La distancia entre tú y yo | LUMITY | •Adaptación•

19

Miro a Amelia con los ojos muy abiertos, y ella se muerde el labio.

-¡Aquí atrás, Hunter! -grita Lucia.

Me pongo de pie, preguntándome si debería interceptarlo antes de que llegue, pero YA es demasiado tarde. Hunter, con toda su gloria de pelo y labios bonitos, entra en el almacén y me dirige una amplia sonrisa.

-Pensaba que habías dicho que vendrias la semana pasada. Y en lugar de eso, vas y desapareces. - Cruza la habitación en tres pasos y me aplasta con un abrazo que huele colillas y caramelos de menta-. No pensaba que fueras una de esas chicas que salen corriendo después de un beso.

Dice eso último junto a mi oído, pero sé que todos lo han escuchado. A continuación, me da un beso en la mejilla.

No podría haber escogido un momento peor. Le doy unas palmadas forzadas en el hombro, y después me libero de su abrazo. El silencio se extiende por la habitación, y lanzo una mirada dudosa hacia Amity para ver cómo se lo está tomando todo. Tiene su expresión seria estandar.

-Oye -dice Lucia-. Amity acaba de decir que podemos utilizar su estudio para grabar algunos temas.

Hunter parece perdido, así que doy un paso a un lado y los presento.

-Hunter, esta es Amity. Amity, Hunter.

Amity extiende la mano y Hunter se la choca de lado.

-Què hay, chica -A continuación, examina atentamente a Amity, y después añade-: Yo te he visto en algún sitio.

-Ha estado en uno de nuestros conciertos -le explica Lucia.

-No, no es eso. ¿Eres alguna clase de productora musical?

Amity suelta una única risa.

-No. Soy amiga de Luz.

¿Ha enfatizado la palabra "amiga", o es que me estoy imaginando cosas?

Hunter me mira con la frente todavía arrugada, como si estuviera tratando de pensar. Pestañea con fuerza, y después dice:

-Nop. No tengo ni idea. Gracias por lo del estudio.

-No es nada.

Hunter se sienta junto a Amelia en el suelo y se reclina sobre un codo. Con el en el suelo y Amity sentada tensamente en el sofá, es como si estuvieran haciendo una demostración de opuestos en directo para mí. No puede haber dos personas más diferentes que Amity y Hunter, y lo más extraño es que, volviendo a ver a Hunter, me doy cuenta de que probablemente encaje mejor conmigo. ¿No es triste que ni siquiera sepa cuál es mi tipo? ¿No debería saber cuál es mi tipo? Vuelvo a sentarme en el sofá con lentitud.

No se qué decir para liberarme del silencio incómodo. ¿Pensara Amity que la he abandonado para quedar con otro tipo? Quiero decir que no sabía que Hunter fuera a venir, pero eso probablemente la haría sentir estúpida. En lugar de eso, opto por no decir nada y tomo otro bocado de pollo como excusa para no hablar.

-Ah -dice Amelia-. Mira lo que he encontrado esta semana.-Echa el puño hacia delante, la cadena del brazalete que lleva en la muñeca se balancea con el movimiento-. Diez dólares.

Todos nos inclinamos hacia delante, y Hunter pasa un dedo por la piedra azul.

-¿Te has gastado diez dólares en esto? No me parece comestible. Nosotros podríamos haber llenado el frigorífico con ese dinero. ¿A que si, Lucia?

-Amen, amigo -asiente ella-. Creo que ahora mismo solo tenemos un sobre de mostaza.

-Nop. Me la comí ayer -replica Hunter, y nos reímos.