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Probablemente no debería haber comprado la revista: ya estoy lo bastante irritada con Amity. Pero lo he hecho, y ahora estoy sentada en el sofá de mi salón, sola mientras espero a que regrese mi madre, leyendo el mismo artículo cutre otra vez. Lo único que dice es que la semana pasada vieron a la "Princesa de los Hoteles" en Nueva York, supervisando la reapertura de uno de los hoteles de la familia.

No es de extrañar que estuviera confusa porque yo no supiera cuál es el negocio de su familia cuando nos conocimos. Probablemente pensara que estaba fingiendo no saber quién era, pero la culpa era de no tener servicio de televisión por cable. Puede que no supiera quién era con exactitud, pero siempre supe que era alguien importante. Un artículo que me recuerde ese hecho no cambia nada. Arrugó la delgada revista y la lanzó contra el televisor encendido. Dos segundos después, mi madre entra por la puerta principal.

-Hola -dice cuando me ve en el sofá.

-Si qué ha durado la cita con el médico.

Sería demasiado obvia si fuera a recoger la revista, así que la dejó allí tirada y espero que no se fije en ella.

-Lo siento. He ido a hacer unos recados al terminar.

Señaló por encima del hombro.

-Te he hecho un sándwich. Está en el frigorífico. -La luz cambia cuando empiezan los anuncios de la televisión, y me fijo en que los ojos de mi madre están rojos. Me siento y me giro hacía ella-. ¿Te encuentras bien?

-Claro. Sólo estoy cansada.

Desaparece al entrar en la cocina, que se encuentra separada de donde estoy solo por una pared.

-¿De verdad?

-Si. Estoy bien. -Recupero la revista y me la meto en el bolsillo. Mi madre hace algo de ruido en la cocina, y después grita-: ¿Te lo has pasado bien?

Recorro los cuatro pasos y medio que me separan el televisor para apagarlo, y después espero a que mi madre se una a mi en el sofá.

-Si. Hemos ido a casa de Amelia para cavar una tumba. Ha sido genial.

-Eso suena bien. Deberías haberle dicho a tu amiga que entrara. Me habría gustado conocerla.

No, no te habría gustado. Habrías odiado conocerla.

-Tiene fobia a las muñecas. Alguna clase de trauma de la infancia.

-¿De verdad?

-Pues claro que no, mamá.

-Eres muy graciosa, Luz.

-Se te empieza a dar bien el sarcasmo.

Ella se ríe.

-Entonces...¿Es tu amiga o tu novia?

-Solo somos amigas.

¿Y acaso seguimos siendolo ahora?

-Bueno, pues sí eso es todo lo que buscas, será mejor que tengas cuidado, porque ya sabes que hay una diferencia entre una amiga y una novia.

Pongo los ojos en blanco con una sonrisa.

-Si, si.

-Simplemente pon un poco de espacio -dice-. No vayas por ahí rompiendo corazones.

-Eres como Sócrates, mamá.

-Si, ¿Verdad? -oigo que abre un armario y después lo cierra, y me preparo para que se se siente junto a mi en el sofá, pero entonces dice-: Gracias por el sándwich, cariño. Me lo comeré mañana, ya he comido antes de venir.

-Vale.

-Siento llegar y no quedarme contigo, pero me voy ya a la cama.

-¿A las ocho?

La distancia entre tú y yo | LUMITY | •Adaptación•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora