Mi vida Planeada

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Rin Shimura era una chica que consideraba tener una vida plena a sus 25 años, tenía un excelente trabajo en el área de contabilidad de una gran empresa internacional, tenía su propio apartamento, no tenía preocupaciones, su vida giraba entorno a su trabajo, su familia había fallecido hace muchos años lamentablemente y vivió en casas de abrigos por años al igual que su amiga Kikyo aunque esto nunca las detuvo, estudiaron más que ninguna otra persona y aún con todo en contra salieron adelante, ambas trabajaban en la misma compañía pero Kikyo en el área de Recursos Humanos. Cada día que se miraba al espejo sonreía al pensar en lo que había logrado en su vida, además no estaba completamente sola, Kikyo era su mejor amiga, prácticamente la hermana que le dió la vida y de vez en cuando salían a algún club u otro lugar, tampoco es que se esclavizaba trabajando como le decían algunos.

Bajó del taxi que la dejó en la entrada de la compañía y miró el edificio, le encantaba mirarlo cada mañana, era como una gigantesca efigie a que podía lograr todas sus metas.

-Señorita Rin-miró al taxista y este le sonrió de vuelta- la extrañaré cuando compre su auto-Rin le sonrió de vuelta. Kikyo siempre le decía que se veía muy mal que llegara en taxi trabajando en una compañía dedicada a la fabricación de autos.

-Eso aún no pasa,además no se conducir y usted es un excelente conductor señor Mioga.

-Algunos dicen que soy cobarde por no ir más rápido y no cruzar en amarillo.

-Y gracias a eso seguimos vivos-le entregó el dinero y se despidieron, bajó del auto y subió las escaleras de entrada, 33 escalones, ya los había contado mil veces de subida y bajada, era su subida a la cima de su vida. Entró sonriendo como siempre, firmó asistencia en recepción, por lo general los empleados firmaban asistencia en la oficina de su departamento pero habían otros como ella que debían estar disponible para sus jefes y era más fácil para ellos preguntar en recepción si alguien que necesitaban ya había llegado, miró la hoja, su amiga ya había llegado, era de esperarse, siempre llegaba antes de su hora.

-No hay mensajes para usted señorita Rin-le dijo la recepcionista.

-Gracias Sango-eso quería decir que sería un día tranquilo, lo era cuando sus jefes no la esperaban con montones de recados. Subió al ascensor y fue a su oficina, le alegraba tener una oficina propia que llenar de flores o con lo que ella quisiera sin ningún problema, solo dos de sus jefes habían llegado a ir y no le dijeron nada de su jardín en la oficina, ni siquiera a Kikyo le molestaba.

Al entrar dejó su cartera de mano en el escritorio y regó las plantas, en definitiva su rutina era encabezada por regar su jardín, ya luego apenas despegaba la mirada de los números,sean en papel o en la computadora.

Tocaron a la puerta y ella alzó la vista, Kikyo estaba allí, miró su reloj y se sorprendió, eran las 12y25 pm.

-¿Debo suponer que no haz comido?-su amiga la miraba con seriedad pero no con molestia, nunca habían discutido desde que se conocían, tal vez si fuera hermanas de sangre su relación fuera más caótica.

-Menos mal estás pendiente de mí-cerró la computadora y fué con su amiga-¿Que tal tu día?

-Horrible, un caos, los jefes quieren implementar uniforme.

-Ya existen uniformes.

-Para todo el personal ¿Cómo me veré bien con esas franelas?

-Te ahogas en un vaso de agua.

-¿Disculpa? Te recuerdo que tengo un novio al que le gusta verme presentable, si no fuera así no me comprara cosas como estas-le mostró una pulsera de oro con brillantes-o mi ropa en general, él me acompaña a comprarla, siempre la mejor.

Destinos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora