Capitulo 37

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Me siento en el piso y empiezo a ver a todas esas chicas bailar, el pensamiento de Darla no está.

Cada movimiento que hacen con las manos, o con los pies, me llama mucho la atención, y mi cuerpo quiere bailar, la sensación tan linda que siento.

Ya han repasado los pasos unas 4 veces, y siento que ya me los aprendí, me levanto y ahí mismo empiezo a bailar cuando la instructora da la orden, y efectivamente me los aprendí con tan solo ver, algunas muchachas se dan cuenta de lo que estoy haciendo y empiezan a murmurar.

—Lo hace bien.

—¿Quién será?

—Se mueve excelente.

Sigo bailando, y no me doy cuenta de que la instructora está enfrente de mí.

—Lo haces muy bien, un poco de práctica y listo, dice ella mirándome.

Un poco apenada dejo de bailar.

—Muchas gracias.

—¿Quieres ser una de nosotras? —Pregunta ella mirando a las demás chicas y luego a mí.

Asiento con mucha emoción.

—Está bien, si quieres comenzamos ahorita mismo.

—Si me gusta la idea— digo muy emocionada.

—Vamos empecemos, todas a sus lugares. Y 1 2 y 3 y 4 y 1 y 2 y 3 4, vamos con más ganas.

Empiezo a Bailar y me gusta la sensación que tengo, ni siquiera sabía que era buena bailando.

Atrévete hacer cosas, que nunca pensaste que harías, tal vez seas demasiado bueno en algo y no te has dado cuenta.

La emoción que sentí, y cada paso de baile, era como si yo hubiera nacido para esto.

Mi cuerpo estaba superconectado con la música.

La instructora animando me daban muchas más ganas de seguir bailando, no quería parar.

—Descansen chicas, ordena la maestra.

Y todas nos sentamos en el suelo, era mi primera vez en una clase de baile, y estaba cansada, y agitada.

—¿Hey, quieres un poco? Se me acerca una chica peli roja y estira su termo de agua.

Lo tomo y empiezo a beber, ella se sienta a mi lado.

—Muchas gracias—Digo.

—No hay de que, un gusto mi nombre es Jhoana.

—Él gustó es mío soy Estefany.

Comenzamos hablar, y la chica me contó que tiene 20 años, no estudia, porque no puede pagar su carrera y que le encanta bailar desde que tenía 10 años, ha ido de academia en academia, y se ha caracterizado por tener un buen desempeño en el baile.

—Vivo sola, y trabajo en una tienda de ropa—Dice ella.

Seguimos hablando y me contó muchas más cosas, ella me inspiró confianza y le conté el porqué había yo terminando allí dentro.

—No te rindas, si la amas no te rindas.

—Es que ella ya no quiere estar conmigo—Digo en un murmullo.

—Pero intenta, no te rindas, ya sabes no dejes para después las cosas, por qué después, puede que no haya un después.

Seguimos hablando, y practicando, no me había dado cuenta hasta que miro un letrero, y el nombre de la academia es.

Pink dance.

¿Danza rosada? Me pregunto a mi misma.

Que nombre tan gracioso.

Se acabó la práctica ella me pasó su número, nos despedimos y cada una empezó a caminar por su lado.

Si esto me hace feliz, debo quedarme aquí.

Voy caminando y Nuevamente los pensamientos de Darla regresan a mi mente, y todas sus palabras me invaden lentamente dejo derramar algunas lágrimas, aún no logro entender por qué su actitud conmigo, quiero buscarla y quiero poder abrazarla.

Luego de caminar llego a casa, y mis padres no están en la sala, entro al cuarto me acuesto en la cama e intento olvidar aunque sea un poco lo que pasa con Darla, la extraño, La extraño demasiado.

No me duermo, y por más que intento no puedo.

Pongo música y empiezo a bailar, dancing de sam Smith.

Amo esta canción, Dios mi cuerpo empieza a moverse al ritmo de la música, me gusta eso.

Talentos ocultos en los que no sabía que era muy buena.

Sigo bailando y me monto en la cama empiezo a saltar, y gritar, cantando tan fuerte.

La música está en aleatorio, y mis emociones cambian de repente debido a ello.

Lo importante Es que el pensamiento de Darla ya no está.

Sigo bailando y mis padres entran al cuarto, al verme bailar se quedan perplejos, pero no dicen nada.

Estefan se sube a la cama conmigo y también empieza a bailar, mi madre solo nos ve, pero no dice nada.

Luego ella se sube a la cama y también empieza a bailar, por un momento sentimos que se caería y nos bajamos, estábamos ahora bailando canciones de Rock, y mi padre está haciendo como si tuviera una guitarra, mi madre sacude su cabello de adelante a tras y yo solamente los veo.

¡Vaya! Con que así es tener un momento en familia.

Me hace muy feliz ver qué ellos están arreglando sus diferencias, están intentando al menos y eso es lo que cuenta, me siento muy feliz al darme cuenta de eso.

—¡No te quedes quieta, baila hija! —Dice mi madre.

Y yo empiezo a bailar.

Ellos están muy juntos y eso me hace tan pero tan feliz.

Ojalá puedan reconstruir, lo que hace tiempo dañaron.

La Historia Que Nunca Tuvimos [ Borrador ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora