Soñar Despierto

351 39 63
                                    

Rin despertó temprano, kikyo aún dormía así que se levantó de la cama, se estiró y luego de asear su rostro fue a la cocina para prepararle el desayuno a su amiga.

Ella terminaba de cocinar cuándo kikyo salió de la habitación, su mirada era fría y dolorosa, al notarlo Rin suspiró con pesar y terminó de servirle el desayuno a la mayor.

—Desayuna, yo debo irme—dijo colocando el plato en la mesa.

—No tengo hambre.

—No es bueno que te saltes las comidas, menos después de haber tomado la noche anterior.

—Te abro la puerta para que te vayas a casa—caminó a la salida. Rin volvió a suspirar con pesar y siguió a kikyo. Cuando las puertas del ascensor se abrieron kikyo habló sin mirar a Rin—Debes entender que no estamos en una posición fácil.

—Lo se y lo siento.

—Dame unos días.

—¿Crees poder superar esto en unos días?

—No, pero no necesito acostumbrarme, después de todo tú te vas a alejar de Sesshomaru—Rin la mira sintiendo que su corazón se rompía en mil pedazos—eso dijiste, después del juicio te vas a alejar de él.

—Kikyo…

—Tú decides Rin si alejarte desde ya o hacer esto más duro.

—¿Más duro?

—Si sales con él hasta el último día solo lograrás que te sea más difícil y dolorosa la separación.

—Eso parece imposible—Kikyo la mira, Rin tenía una mirada triste pero se forzaba a no llorar.

—¿No terminarás con él después de darme tú palabra?—frunce el ceño.

—Será imposible que me duela menos si desde hoy me alejara de él.

—¿Tanto así lo amas? Es solo un hombre Rin, intenta reparar lo tuyo con Kirinmaru.

—Luego del juicio me iré Kikyo, te voy a extrañar pero será lo mejor, deberé alejarme de todo lo que me cause dolor, aunque siempre serás mi hermana.

—¿A dónde te irás?

—¿Acaso importa? Cuando duela menos me contactaré si eso quieres.

—Siempre seremos hermanas—toma su mano, Rin apretó el agarre y luego entró al ascensor apartándose.

Se cerraron las puertas y Rin dejó caer un par de lágrimas antes de limpiarlas con rapidez, si debía dejar todo disfrutaría cada momento que le quedaba.

Iba caminando algunas cuadras cuando el Tesla de Kirinmaru se estacionó junto a ella, él tan elegante como siempre, ella con la misma ropa del día anterior, ropa con la que incluso había dormido… dos veces.

—¿Cómo estás preciosa?—se bajó del auto—¿Te llevo?

—¿Viniste por mí?—le sonrió amablemente.

—¿Te decepcionaría si dijera que no? La verdad estaba por la zona, llevaba unos documentos a casa de Toga, pero si hubiera sabido que andabas por aquí a pie te hubiera venido a buscar.

—¿Y ya los llevaste?

—Voy en camino ¿Me acompañas?

—Kirinmaru, no estoy presentable—dice avergonzada más que nunca de su aspecto.

—Toga no se fijará en lo que uses, no es de ese tipo de personas, además eres hermosa y todo te sienta bien.

—Kirinmaru, por favor—estaba sonrojada, de verdad conocer al dueño y presidente de las compañía Taisho vestida así no era un sueño hecho realidad.

Destinos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora