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El sol estaba rayando el alba. A esa hora, en la que en la que el sol apenas está saliendo para alzarse hacia el cielo, había muy poca actividad en Kivotos. La mayoría dormía o se despertaban con ojos perezosos para empezar la rutina. Muy pocas habían pasado la noche despierta. Entre las chicas que no habían dormido bien estaban Momoi, Midori y Hina. Las gemelas habían quedado de jugar y estudiar con el sensei en línea; por más que esperaron no sé conectó. Por otro lado, Hina, le mando un mensaje pidiéndole un momento. Siempre le había contestado, pero no hubo respuesta. La hermana de Momoi se preguntaba si el profesor se había molestado con ellas por el escándalo que habían hecho en la calle. Hina sentía una angustia en el pecho. Intentó comunicarse de nuevo con él al inicio de su jornada laboral; siguió sin recibir una respuesta. Midori estaba con los ánimos por el suelo, sin embargo, su hermana mayor con confianza decía que debía haber una importante razón para que él educador no les diera atención. Un rumor de que el sensei había desaparecido se creó y extendió rápido. En poco tiempo llegó a oídos de otras estudiantes fuera de las academias. Yuuka no fue la excepción. Ella no creía que nada malo le había pasado. Aun así, para cerciorarse, envió un mensaje por Momotalk preguntándole si estaba bien. Al igual que las otras chicas que preguntaron, no hubo un mensaje que contestara su pregunta. ¿Dónde estaba? era la pregunta que muchas se hacían muchas.

Hacia frio, aunque el sol se podía ver claramente en el cielo. El paisaje blanco era característico del lugar. Se decía que las estudiantes más rudas eran forjadas bajo el pesado martillo del crudo invierno. El tren avanzaba imparable hacia la academia más grande de Kivotos. Antes de que la mayoría de estudiantes despertara, el sensei se montó en el tren para viajar a Red Winter Federal Academy. Había cancelado todas sus citas y había pedido Arona que no le pasara mensajes a menos que dijera algo importante. El consejero de los muchos clubes tenía entre ceja y ceja averiguar por sí mismo que estaba pasando con sus estudiantes. Por la lejana ubicación de la academia red Winter al norte de Kivotos, decidió empezar por ahí. Al bajar del tren, en la estación, Cherino y su fiel mano derecha, Tomoe, lo esperaban. Le dieron la bienvenida y lo primero que la pequeña camarada preguntó fue si le había traído pudin. El sensei no tenía ninguno con él, más era lo bastante astuto como para evitar poner de mal humor a Cherino.

—Te lo daré cuando lleguemos a la sala del consejo estudiantil.

El sensei miró a Tomoe y ella, sin demora, comprendió lo que estaba pasando y lo que le estaba suplicando que hiciera. Con la adorable dictadora de bigote blanco feliz, se pusieron en marcha. Aunque... había algo que incomodaba al sensei. Se quedó un momento atrás. Miró alrededor. No podía notar nada fuera de lugar. Tomoe lo llamó.

En la sala del consejo estudiantil de Red Winter, Cherino se comía el pudin que Tomoe le había dado al sensei para que se lo diera a ella como postre. Los tres habían desayunado juntos. Tomoe sirvió café al educador y así misma para luego preguntarle qué es lo que traía a la academia.

—Bueno, hay un asunto en Kivo... Por cierto, ¿dónde está Marina?

—Está limpiando los retretes y pasillos de la academia.

—¡¿Todavía la tienes castigada por el accidente de hace 9 meses con la estatua?!

—Claro que no... —Dijo Cherino.

—La presidente Cherino es una mandataria benevolente.

—Está castigada por que de nuevo intentó hacer un golpe de estado para encubrir que se había acabado el último paquete de pudin.

Sin saber que decir, el sensei ignoró el tema y dijo que estaba ahí porque en las otras academias estudiantes estaban cayendo gravemente enfermas. Para evitar el pánico masivo, el tema se estaba tratando discretamente, por eso quiso ver con sus propios ojos cual era el estado de Red Winter. Tomoe dijo que no estaba enterada del tema y, que hasta donde sabia, no había nadie enfermo.

—Nadie se enferma si yo no se lo ordeno. —Dijo Cherino con orgullo.

El sensei preguntó si podía ir a ver por sí mismo que todas estuvieran bien. Fueron a ver a cada una de las estudiantes de la academia y aparte de las quejas por el intransigente y déspota mandato de Cherino, no había otra queja. Las chicas estaban bien. Durante el recorrido, el sensei continuaba con esa incomoda sensación. ¿Qué era lo que le molestaba? ¿Qué era lo que estaba mal? Fue distraído de esas preguntas por Tomoe quien no entendía cuál era el problema con que estuvieran débiles, pues el exceso de uso de la ExSkill podía causar eso. El consejero contó lo que Himari le había dicho a él.

—Comprendo... —Dijo Tomoe— y ¿solo las gangsters han sido la únicas afectadas?

—No. Según lo que me informaron, chicas con un cargo de vigilancia o defensa contra ellas han caído en ese mal estado también, pero el número es mucho menor

—Sensei, ¿sabe cómo funcionan nuestras armas?

—Son cargadas con balas y disparadas con la pólvora que trae la bala, ¿no?

—No exactamente. ¿Ha intentado levantar el arma de alguna de sus estudiantes?

—Pues ya que lo dices...

Tomoe puso su arma en las manos del sensei. El sensei casi se va de boca contra el piso. No esperaba que la Vernost, el rifle francotirador de Tomoe, fuera tan pesada. Estimaba que pesaba unos 7 kilos y medio u ocho. La segunda al mando de la academia dijo que el cuerpo de las ciudadanas de Kivotos era mucho más fuerte que la del sensei. No podían ser dañadas fácilmente por lo que sus armas y balas eran diseñadas para aprovechar la energía de los halos.

—¿Que esos halos no son la manifestación de su vida?

—Lo son y están hechas de energía pura...

—¿Lo están? —Preguntó el sensei tomando el halo de Tomoe viéndolo por todos los ángulos.

Ella dio un grito de susto al ver que el sensei lo había agarrado. Se lo quitó y le dijo que no lo volviera hacer.

—Los halos son enormemente más resistentes de lo que parecen, pero a quien no le asustaría ver que alguien toma lo que te mantiene con vida como si fuera un juguete.

—Lo siento... Aunque deberías saber que en mis manos siempre estaría a salvo.

Tomoe le sonrió.

—Me alegra escuchar eso, pero volviendo al tema... A lo que quería llegar es que, aunque todas poseemos un ExSKill, muchas requieren de una herramienta para poder usarlo y según tengo entendido las gangs carecen de armas con esas cualidades. Estas que nosotras tenemos son proporcionadas por la escuela y son caras...

—Por lo que las pandilleras deberían tener muy pocas... El que sea defecto de las armas o ellas abusando de su halo queda... —Otra vez esa sensación. El sensei volteo a ver.

—¿Pasa algo?

—Desde que llegué... He sentido que me vigilan... —La sensación se intensificaba— Es como si me miraran... —Podía sentir como era cubierto por el inquietante sentimiento— ...con mucha lascivia.

—Presidenta Cherino. Traigo a esta estudiante que ha estado acosando al sensei desde lejos.

—Eso lo explica todo.

Blue Archive - M.O.T.H.E.R. (Versión en Español) (Volumen 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora