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El señor Blight me observa durante treinta segundos completos, mirando desde mi corte de pelo, hecho hace un mes en casa, hasta mis Converse andrajosas. A continuación, me hace un pequeño asentimiento en señal de saludo. Noto que piensa que soy la ayudante del fotógrafo, y Amity quiere seguirle el juego, no voy a culparla.

La chica nos mira alternativamente a su padre y a mi. Si yo dudaba tanto a la hora de presentarle a mi madre, solo puedo imaginar cómo se siente presentándome a su padre. Mantengo la boca cerrada y sujeto la cámara con fuerza.

El señor Blight ve el portátil abierto que hay en una esquina. El fotógrafo, probablemente dándose cuenta de lo que eso significa, dice:

-Son las tomas sin editar, pero si lo desea, puede ver las que he hecho hasta el momento.

Amity se pone de pie.

-En cualquier caso, ya hemos terminado.

Camina hasta la habitación y, justo antes de llegar a la puerta, me mira y dice mi nombre, casi como si esperara que yo supiera que tenía que seguirla. Le lanzó una mirada de "¿Estas segura?", Y ella me tiende la mano. El corazón me da un vuelco, pero respiro hondo y camino hacia ella, aunque no soy lo bastante estúpida como para tomarle la mano. Simplemente pasó junto a ella y entró en la habitación. Amity me sigue y cierra la puerta.

Por alguna razón, estoy sin aliento

La ropa que vestía está pulcramente colgada sobre una silla en la esquina, y Amity camina hacia ella murmurando algo que no logro entender. Mientras se quita la chaqueta del traje y comienza desabotonarse la camisa que lleva debajo, un pensamiento me golpea: ¿Y si yo soy su señal, otro de los mensajes hacia su padre para mostrarle que no quiere ser parte de su mundo? ¿Y si soy un peón en su juego de rebelión? ¿Por eso ha comenzado a pasar el tiempo conmigo, una chica pobre? Eso sí que molestaría de verdad a su padre. Me doy la vuelta hacia la pared mientras se cambia.

Me quitó la cámara del cuello y recorro con el dedo el botón plateado de la parte superior.

-No te preocupes -dice-, no voy a cambiarme aquí. Iré al baño.

Pero cuando me doy la vuelta otra vez, pensando que es seguro, tiene la camisa desaboronada por completo. A pesar de que tiene la ropa sobre el brazo y se dirige al cuarto de baño adyacente, mi cara enrojece al ver su pecho cubierto solo por su sosten y su abdomen bien definido.

Incluso después de que la puerta se cierre, el corazón continúa latiendome a un ritmo acelerado. Decoro la habitación con lentitud, tratando de calmarme. Amity no va a tener ese efecto sobre mí. No voy a permitírselo.

Los muebles de la habitación y la ropa de cama son más bonitos que cualquier otra cosa de mi casa. Recorro con la mano el lujoso tejido. Cuando Amity sale del cuarto de baño, vestida, le pregunto:

-Oye, ¿Esta cámara es tuya o es del fotógrafo?

-Es mía.

-¿Crees que podrías prestarmela durante un par de días?

-Claro. ¿Para que?

-Tengo un fetiche con las muñecas de porcelana. He pensado que podría sacarles algunas fotos de buena calidad.

Niega con la cabeza.

-Vamos a probar otra vez. ¿Para qué?

-Me ha gustado la idea de la página web. A lo mejor ha llegado el momento de que nuestra tienda tenga una.

Tal vez podría salvarnos de la ruina financiera.

-Hum. esa no me aparece la mejor forma de demostrarle a tu madre que no tienes
ningún interés en la tienda.

La distancia entre tú y yo | LUMITY | •Adaptación•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora