Capítulo 7

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En la tarde, Lan XiChen se dirigió a la habitación donde se encontraba Jiang Cheng y tocó la puerta. Cuando escuchó un "adelante" del otro lado, entró a pasos lentos.

Dentro se encontró con una escena bastante extraña, A-Yang jugaba en el costado de la habitación con la campana de claridad de Jiang WanYin, éste último tenía los ojos cerrados, estaba sentado con las piernas cruzadas mientras tenía la mano derecha en la frente y la izquierda en la rodilla moviendo sus dedos con impaciencia, como soportando con esfuerzo que otro tomara su reliquia familiar como juguete. La imagen le generó algo de ternura y gracia, evitó sonreír para no ofender a su contrario.

— Jiang WanYin, podemos ir al mercado ahora si lo deseas.

El nombrado abrió los ojos y asintió hacia el de túnicas blancas antes de levantarse en dirección al niño.

— A-Yang, devuelve mi campana de claridad, iremos al mercado.

— Pero, Jiang Gege, su campana es muy bonita, ¿no puedo quedármela un rato más? — protestó el menor mientras hacía un puchero manteniendo la campana junto a su pecho.

— A-Yang, devuélvele a WanYin su campana. Uno debe hacer caso a sus mayores. — dijo enunciando una de sus muy conocidas reglas.

A-Yang al ver que el Hermano mayor Lan hablaba de manera seria le devolvió la campana al Jiang y cambió su actitud a una más risueña mientras agarraba en su mano el juguete con figura de gato que había visto en el piso.

— Está bien Lan Gege, ¡ahora podemos ir al mercado!

Jiang Cheng  había notado que el niño estaba con el pelo desordenado, frunció un poco el ceño.

— Iremos al mercado luego de atarte el cabello, nadie puede salir a la calle de esa forma.

Negó un poco con la cabeza mostrando su faceta estricta, Jiang Cheng llevó al niño de la mano detrás de la pantalla de privacidad que separaba la cama y la sala donde recibía el almuerzo o cena. Agarró el peine dispuesto para él y lo pasó por sus cabellos, haciéndole un peinado simple pero aceptable.

Salió con el niño de la mano y le hizo una señal al Lan para que lo siguiera.

El de túnicas blancas no tardó en seguir al par de buen humor, notando que el niño mantenía su juguete con forma de gato en la mano.

Caminaron rumbo al mercado, que estaba un poco más adentro del pueblo que la posada. En el transcurso A-Yang se cansó de caminar y Lan XiChen se ofreció a llevarlo en brazo; luego de recibir una aceptación de parte del otro líder de secta, levantó al niño con un sólo brazo. Al pasar por algunas tiendas podían ver que era un pueblo despierto, había mucha gente recorriendo el mercado.

Jiang Cheng consultaba en diferentes puestos y veía diversos adornos, ninguno lo convencía. A-Yang se quedó mirando un juguete con forma de perro que le había llamado la atención, pero al no querer molestar no pidió nada. Todavía tenía su juguete de gato en la mano, se quedó contemplándolo.

— A-Yang, ¿te gusta algún juguete? Si quieres, puedo comprar uno para ti. — sugirió el Primer Jade, que había notado el anhelo brillando en los ojos del niño que se mantuvo callado pese a que se notaba que le gustaba mucho un juguete de los que había visto.

El menor asintió con la cabeza suavemente mientras sus ojos brillaban esta vez con expectación, de repente comportándose tímido. Lan XiChen avanzó hasta la tienda luego de comentarle a WanYin que iría a comprar algo para A-Yang.

Con el niño aún en uno de sus brazos, se acercó al puesto de juguetes.

— Buenas tardes, ¿desea juguetes para su hijo? — comentó de manera alegre el vendedor, notando que el cliente era alguien pudiente por el color prístino de sus túnicas.

El nuevo discípulo de Muelle de LotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora