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-¿Tu hotel? Estoy bastante segura de que no quiero ser limpiadora cuando sea mayor -le digo a Amity mientras recorre el aparcamiento.

-Aunque quisieras, no creo que pudieras. Es un trabajo duro.

Me dispongo a responder algo sarcástico, pero me sorprende demasiado su comentario como para pensar en nada. Aparca el coche en la parte delantera y se baja, y yo la sigo.

-Esto no tiene nada que ver con el hotel, salvo por el hecho de que servirá como telón de fondo.

-¿En plan "redrum"? -preguntó con voz cavernosa.

-¿Qué?

¿Es que no has visto El Resplandor?

-No

-¿Jack Nicholson? ¿Volviéndose loco poco a poco?

-No.

-Probablemente sea una buena idea, teniendo en cuenta que tu familia tiene tantos hoteles. No te lo recomendaría. Es una película de terror que pasa en un hotel. Da. Mucho. Miedo.

-¿Y qué es eso de "redrum"?

-Es "murder", "asesinato" en inglés, pero escrito al revés. -Termino con tres sonidos de advertencia-: Dum, Dum, Dum.

Vuelve a dirigirme una de esas miradas suyas como preguntándome si estoy hablando en serio.

-Suena terrorífico.

-Lo es. Tienes que ver esa película. Me da igual si por su culpa no puedes volver a poner un pie en un hotel nunca más. Tienes que verla.

Lanza las llaves del coche a un auxiliar que hay junto a la entrada y después abre la puerta. El vestíbulo es espléndido. Muebles de lujo, grandes plantas, baldosas relucientes y...más grande que todo mi apartamento. La gente de la recepción sonríe cuando pasamos junto a ellos.

-Buenos tardes, señorita Blight.

Ella asiente levemente y me conduce por el pasillo colocando una mano sobre la parte inferior de mi espalda. Me recorre un escalofrío. Llegamos hasta un ascensor de puertas dobles doradas, y Amity presiona el botón de subir, quitando la mano de mi espalda. Dentro hay un ascensorista de verdad, con una chaqueta azul de grandes botones dorados. Nos dice "hola", y yo lo saludo con la mano. A continuación, presiona el botón que hay junto al número veinte y el ascensor comienza a subir y subir hasta que finalmente se detiene con un tintineo.

El pasillo al que salimos es ancho, y conduce a una única puerta. No tengo ni idea de que puede haber detrás de la puerta de lo que obviamente es una suite que podría tener algo que ver con descubrir lo que quiero hacer para ganarme la vida.

Sin embargo, Amity parece emocionada cuando gira el picaporte y abre la puerta. Me siento abrumada por el caos y el ruido. Un par de tipos están montando unos focos blancos, y unas mujeres disponen cojines sobre el sofá. Hay un hombre con una cámara grande colgando del cuello que camina por ahí, analizando los diferentes escenarios. de vez en cuando saca una cosa negra con aspecto de palo y presiona un botón.

-¿Qué estamos haciendo aquí? -le pregunto a Amity.

-Es una sesión de fotos. Mi padre quiere que se hagan fotos nuevas de la habitación para la página web, así que me ha enviado aquí para supervisarlo. -Camina hasta una cómoda grande que hay contra una pared, saca una cámara de su funda y  le pone una lente-. Vas a ser la sombra del fotógrafo. Será como si fuera su aprendiz.

-¿Le has advertido de que una chica que no sabe nada de fotografía va a interponerse en su camino durante todo el día?

-Pues si. -Se coloca frente a mí, me pasa la correa de la cámara por la cabeza, y después me arregla un poco el pelo. Intento no suspirar. Huele a jabón caro y detergente de lavandería-. Se sintió halagado porque alguien quisiera aprender de él.

-Si tú lo dices...

Su teléfono móvil suena, y Amity se girá para responder.

-¿Como que donde estoy? -Su vos se ha vuelto dura y fría-. Si, estoy en la sesión de fotos. Aquí es donde me has pedido que este... Si, bueno, pues hoy he decidido... Vale... Si... No, esta noche tengo otros planes. Esta bien.

Cuelga sin decir adiós.

Yo levantó las cejas y miro su teléfono.

- Mi padre.

Se encoge de hombros, como si la frialdad por teléfono no fuera más que una actuación.

-Señorita Blight -la llama el fotógrafo-. Si ya está preparada, podemos comenzar.

-Tan sólo déjame que me cambié.

¿Qué se cambie?

Mientras no está, el fotógrafo me llama y me enseña unas cuantas funciones básicas de la cámara, Y también cómo y cuándo disparar. Amity regresa con un traje que le queda de maravilla. Llevar traje, junto al hecho de que tiene su cabello recogido, la hace parecer mucho más mayor. Toma una revista de la mesa y se sienta en el sofá. De verdad, nunca había visto a nadie a quien le sentara también el traje. El fotógrafo dispara unas cuantas veces y después comienza a dirigirla. Tras sacar como una docena de fotos, se dirige hacia mí.

-¿Por qué no pruebas a hacer unas cuentas mientras yo preparo la siguiente escena?

Y entonces se dirige hacia la cocina (la habitación del hotel tiene cocina) y comienza a cambiar las cosas de sitio.

-No me habías dicho que tú eras la modelo.

-¿No te dije que mi padre quiere convertirme en la cara de negocio? -dice, y baja la mirada. Por primera vez desde que la conozco, veo que se ruboriza-. Me da vergüenza, Pero ha descubierto que a la gente le gustan más las fotos con vida en ellas.

-Entonces, ¿Estas fotos saldrán en folletos y esas cosas?

-Saldran sobretodo en nuestra página web, pero sí, también en folletos.

Una página web. ¿Porque no tenemos una página web para la tienda de muñecas? Sonrío y me llevo la cámara los ojos.

-De acuerdo, bombón. A posar.

Mirar a Amity a través de la lente de una cámara es muy gratificante, porque puedo hacerlo sin preocuparme de mirarla fijamente. A medida que avanza el día, aprendo a utilizar el zoom para enfocar su sonrisa o sus ojos. Su piel es increíble. Su pelo tiene la cantidad perfecta de cuerpo y brillo.

Tengo la portunidad de preparar unas cuantas tomas, así que juego con la luz que entra por las ventanas. Primero lo sobreexpongo, bañando su cara de luz. Y a continuación revierto el efecto y lo iluminó desde atrás, de forma que sea como una sombra oscura, todo contornos y curvas. Hago unas cuantas con el océano de fondo; la habitación del hotel tiene unas vistas perfectas.

-Sueltate un poco, Amity -digo en un momento dado.

-¿Qué? Estoy suelta.

-Estas demasiado formal en estas fotos. Se supone que estás de vacaciones ¿Verdad? Actúa como si fuera así.

-Llevo traje. En realidad, probablemente esté en una reunión de trabajo o algo parecido.

-¿Una reunión de trabajo para empleados estirados?

-¡Oye!

Se ríe, y tanto el fotógrafo de verdad como yo sacamos más fotos.

Justo cuando pienso que el fotógrafo y obtenido todas las fotos que podría necesitar (y más), la puerta de la habitación se abre y entra un apuesto hombre de mediana edad. No necesito que Amity maldiga entre dientes para saber qué se trata de su padre, pues el parecido es evidente. Los dos tienen los ojos dorados, el cabello castaño y los labios delgados. Y los dos caminan exactamente de la misma manera: como si fueran los dueños del mundo. El hombre examina la habitación y se detiene en mi.

La distancia entre tú y yo | LUMITY | •Adaptación•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora