BAD IDEA [ZODIACO]

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—De verdad no hablaremos?—preguntó el virgo pero no recibió respuesta alguna— dame la oportunidad de explicarte si quiera.

—Mira, veré la manera de solucionar esto y en verdad lamento haberte ocultado todo esto.

—Habíamos prometido que no habría secretos entre nosotros. Lo prometiste, Victor.

—Lo sé, y me arrepiento de haber roto mi promesa, en serio lo lamento tanto. Carolina, espero que entiendas que yo por nada del mundo me separaría de ti.

—¿qué me hace creerte? ya rompiste una promesa valiosa para mí, ya no estoy segura si sea bueno confiar en ti.

—Las palabras no cuentan, sino lo demuestro verdaderamente no te darás cuenta de cuanto te amo. Y que hago todo esto por nosotros!

—Yo..... esto es ridículo.

—Por dios, Carolina Wilson date cuenta de una maldita vez que me tienes a tus pies y no, jamás pensaría en abandonarte. Ni loco.

La castaña no dijo nada, miró fijamente al joven a los ojos y luego se abalanzó sobre él y comenzó a llorar desconsoladamente.

—E-Entonces, ¿por qué me quieres dejar sola?—tituteaba.

—Solo es por un tiempo, tengo una buena razón para hacerlo.

—¿por qué no quieres que vaya contigo? es para que las otras mujeres inglesas no se alejen de ti, verdad?

—No, ¿qué clase de tontería es esa? claro que no. Solo es porque me preocupo por nuestro futuro, quiero que tengamos una vida plena sin complicaciones. Quiero una buena vida al lado tuyo.

—No podemos prometer tanto, Victor.

—¿A qué te refieres?

—Que tal si dentro de tiempo dejas de amarme? o yo a ti..

—Tendría que vivir con ese gran dolor, pero mi única razón es que tú seas feliz. Ya sea conmigo o no.

—Maldita sea, de alguna manera haces que eso que acabo de decir cada vez suene más imposible.

—Ese es el plan. ¿Sigues molesta?

—Sí, pero ya no tanto. La confesión me hizo calmarme, no tenía idea que tan enamorado estabas de mi.

—Eso que dije no es ni la mitad de lo que verdaderamente siento por ti.

—Definitivamente, los británicos son estúpidamente románticos y cursis.

—¿cómo sabes eso?

—Lo leí en una revista.

—Ahora, ¿estámos bien?

—Sigo sin perdonar que me ocultaste todo esto. Pero, veo tu arrepentimiento.

—Ahora que las cosas se están relajando, quiero que hablemos ahora. Nada de gritos, solo conversar.

—Te escucho.

—Lo que yo realmente esperaba era que por lo menos mostraras algo de interés en apoyarme, en vez de reclamarme.

—Ocultaste esto por meses, me lo dices así de la nada y luego pides qué te apoye?

—Carolina, trata de ser menos egoísta.

—El egoísta aquí eres tú—reclamó.

—¿qué acordamos? nada de gritos

—Cierto. Bueno, prosiguiendo, realmente los dos somos egoístas.

—Vaya, me alegra que lo admitas. Solo piensa esto, estoy pensando por un buen futuro eso ya te lo había dicho.

—Preferiría que mejor te quedaras aquí