Capitulo 20

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Nyien.

Todo está listo para la cena de hoy, algo que llevo planeando desde que la vi en aquella piscina y supe que quería que fuese mi novia.

Quería que fuese especial, digno de cualquier libro de amor de los que a ella le gustan.

Por eso me esforcé en hacer algo fantástico para los dos.

Voy camino a mi auto, decidido a ir a cambiarme ya, para llegar de primero al lugar y que mi ansiedad de si todo quedó perfecto se tranquilice. Está todo cerrado por donde paso, menos una tienda de joyas.

Las joyas no son mi accesorio favorito, así que no la determinó mucho, pero hay algo que me dice que entre.

No sé qué es, una superstición, una corazonada de que hay algo que me va a interesar allá adentro.

Entro porque soy fiel a mis instintos.

La tienda está vacía, y se ve lujosa.

Me desplazo lento observando a mi alrededor, veo los brillos y las cosas que resplandecen y nada logra convencerme demasiado.

-Buenos días joven. ¿Puedo ayudarlo?

Una mujer algo mayor se acerca a mi, tiene un lindo color de cabello grisáceo, aunque se ve que todavía no llega a la edad de que su cabello este así.

-Solo estoy viendo-es realmente lo único que estoy haciendo

-Cuando desee ayuda me avisa.

Le sonrió y voy hasta el otro lado, la sección de anillos de compromiso.

No sé qué hago aquí, los veo y ninguno tiene gracia, o son muy simples, o son muy excéntricos, no sé cómo alguien pudiera pedirle matrimonio a la persona que ama con eso.

-Por lo que veo estamos en la sección de compromiso, un futuro novio joven.

Intento disimular el susto que me pego la misma señora, apareció al frente de mi casi que como un fantasma, o hasta con mas sigilo.

-Por los momentos dudo que ella se quiera casar conmigo.

Si me costó un mundo que dejara ropa en mi casa, no me imagino esto, seguro me rechazaría.

¿O no?.

-Ella me ama, pero llevamos medio año, no se querrá casar conmigo ni yo lo aceptaría.

Parece que ni yo mismo estoy convencido de lo que siente ella por mi, pero es cierto casarnos es una locura, ni yo la aceptaría.

-¿Y tu no te quieres casar con ella?-levanta sus dos cejas castañas y esboza una sonrisa curiosa.

-Es con la única con la que me veo en esa tortura.

La única.

-¿Que tal si nos vamos por los anillos de promesa?-se nota que quiere convencerme a toda costa de que compre algol de la tienda.

-Eso es un poco más suave verdad-intento bromear, pero se me escucha tenso.

-Por supuesto.

Voy con ella porque no quiero que se sienta mal, se ve que a esta tienda no entra mucha gente y son pocos los empleados, debe de ser aburrido.

Vere lo que me enseñara y huiré corriendo a cambiarme.

En la otra sección están aquellos anillos de promesa y uno de ellos se resalta en el montón, es de oro blanco y muy delgado tiene una florecita en el medio diminuta que guarda un diamante.

O no, esta pasando.

Me pica el borde de la mano y eso solo pasa cuando quiero algo, talvez solo son jueguitos de mi mente pero desde niño me pasa eso.

Por Siempre Mab Donde viven las historias. Descúbrelo ahora