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Quackity

Ya en el hotel, por fin. Me iba a ir directo hacia mi habitación pero spreen me detuvo del hombro.

Verga, había olvidado el hecho de que este vato me quiere coger. Ahorita que me acuerdo también olvidé mi tarjeta y me invitó a dormir con él, es cierto por eso había aceptado salir a tomar, estaba huyendo.

Puta mierda. ¿Ahora qué?

— Ehh, por qué se quedan ahí parados. Caigan a chingarnos estas botellas a mi cuarto no sean culos.

Sentí que todos mis males se curaron con esa invitación de parte del mariana.

No deje ni que el argentino lo procesara porque yo me adelanté hasta estar al mismo paso que el de lentes.

Es más no creo que quiera venir, de seguro ya ha de estar hasta la madre de todo. Sí, que ya se vaya a dormir mejor.

— Dale, nomás un rato.

Ay, no. Este cabrón no me quiere soltar.

¿Tan perro cogible estoy?

Bueno, que sea lo que dios quiera, ya me rindo.

Poco después entramos los cuatro a la habitación.

— Rápido todos quítense la ropa —dijo el mariana en cuanto cerró la puerta.

— No mames se me está moviendo todo a la verga —dijo roier quien no había hablado desde que nos bajamos del uber.

— ¿Quieres que te acompañe a vomitar? —pregunté.

— No quiero vomitar, mejor deja me acuesto un ratito —dicho esto se acostó dándonos la espalda.

Dudo mucho que se vuelva a levantar.

Me giré hacia el otro borracho y para mi sorpresa ya estaba dormido en un sillón.

— Qué pedo, se durmió sentado este wey —dije riéndome.

Spreen también se empezo a reír.

— Tómale una foto, tómale una foto.

El argentino me hizo caso, después de un rato de burlarnos de osvaldo nos quedamos en silencio.

— Al chile yo si me quiero poner pedo, me lo merezco después de tanto pinche estrés —dije agarrando la botella de smirnoff que dejó mariana en una mesita.

— See, yo también boludo —dijo spreen sentándose en la única cama desocupada.

Me sorprendí un poco, pensé que me iba a decir que la dejara o algo pero bueno imagino que ha de estar igual de estresado que yo.

— Bueno igual no creo que nos pegue esto —y le di un trago.

...

— Noo, no me muerdas —dije cortando el beso.

— ¿No te gusta?

— Sí, pero me voy a poner cachondo y no quiero.

Spreen se rió bajito de lo que dije y siguió besándome.

No sé en que momento pasamos de estar hablando y turnándonos la botella de vodka a estar besándonos súper intenso.

Bueno, si sé. Le quité la botella y le dije que me escupiera un shot en la boca mejor, el yo sobrio estaría muy asqueado y muriendo de la verguenza, pero al yo pedo no le importa una mierda nada.

El spreen ya andaba mal también y sólo se rió sin mostrar ningún signo de asco, como si fuera una petición que le hacen cada finde.

Lo hizo.

Probablemente desde los ojos de alguien más eso se vió de lo más asqueroso, pero para mí que no estoy en mis cinco sentidos se sintió como lo más puto caliente del mundo.

Eso pasó hace media hora quizá, ni idea la verdad pero a lo que quiero llegar es que ya tenemos un buen de rato besándonos.

Y aquí estoy, metiéndole la lengua al argentino que me gusta, a oscuras y con dos personas dormidas a cada lado.

Mariana y roier.

Sentí una punzada en la cabeza.

Eso me hizo separarme de spreen al instante.

Qué pendejos estamos la neta, por descuidos como este son por los que luego nos andan quemando en twitter.

— ¿Todo bien, flaco? —preguntó spreen.

— Vámonos a tu cuarto mejor.

No me di cuenta de lo sexual que se escuchó esa sugerencia, hasta que vi la gran sonrisa en el rostro de spreen.

Oh, no.

Oh No! // spreen x quackityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora