayor le pidiera y temía que nuevamente pudiera hacer algo en su contra, en contra de ellos.

—¿Entonces conoceré tu casa?—le sonrió.

—Es una propiedad Taisho Yanai, te advierto que es un poco ostentosa.

—¿Me adviertes? Conduces un Lamborghini y tienes una flota de aviones, además de todo lo que aprendí de tí en la universidad, más que conocí la casa de tu padre…

—Esa es solo su casa de sábado, los aviones son de la familia al igual que donde vivo, lo que aprendieras de mí en clases solo fueron comentarios sobrevalorados de algún profesor que seguramente no me conoce en persona.

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