BAD IDEA [ZODIACO]

34

—¿Esté es el hospital?— le preguntó el escorpión a su amigo quien le asintió lentamente.

—Sí..

—¿Y vas a entrar?

—Antes de llegar si quería, ahora que estoy aquí ya no lo sé.

—¿Sabes si está aquí ahora?

—Primero tengo que preguntar.

—¿A quién?

El géminis apuntó hacia la derecha de su amigo y este volteó viendo fijamente a una persona que se acercaba a ellos.

—¿Jefe?

—No esperaba que trajeras acompañante, Agente Jones. Gusto en verte, Agente Ross.

—Lo mismo digo, señor—dijo— no mencionaste que nuestro jefe vendría—le murmuró a su amigo.

—No veía relevante mencionarlo.

—Como sea, ten. Ahí está toda la información del tipo—le dijo entregandole un sobre— Ya será trabajo tuyo saber que hacer con esto, solo que no sea nada ilegal.

—¿Está en consulta ahora?

—Estaba por irse, pero logré que le consiguieran más trabajo para que puedas verlo.

—Se lo agradezco señor. Vámonos Ethan, hay que entrar.

.

.

.

.

—Así que antes estaba en los ángeles—habló el escorpión.

—Exacto, fue trasladado primero a Pensylvania y luego a Chicago. Lo han cambiado de 9 hospitales diferentes, aquí solo tiene apenas 6 meses.

—Viene bastante detallada la información.

—Es obvio, porque pedí absolutamente cada mínimo detalle de este tipo.

—¿Y cómo harás para verlo sin que sospechen de ti?

—Fácil.

Ambos se acercaron al mostrador, donde una joven enfermera los recibió.

—Buenas noches, puedo ayudarle?

—Sí, queremos ver al Doctor Arthur Grey.

—El doctor Grey está en consulta ahora mismo, pero si gusta puede esperar. Antes, déjeme tomar sus datos.

—Sí...

Miró lentamente a su amigo quien estaba a espaldas suyas y este se encontraba concentrado en su teléfono, así que aprovechó la oportunidad.

—Vinimos porque a mi amigo le está ocurriendo un problema con su ya sabe—dijo apuntando hacia abajo.

—¿Eh?

—Sí, ya sabe tiene problemas para despertar ahí abajo.

—¿Disfunción eréctil?

—Exacto, vinimos a tratar el problema de mi amigo.

—¡¿Qué tengo qué?! Oiga es un—el azabache lo interrumpió poniendo su mano en la boca del chico.

—Shh, cállate. Es la única manera en la que podemos hacer que nos atienda.

—Pudiste haber dicho otra cosa, no que tengo disfunción eréctil.

—Oye, ¿quieres ayudarme o no?

—Agh, bien.

—¿Todo bien, señor?

—Sí, todo excelente.