Capítulo 19

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Rhaenyra no trato de salir de la habitación, no hasta que se llevaron al pequeño Aegon dos días después. Daemon se encargo de otorgarle  innumerables cosas  en  su breve estancia y ninguna de ellas logro asombrarla tanto como la joya que él volvió asegurar alrededor de su cuello.

"Date la vuelta" ordenó como el primer día en que se lo regalo.

Guardo silencio, obedeciendo el mandato en medio de un sonoro resoplido. No debía emocionarse, no debía sonreír internamente al escuchar sus palabras y mucho menos sentir el conocido revoloteo en el vientre.

"Este es su único lugar" espeto dejando caer su cabello al abrochar el collar que creía perdido.

"¿Cómo lo conseguiste?" pregunto tomando el dije entre sus dedos.

"Lo recupere tan pronto y lo vendiste"

Apretó los labios molesta, ¿Cuánto tiempo lo tuvo tras sus pasos sin saberlo?  No importaba que Daemon se esforzará por llenarla con sus antiguos lujos, aquello ya no valia nada frente sus ojos, menos cuando conocía la procedencia del dinero que los pagaban.

"Eres un psicópata"

"Me considero más sociópata que psicópata" admitió encogiéndose de hombros, restándole total importancia.

"¡De cualquier manera estás enfermo! Un loco con complejo de puto maestro de historia, lingüística e incluso psicología."

"Puedo ser lo que quieras que sea Daria. Necesitas abrigarte" advirtió tapándola con una manta al verla sentarse en la cama.

"No necesito nada de ti Daemon" contestó con acidez, tirando del collar para lanzarlo al suelo. "Cuando  realmente te necesite decidiste huir al lado de tu puta, cuando realmente solo deseaba que volvieras para poder decirte cuanto te amaba."

"Si tan solo me dejaras explicarte."

"Tu boda fue mi ultima explicación. No necesito nada de ti ahora,  no necesito tus explicaciones. La niña que lloró al saber de tu traición, está muerta.

"Nunca te traicione, la idea no cruzo por mi mente."

Rhaenyra ignoro sus nuevas mentiras y le advirtió con la mirada que la dejara terminar.

"Creí amarte no obstante eso ya paso, ahora solo siento  rencor por ti. No eres más que un desgraciado que se aprovechó de una pobre chiquilla que no media sus emociones y fue tan estúpida como para confundir la devoción con el amor, porque eso fue lo que sentí  ¡Nunca te ame!" puntualizó con desprecio, saboreando la expresión de perplejidad que se apoderó del rostro masculino ante sus palabras.

"Pronto recobraras el sentido"  respondió en voz baja, con sus ojos tornándose mas  fríos.

"¡Puedes intentar lo que quieras! Enjaularme, sobornarme, seducirme  y eso no cambiara mi odio hacia ti. Preferiría terminar hecha cenizas en alguno de tus retorcidos frascos antes que seguir contigo."

"Mis acciones nunca son intentos, son hechos. " Daemon se ríe, una risa tan sádica como grave que erizó su piel. "Te lo demostrare" 

Su mano se poso sobre su muslo, acariciando hacia arriba y arrastrando la piel con lentitud, subiendo cada vez más.

"¡No pretendas tocarme!" grito reptando de rodillas por la cama en un intento de huir de su propio deseo.

"Puedo tocarte todo lo que quiera" demando atrayéndola del tobillo, arrebatándole la camisa larga de algodón con la que dormia.

"¿Eres sordo?" Pregunto al verlo posicionándose arriba de ella, deslizando cualquier rastro de ropa interior.

"Solo hago lo que tu cuerpo acepta y tu mente niega"

Peligrosa DebilidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora