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Pasó el resto del día observando a mi madre ir desde la pura felicidad a la furia, a las lágrimas, y después otra vez a la felicidad. Es como un ciclo completo, y al doctor no le gusta. Por la tarde nos echa a todos, a pesar de que había dicho que yo podía pasar la noche allí. Sin embargo, mi madre no se niega, así que imagino que probablemente necesita descansar.

-Pues ha ido bien -dice Santiago en el pasillo.

Vivían le lanza una mirada.

-Luz, nosotros vivimos a unas horas de aquí. ¿crees que podríamos quedarnos contigo mientras tu madre se recupera?

-Podemos buscar una habitación de hotel si es demasiado problema -añade Santiago con rapidez.

-Nuestra casa es muy pequeña... No sé si estaran muy cómodos allí. Seguro que están acostumbrados a cosas más grandes.

Santiago levanta las manos.

-Piensa qué somos unos consentidos, Viv. No podemos permitirlo.

-Calla -replica Vivían-. Estaremos bien en cualquier caso, cariño. ¿Que preferirías tu?

Yo preferiría que se quedaran en un hotel, pero sonaría muy maleducada, y tal vez esté bien tener un poco de compañía.

-Pueden quedarse conmigo, no pasa nada.

Mientras caminamos hacia el aparcamiento, Santiago se aclara la garganta.

-Conque Amity Blight, ¿Eh? Es demasiado guapa para mí gusto, pero es de buena familia.

-Tu gusto no es lo que importa, gracias a Dios -interviene Vivían-. Parece una buena chica.

-No estamos juntas.

-Ah. Lo habíamos supuesto por lo de anoche.

-Pasaron algunas cosas. Da igual.

Entonces, ¿Esto es lo que pasa cuando tienes abuelos? ¿Más gente que te da consejos sobre citas?

Vivían me rodea con un brazo.

-No quería decírtelo, pero también es demasiado guapa para mí, cariño.

Mi faceta de defender a Amity a toda costa salta automáticamente.

-En cuanto la conoces es... -Me detengo. Ya no necesito seguir defendiendo a Amity.

Vivian me da un apretón en el hombro.

-Han sido veinticuatro horas muy largas, ¿Verdad?

-Si.

~~ • ~~ • ~~

Me doy cuenta de que creen que el apartamento es pequeño sobre todo cuando Santiago abre la puerta del armario del pasillo pensando que conduce a otra parte de la casa y tiene que detenerse en seco.

-Es espacio suficiente para los dos, y ya saben que tenemos toda la tienda del piso de abajo, así que si nos sentimos demasiado apretados aquí, siempre tenemos espacio para ponernos cómodos.

Todavía no la conozco suficiente, pero me da la impresión de que Vivían se siente culpable por nuestro modo de vida. Sin embargo, lo que he dicho iba en serio: claro que nuestra casa es pequeña, sobre todo en comparación con lo que otros tienen, pero mientras crecía nunca me sentí privada de nada. Siempre fui feliz. Parece que sólo recientemente he comenzado a ver todo lo que no tengo.

Vivian insiste en ir a comprar, y vuelve a casa con más comida de la que podríamos comer en un mes. Se pone en marcha buscando un sitio para todo lo que ha comprado junto con Luca, que tiene un aspecto melancólico. Entonces comienzan las preguntas que tanto me temia.

-Asi qué estás en el último curso, ¿Verdad?

Asiento con la cabeza.

-¿Y qué vas a estudiar el curso que viene? -pregunta Santiago con un tono inocente mientras lee la etiqueta de una lata de maíz que ha comprado Vivian. Es evidente que está tratando de evitar el contacto visual, porque, ¿Qué más puede haber en una lata de maíz aparte de maíz? ¿Sabe de algún modo que este tema es delicado para mí?

-No estoy... -Quiero decir que no estoy segura, pero no puedo. Y no es porque me avergüence admitirlo, ni porque necesite ayudar en la tienda. después de haber descubierto todas las cajas vacías en la parte de atrás, me doy cuenta de que en realidad no he servido de gran ayuda. Mi madre tiene que averiguar qué es lo que necesita la tienda, y que yo me quede revoloteando por ahí no va a ayudar. Necesito avanzar-. Voy a estudiar ciencias. Todavía no sé dónde.

-¿Qué vas a hacer con la carrera de ciencias? ¿Te interesa la medicina?

-No, creo que prefiero la criminología. Pero todavía no lo sé seguro.

-Es un gran campo para trabajar después; podrás ir en muchas direcciones desde allí. En realidad, las opciones son ilimitadas.

Asiento con la cabeza.

-Si, lo son.

Suena el teléfono y lo descuelgo con rapidez, pensando que podría ser mi madre o el doctor, pero es otro hombre.

-¿Esta Camila?

-No, no está. ¿Quiere dejar algún mensaje?

-¿Puedes decirle que ha llamado Royal?

-Royal. No. O sea, sí que puedo, pero está en el hospital.

Suelta una risa burlona que me pilla con la guardia baja.

-¿Esa es su excusa esta vez?

-¿Que?

-Mira, dile a tu madre que si paga las facturas dejaré de llamarla.

-¿Es usted un recaudador?

Santiago me mira.

-Dile que me llame -continua Royal.

Santiago me hace un gesto para que le entregue el teléfono así que se lo doy. Sale por la puerta trasera y la sierra seguido de Luca que, según veo en la mueca que tiene en su cara, si las cosas se salen de control el estará listo para insultarlo. Es agradable tener apoyo.

La distancia entre tú y yo | LUMITY | •Adaptación•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora