capítulo 4

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5:00 am.

Esa era la hora desde que estaba despierta, se suponía que la alarma sonaría a las seis pero mi emoción era tanta que no puede pegar el ojo en en toda la noche.

Tenía que estar lista a las siete, mientras se hacía la hora,me puse a hablar un rato con mi mamá, desde que llegué no nos habíamos contactado.

—Y tienes todo listo—su voz familiar al otro lado de la línea me pregunta.

—Si mamá lo único que enserio me preocupa es no poder estar capacitada para el trabajo, yo jamás e trabajado de recepcionista y menos en una empresa tan grande—le comentó.

Y era totalmente cierto la única ves que había trabajo en mis dieciocho años de vida había sido con mi tía vendiendo limonadas y eso no se compraba en nada a lo que me enfrentaría hoy.

—Comprendo totalmente que estés nerviosa, pero lo que no comprendo es tu desconfianza en ti misma, toda la vida te e dicho que puedes hacer todo lo que te propongas y lo puedes hacer de la mejor manera así que no apoyo que tú misma no te estés echando ánimos—Ya extrañaba sus consejos y su ánimo enserio que me  hace falta—Si cuando me contaste que tenías trabajo yo era a más feliz.

—Mamá recuerdas que soborne al que será mi jefe para conseguirlo—le recuedo.

—Si, si recuerdo, así que te pido que uses esa misma energía con la que lo sobornaste a ese hombre para ponerle todos los ánimos a tu trabajo—me pide.

—Está bien ma, te prometo que  haré lo mejor que pueda para que tú y papá se sientan orgullosos—En esa parte mis ojos se aguaron un poco.

—Yo siempre estoy orgullosa de ti y sé que tu papá también lo está—sus palabras enserio me hacen sentir mucho mejor—Pero creo que es hora de que dejemos de hablar si no quieres llegar tarde mi niña.

—Si mamá tienes razón.

—Bueno mi hija desde aquí todos te estaremos dando los mejores ánimos así que ahora te toca dártelos tu misma—me dice esperanzada.

—Claro mamá.

—Te amo hija.

—Te amo mamá.

Y corte la llamada, se sentía tan raro pasar de ver a mi mamá todos los días en casa, a solo poder hablar con ella a través de mi teléfono. Antes siempre estábamos los tres juntos y todo había  cambiado en un día, tan rápidamente  y ahora está era mi vida, y solo me quedaba seguir y luchar como mis padres me habían enseñado.

Tome mis llaves me vi en el espejo de la puerta y simplemente salí, haberme levantado tan temprano me había dado mucho tiempo para arreglarme, me agradecía mentalmente por eso por lo menos mi primer día no llegaría tarde.

Los demás quien sabe.

Al pasar por la puerta del vecino no puedo evitar no recordar lo que pasó anoche, ni siquiera se que pensar acerca de eso, creo que jamás me había dejado llevar tanto por el enojo como para decirle a alguien que le romperia su reproductor.

Sigo caminando bastante sería la verdad hasta llegar al ascensor.

Al llegar abajo saludo al vigilante y me dirijo hacia mi lindo carrito rojo.

Me subo y arranco el carro, sin pensarlo demasiado.

Llegue a la dirección pautada y era todo lo que me esperaba (un edificio gigantesco gris lleno de ventanales era imponente e intimidante). Los nervios me querian hacer devolverme a casa lo más pronto posible pero no lo hice solo saque mis llaves y baje del auto, lo cerré no podía ser una cobarde a mi padre no le hubiese gustado eso en lo absoluto.

Por Siempre Mab Donde viven las historias. Descúbrelo ahora