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El rubio corrió rumbo al estacionamiento y se dirigió hacia su auto, subió rápidamente y salió del lugar. En una esquina lo esperaban un azabache y un castaño que se veía bastante confundido por la situación.

Ambos subieron al vehículo y el rubio aceleró, siguiendo las instrucciones del chico que iba de copiloto, el pobre Victor muy apenas comprendía que estaba pasando pero tampoco es como quisiera preguntarle a alguno de los otros dos que iban con él, probablemente ni siquiera le dirían nada de la situación.

—¿Hacia dónde giro ahora?— preguntó el rubio.

—Hacia la derecha, luego a la izquierda— respondió el azabache.

—Oigan, no es por ser desconfiado pero, ¿A dónde vamos?—

—No lo sé, pregúntaselo a Cameron—

—Al aeropuerto—

—¿Pero a qué iremos allá?—

—Cuando lleguemos te lo diré. Aidan, ¿podrías acelerar un poco más? no tenemos todo el día—

—Tomaré un atajo—

El chico giró el volante de manera brusca haciendo que el auto hiciera lo mismo, sorprendiendo y asustando al castaño.

—¡Ten más cuidado, no me quiero morir!— gritó Victor.

—Perdón—

.

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—Bien, si recuerdo bien el vuelo no tardará en abordar, debemos darnos prisa—

Los tres se adentraron rápidamente en el lugar y comenzaron a buscar entre la gente a aquellas personas, sin embargo no encontraban nada, el lugar estaba bastante lleno algo no muy común. No fue hasta que Victor hizo señal a los otros dos que había visto la siluetas de las personas e inmediatamente corrieron hacia ellos. Al parecer los tipos los vieron a tiempo y comenzaron a correr con la esperanza de perderse entre la multitud y no ser vistos.

—Bien, Cameron ve hacia la derecha, amigo de Cameron ve a la izquierda—

—¡De hecho mi nombre es Victor!—

—Como sea, ve hacia la izquierda e intenta rodearlos—

—Está bien—

.

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—Oh no, no lo harás— dijo el azabache para luego abalanzarse sobre el hombre y esposarlo.

—¿Te ayudo en algo?— preguntó el castaño.

—Llama a este número y dile nuestra ubicación. También dile a Aidan que deje de golpear al tipo ese— 

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—No creí que hicieran tanto escandalo, pero al menos atraparon a los culpables. Aún así, prométeme que no volverás a golpear a nadie en exceso— decía a mujer.

—En mi defensa, el tipo se estaba resistiendo. No tenía opción—

—Como sea, me alegra que hayan hecho su trabajo—

—No hay de que— dijo el Azabache.

—Tú te salvas por esta vez, pero no quiero que vuelvas a hacer lo que hiciste hoy—

—¿Hablas de salvar el día?—

—No, hablo de casi incendiar un lugar por olvidar apagar el cigarrillo—

BAD IDEA [ZODIACO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora