Capítulo 11: ¡Ellos me quieren, yo lo sé!

1K 167 3
                                    

—Me daba vergüenza besarte frente a mi padre, Bokuto-san.

Dice cuando termina de besarme, separándose muy poco de mí y todavía con sus manos en mis mejillas. Este chico me deja hecho un desastre y no lo sabe, simplemente no es consciente del poder que tiene sobre mí.

Con mis manos en su cintura, río.

—Akaashi, quería decirte algo —Él me mira expectante—. Quería decirte que... ¡Que quiero saber todo de ti!

—¿Cómo?

—Quiero saber qué piensas, qué te hace feliz y qué te hace triste —Expliqué apretando su cintura—. Quiero saber absolutamente todo de ti.

Y su mirada cambia de ser curiosa a parecer enternecida. Ladea suavemente su cabeza y me mira con una dulce sonrisa, puedo jurar que sus hermosos ojos brillan. Son estrellas en orbes maravillosas. Ver sus ojos me hace pensar en el cielo, el césped y una noche estrellada. Es un paisaje que quiero visitar con él.

—¿Puedo besarte otra vez, Bokuto-san?

—Sí, Akaashi.

Y baja sus dedos hasta mi nuca, subiendo unos cuantos hasta mi cabello y llevando su rostro hacia el mío para besarme. Yo correspondo apretando un poco sus labios sobre los míos antes de moverme, sintiéndome nervioso y las mariposas volar a nuestro alrededor. Todo es distinto cuando beso a Akaashi, ¡realmente lo es!

Cuando terminamos de besarnos increíblemente, Akaashi me mira sonrojado y ríe, abrazándome. Yo solo puedo sonreír, apretándolo contra mí y sintiendo mi corazón golpear desesperado contra mi pecho.

—Bokuto-san, me haces muy feliz.

—Kotaro.

—¿Eh?

—Puedes decirme Kotaro.

Es un corto silencio.

Y luego él dice:

—Kotaro, me haces muy feliz.

—¿Puedo decirte Keiji?

—Sí.

—¡Keiji, te amo!

—¡Boku- Kotaro, no grites eso!

No puedo evitar reír con fuerza.

—¡Niños, vengan a comer!

Es sorprendente cómo el tiempo pasa y para cuando me doy cuenta, estoy cenando en la casa de los Akaashi. Mamá, a quien le he contado sobre esto mientras mi chico terminaba de bañarse, me ha dicho que está orgullosa de mí y me ha mandado un millón de emojis con el pulgar arriba, así que me siento seguro.

La cena se basa en preguntas hacia mí y mis respuestas sinceras y poco ingeniosas. Es una pena que después de eso tenga que irme, porque mamá dice que es tarde y mañana hay clases.

—Buenas noches, Akaashi...

—Buenas noches, Bokuto-san.

Chasqueé la lengua.

—¡Se supone que tenía que llamarte por tu nombre!

—No hay problema. Podríamos llamarnos así en la intimidad —Se encoge de hombros—. No necesariamente tenemos que dejar de decirnos como siempre lo hacemos.

—Pero cuando tengamos hijos sí, porque si no se van a confundir...

Akaashi ríe y asiente, cruzado de brazos y apoyado contra el costado de la puerta.

—Sí, Kotaro. Cuando tengamos hijos, nos llamaremos por nuestros nombres.

—¿Mañana te veo, mi Akaashi?

—Sí. Ten cuidado cuando vuelvas a tu casa.

—Buenas noches.

Me acerqué y dejé un beso en su frente.

—¡Te amo, Akaashi!

—¡Adiós, Bokuto-san!

Nonsense | BokuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora