El clima hoy había amanecido frío, más frío que de costumbre y aunque me tuve que poner unos tres abrigos encima para no morir congelada en la acera, no era suficiente para congelar la felicidad con la que me sentía estaba feliz, muy feliz, talvez demasiado feliz, pero en conclusión feliz.
Y no podía identificar la razón principal de esta felicidad, podía ser que hoy cobraba mi primer sueldo y todavía no lo podía creer, con eso lograría ayudar a mi mamá y por fin me podría comprar comida decente.
O talvez por Nyien, si eso me emocionaba bastante, hoy lo vería y creo que mi ser jamás se había sentido tan emocionado de ver a alguien, el sentimiento de anticipación de que nos veremos porque los dos lo concretamos este encuentro me emociona muchísimo, aunque esto nisiquiera es una cita estarán sus amigos y los míos, que en lo que va de mañana me han confirmado una siete veces que si asistirán de que no se perderán su nueva novela de amor.
Ellos enserio están ilusionados.
Muy feliz y sin poder evitarlo saludo efusivamente a Karol la recepcionista que te da la bienvenida a el edificio y me adentro en el ascensor, esa caja metálica que me daría uno de los días con más emociones encontradas de mi vida, al bajar en mi piso veo mi hermoso escritorio con un paquete de donas y un café humeante encima.
Vaya que hoy será un gran día.
Tomo la caja y el café en mis manos y me acerco hasta la enorme puerta de la oficina del jefe como puedo pateo suavemente con la punta de mis Converse tan suave que casi ni se escucha.
Ya veo que te gusta mucho patear puertas.
Las enorme puertas se abren y ahí está mi jefe, ese hombre que al principio pensé que me odiaba, pero a lo largo de los días me di cuenta de que le caigo bien, o por lo menos todavía no me lanza el cafe encima.
-Jefe...Este dejaron esto en mi escritorio y pensé que es para usted-le digo con voz calmada.
-No, Margarita no es para mí, es tradición en esta empresa que el primer día de pago se le de al empleado una merienda de festejo-me explicó un poco de fastidio.
-¿Ah si?.
-Margarita lee el vaso, literalmente tiene tu nombre.
Y siguiendo las órdenes de mi jefe ojeo el vaso marrón que tiene mi nombre dibujado con marcador y una flor a un costado.
-Oh, no me había fijado muchas gracias jefe-le agradezco de manera muy sincera no solo por el detalle sino por todo.
-No me agradezcas nada, al contrario agradece te a ti misma, la verdad es que no pensé que pasarías la prueba pero me sorprendiste, eres buena en tu trabajo y traes buena vibra aquí.
Dios, el me estaba dando un cumplido, mi jefe el señor gruñón me dio un cumplido, definitivamente sigo dormida no e despertado y esto no es verdad.
-Señor si no tuviera esto en mis manos lo abrazaría.
-Gracias a Dios que si lo tienes-se burla de mi.
Y no no estaba soñando ese si era mi jefe.
La verdad los dos reímos ante su comentario el era un muy buen jefe.
-Pués te dejo, tengo que ir a terminar de hablar con un par de imbéciles que quieren mi dinero, no mueras atragantada de donas por favor eso no lo cubre el seguro-me comenta.
-Lo intentaré.
Sentada en mi escritorio ojeo los pendientes que tengo para hoy y si que el señor está ocupado.
Me doy un tiempo para disfrutar de las deliciosa donas que me han obsequiado cuando las puertas del elevador se abren, cosa que me extraña demasiado ya que el señor no tiene citas a esta hora y está en una reunión por videollamada.
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Por Siempre Mab
RomanceSiempre dicen que la vida se trata de las experiencias que acumulamos a lo largo de ella, Margarita lo sabía,pero lo que no sabía era que llegar nueva a ese apartamento le traería de la mano muchísimas de ellas empezando por su insoportable y guapo...